Era la crónica de una muerte anunciada. Todo el mundo daba por hecho que habría elecciones anticipadas en Extremadura desde que Guardiola alcanzó el poder gracias a la extrema derecha. Tanto es así, que yo me he ganado una comida. Aposté a que el gobierno de PP y Vox no duraba ni un suspiro y que la legislatura no llegaba a los 4 años. Ni un milímetro se ha salido la señora Guardiola de mis pronósticos. A este paso, me hago pitonisa
Bromas aparte, me aventuro, sin ningún tipo de dudas, a pronosticar que esta huida hacia delante le va a salir bastante mal a la señora Guardiola. Sabe perfectamente que las cartas están echadas y que está siendo sacrificada por su líder nacional. Supongo que ya tiene atado, y bien atado con Feijóo, algún puesto o posición privilegiada cuando las urnas arrojen los únicos dos escenarios posibles para ella: o pierde las elecciones o las gana, pero para depender de una extrema derecha más fuerte y crecidita. En los dos casos, tiene que hacer las maletas e irse.
Guardiola lo sabe. Sabe que está poniendo al servicio de Feijóo su presidencia. Sabe que puede perder la Junta de Extremadura por seguir la estrategia de su líder nacional. Sabe que si la conserva, lo hará gracias a aquellos con los que juró que no gobernaría ni muerta. Sabe que está en un callejón sin salida.
Lo peor de todo esto no es solo que haya sacrificado la Junta al servicio de la estrategia de Feijóo, lo peor de todo es que está dispuesta a sacrificar nuestra región por medrar y escalar dentro del Partido Popular. La única lealtad que conoce Guardiola es la de sus siglas. Nada más. Extremadura es solo un peón más que utilizar para intentar poner en jaque a Pedro Sánchez.
Por el camino, en estos dos años de pleitesía al PP, nuestra región es un lugar peor. Un lugar donde prima más el dinero que se tiene en el bolsillo (o más bien en el banco) que el interés general. Un lugar donde se deterioran a propósito los servicios públicos para que las empresas amigas, hagan beneficios. Un lugar donde se retrocede en valores y principios democráticos para reescribir la historia.
Un lugar donde se pone alfombras rojas a las grandes eléctricas y multinacionales especuladoras, regalándoles, incluso, lo que es de todos. Un lugar donde el diálogo, el consenso y el respeto han dejado paso a la soberbia, la inquina y la mentira.
Yo, como muchos de ustedes, no me reconozco en esa Extremadura a la que las derechas nos arrojan. Yo, como muchos de ustedes, me rebelo contra ese futuro insensato e indecente al que nos quieren hacer llegar a base de medias verdades y falsas promesas. Yo, como muchos de ustedes, creo que Extremadura no se merece seguir sufriendo a la peor presidenta de la historia de esta región.
Por eso, el adelanto electoral es una oportunidad. Una para decir basta. Para luchar por esta tierra. Para defenderla de una vez por todas de tanto expolio y saqueo. Una oportunidad para cambiar el rumbo. Nuestro rumbo.
Y para ello, Unidas por Extremadura es más necesaria que nunca. Es la única opción política capaz de hacer frente a las derechas. Capaz de pelear con uñas y dientes por el futuro que merece esta región.
Es nuestro momento. Vamos a ganar Extremadura.