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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Avance The Order: 1886, conquistando a golpe de poderío técnico

A estas alturas ya todos sabemos de qué va más o menos The Order: 1886 por aquello de ser, desde que se mostrara al mundo por primera vez en el E3 de 2013 para dejarnos a todos sencillamente anonadados por lo impactante de su ambientación y su apartado visual, uno de los títulos exclusivos más potentes de entre los que están por llegar a Playstation 4. Y dado que aterrizará en las tiendas el próximo 20 de febrero, cada vez se van resolviendo más y más incógnitas en torno a lo que finalmente será capaz de ofrecer esta superproducción de Sony y Ready at Dawn.

Como breve introducción a este avance que realizamos tras meterle mano a la demostración jugable que circuló por la Playstation Experience del pasado fin de semana, decir que nos situará en la Londres victoriana, una época y localización histórica que parece estar poniéndose muy de moda si tenemos en cuenta que otros títulos como Bloodborne o el recién filtrado Assassin’s Creed Victory también apostarán por ella.

Y lo hará poniéndonos en la piel de Sir Galahad, un apuesto y entregado caballero de La Orden. Sí, La Orden con mayúsculas, puesto que hablamos de aquella tan famosa que tenía una mesa redonda siendo presidida por un tal Arturo. ¿Y cómo es posible que una orden medieval y sus propios integrantes perduren hasta finales del siglo XIX? Fácil, por su atractiva mezcla de ficción y realidad, dando cabida a tenebrosas criaturas a las que tendremos que dar caza mientras tratamos de mantener a flote el futuro de una de las urbes más importantes del mundo.

Inmersión cinematográfica.

Ya probamos The Order: 1886 a mediados de octubre con motivo de la Madrid Games Week, y sí, esta producción interna de Sony nos cautivó por su ritmo trepidante, lo cuidado de su acción y, por encima de todo, por ese apartado gráfico capaz de ofrecer uno de los mayores espectáculos visuales que estos ojos han tenido ocasión de presenciar. Pero siendo sinceros a nivel jugable nos dejó ciertas dudas, dado que lo poco que pudimos probar se centraba en un enfrentamiento contra diferentes enemigos en un entorno cerrado. ¿Qué ocurrirá entonces con The Order? ¿Se quedará en propuesta de acción genérica de esas de ‘avanza por un pasillo y mata a todo lo que se mueva’?

Creemos (o al menos esperamos) que no sea así. Y ciertamente la nueva demostración a la que hemos tenido acceso parece darnos ciertas esperanzas en dicho sentido dado que nos ofrece algo más de tiempo para degustar lo que puede dar de sí este juego. Empezamos en lo alto de un dirigible sobrevolando Londres, en lo que ya de buenas es un deleite para la vista, y pronto, tras recibir las pertinentes indicaciones, comenzamos el descenso vía rápel hasta colarnos en su interior.

Casi sobra decir que The Order nunca ha escondido su pretensión de acercarse al cine, a lo que una buena película de fantasía podría llegar a ofrecer de ser interactiva. Y eso se nota en cuanto nos ponemos a los mandos, dado que las diferentes escenas se insertan en la jugabilidad de forma limpia, casi quirúrgica. No notaremos tiempos de carga, cortes bruscos o momentos que sencillamente no cuadren, si no que todo el desarrollo resulta orgánico y medido, velando siempre por mantener el ritmo justo que sus responsables buscan ofrecer.

Tal es así que sentiremos estar haciendo aquello que tantas veces soñamos de niños, cuando la tecnología no daba más de sí: tomar el control absoluto de una cinemática, como si el juego entero fuera esa escena que nunca queremos que termine. La iluminación, las físicas, lo cuidado de sus texturas, los efectos de partículas, el apartado sonoro… todo lo que tiene que ver con lo técnico, con lo audiovisual, alcanza un nivel sencillamente impensable para la gran mayoría de las superproducciones actuales.

De esta forma la inmersión aumenta exponencialmente, casi hasta el punto de hacernos olvidar que quizás las secciones de infiltración de las que hace gala el juego podrían estar bastante más pulidas. Otra cosa que The Order no ha tratado nunca de esconder es su comentada linealidad, algo que de lo que tratan de alejarse la gran mayoría de los juegos actuales. Y para evitar que la falta de opciones no duela al jugador actual, sus responsables han apostado por ofrecer ese ritmo medido que comentábamos más arriba, permitiendo que la tensión se mantenga a un buen nivel.

En las fases de infiltración, pese a las limitaciones dadas por un diseño de escenarios muy cerrado, podremos optar por evitar a los enemigos o bien acabar con ellos desde su espalda ejecutando una acción en el momento preciso. Es decir, las típicas ejecuciones contarán con un timing determinado, que de no ser respetado dará como resultado nuestra muerte segura. Y no, no mola tener que volver a empezar cierta zona por no haber pulsado a tiempo un botón, dado que nos gustaría contar con una segunda oportunidad o cualquier otra variante como que el enemigo dé la voz de alarma. Igualmente tampoco podemos usar ningún elemento del escenario para distraerles o bien algún tipo de arma o ítem para abatirles a distancia, algo que esperamos cambie en la versión final del juego.

Tras avanzar unos minutos llegamos a un balcón desde el que tenemos que vigilar con un rifle de precisión un elegante salón. Nuestro objetivo es identificar y eliminar a ciertos rebeldes que buscan acabar con la vida del mandamás de turno, algo que resultará bastante sencillo. Una vez les hayamos volado los sesos, el mandamás huirá y nos tocará a nosotros enfrentarnos a una oleada de enemigos contando con el típico sistema de coberturas.

Sí, desde luego en este apartado The Order tampoco inventa nada nuevo, en absoluto. Pero qué decir, su acción resulta tan contundente y funcional como sencillamente espectacular, ofreciendo ciertos momentos memorables pese a lo limitado de su propuesta y la falta de libertad de acción. Las armas que hemos podido catar en esta demo tampoco se salían de lo habitual, aunque en este tema podemos garantizar que habrá algún que otro jugoso añadido como el rifle termita y otros tantos juguetitos surgidos de la idea de alterar las creaciones del famoso Nikola Tesla (o sencillamente inventar otras nuevas).

¿Jugándolo todo a una sola baza?

Con todo esto es evidente lo que ya sabíamos, que The Order: 1886 será uno de los grandes lanzamientos de 2015. Eso sí, aún cuenta con la difícil tarea de convencer tanto a la crítica como a los jugadores más exigentes, dado que lo que su esquema central no ofrece nada que no hayamos visto ya una y mil veces, aunque sea de forma más light o menos impactante. Desde Ready at Dawn no han querido renovar una fórmula de eficacia más que probada; ni siquiera han buscado experimentar como sí están haciendo otros tantos estudios al mezclar diversas propuestas jugables, pero es innegable que The Order: 1886 cuenta con lo que hay que tener para ser capaz de llevar a los juegos de acción en tercera persona ‘de toda la vida’ a un nuevo nivel.

Ahora bien, como decimos nos queda comprobar que su argumento, del cual se viene hablando mucho, sea capaz de estar a la altura, dado que de él, de su integración en el transcurso de la acción, dependerá que esta propuesta cinematográfica consiga o no encandilarnos. ¿Y de no ser así? Pues al menos siempre nos quedará ese poderoso apartado gráfico capaz de justificar en parte el habernos gastado 400 euros en una consola de nueva generación.