La Justicia declara nula la absolución del anciano de 83 años que mató al ladrón que asaltó su casa en Mallorca

Esther Ballesteros

Mallorca —

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El Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJIB) ha declarado nula la absolución de Pau Rigo, el jubilado de 83 años que hace en septiembre del año pasado fue declarado culpable de matar con su escopeta a uno de los ladrones que asaltó su domicilio en Porreres (Mallorca) en febrero de 2018, una resolución que desató la controversia y reabrió el debate acerca de la legítima defensa. Tres meses después, la Justicia anuló el veredicto de culpabilidad por errores en su planteamiento y exoneró finalmente al anciano al considerar que no había prueba suficiente que indicase que el acusado tenía “ánimo de causar la muerte” del atracador. Sin embargo, el TSJIB, a petición de la Fiscalía, acaba de ordenar la repetición del juicio.

La Sala de lo Civil y Penal de la máxima instancia judicial de las islas considera que se han infringido normas esenciales causantes de indefensión en relación con el veredicto así como en relación a las mayorías necesarias para su obtención. De acuerdo con la nueva resolución dictada por el TSJIB, la vista deberá celebrarse con otro jurado popular y distinta magistrada o magistrado presidente. El juicio contra Rigo y tres de los cuatro asaltantes deberá ser llevado a cabo íntegramente con todos los procesados, “sin que quepa hacerlo parcialmente conservando la condena de los acusados por robo, dado que los hechos enjuiciados no resultan escindibles”, señalan los magistrados.

La defensa del propietario de la vivienda defendió que no debía admitirse a trámite el recurso de apelación del Ministerio Público y reclamaba confirmar la sentencia absolutoria. Con todo, la nueva decisión no es firme, dado que cabe interponer contra ella recurso de apelación.

En concreto, la jueza anuló el dictamen de culpabilidad y decretó que el juicio se celebrase de nuevo, si bien el letrado de Rigo se opuso a ello al entender que sólo cabía emitir una sentencia absolutoria para el anciano. Argumentaba para ello que en su veredicto el jurado descartó por unanimidad que Rigo hubiera disparado con intención de causar la muerte al ladrón. El problema radicaba en que, en otro punto posterior del veredicto, los miembros del tribunal apoyaron por cinco votos frente a cuatro --lo cual no es suficiente para un hecho desfavorable-- que Rigo era culpable de matar al ladrón “estando sometido a una amenaza, real, seria e inminente que produjo una afectación grave de su entendimiento y una deficitaria dominación de su voluntad”.

“Si no se alcanzó el número de votos necesarios para la declaración de culpabilidad del acusado Pau Rigo, la consecuencia no puede ser otra que el dictado de una sentencia absolutoria con todos los pronunciamientos favorables para mi patrocinado”, razonaba en su recurso, que finalmente fue admitido.

El anciano defiende que actuó en defensa propia

Además de la amplia repercusión generada, el resultado del juicio levantó la polvareda acerca de si en este caso se produjo o no una reacción proporcionada por parte del jubilado. En su declaración en el juicio, el dueño de la vivienda alegó que actuó en defensa propia y la de su mujer ante el miedo y el temor que sintió por estar viviendo un segundo robo en menos de tres meses. El primero había sido llevado a cabo por individuos con la cara tapada que se llevaron 30.000 euros. Dos de ellos eran los mismos que los del asalto posterior.

En concreto, los hechos se remontan a la mañana del 24 de febrero de 2018, cuando los hermanos Fredy y Mauricio E. –el ladrón fallecido–, animados por Pep S. y Marcos R., también acusados, asaltaron la casa del anciano, a las afueras de Porreres, para robar el dinero de la vivienda. Los dos hermanos accedieron a la finca con pasamontañas para evitar ser reconocidos, unos guantes y dos patas de cabra con las que abrir la caja fuerte. Cuando el anciano salía a pasear –supuestamente, sabían que lo hacía habitualmente– lo abordaron por la espalda y le exigieron el dinero.

Versiones contrapuestas

Las versiones de las partes difirieron, sin embargo, en cuanto a las supuestas agresividad y violencia empleadas para exigir el botín. La defensa del anciano aseguró en la vista oral que le pusieron en el cuello un cuchillo de grandes dimensiones, extremo que negaron los abogados de los acusados, y que la violencia fue in crescendo mientras le pedían más y más dinero. La Fiscalía, por su parte, sostenía que lo agarraron por la espalda y le taparon la boca para que no gritara, mientras que, dentro de la casa, habrían empujado a su mujer, haciéndola caer.

Después de que los dos hermanos bajaran al sótano, se apoderasen de un total de 15.000 euros repartidos en mochilas y volvieran a subir, el anciano cogió una escopeta de caza y disparó en el abdomen a Mauricio. En este punto, las versiones volvían a chocar. El anciano asegura que les conminó a que se marcharan y que ellos, en lugar de hacerlo, se abalanzaron sobre él, momento en el que disparó. En cambio, la Fiscalía y los otros acusados dicen que esperó el regreso de los ladrones en el salón y, cuando pretendían salir con el dinero, disparó. Tras ello, Fredy E. se abalanzó sobre el autor del disparo y le golpeó con una pata de cabra para luego cargar con su hermano a la espalda y huir con el dinero.