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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

El aumento de los costes de desarrollo, todo un peligro para los estudios

Dado que para desarrollar un videojuego Triple A puede llegar a hacer falta contar con un equipo de cientos de trabajadores incluyendo diseñadores, programadores, productores, sonido, gente de marketing, actores, guionistas y un larguísimo etcétera, cada vez cuesta más dinero sacarlos adelante tratando de cumplir con lo que el público espera de una superproducción. De esta forma, los presupuestos se disparan, y por ello las editoras miden muy bien los riesgos.

Lorne Lanning, creador de Oddworld, ha charlado sobre este tema asegurando que el incremento de los costes de producción de un videojuego no hace más que jugar en la contra de la industria. Según él, el propio sistema capitalista criticado en Oddworld es el que está engordando el presupuesto de los juegos, y dicha burbuja acaba con las aspiraciones de los estudios de desarrollo.

¿Su recomendación? Que los desarrolladores apuesten más por juegos orientados a pequeñas audiencias en vez de tratar de convencer al mayor número posible de usuarios. O como suele decirse, quien mucho abarca poco aprieta: “Como artistas, nuestra oportunidad está en encontrar los nichos en los que se asienta nuestra audiencia, centrarnos en ella, escucharla, respetarla y tratarla con inteligencia”.

Lanning, que lleva ya bastante tiempo en la esfera independiente, critica duramente la actitud de las editoras al tratar de recuperar su inversión a toda costa. Afirma que, al poner más dinero que antes, exigen más trabajo a los estudios pagando menos, y esta situación asfixia a los desarrolladores, quienes sólo consiguen sacar recursos para mantenerse activos en el negocio, pero pocas veces para crecer o ampliar sus miras.

Esta relación inversión-riesgo estaría profundamente ligada según Lanning con la libertad creativa. Cuanto menos dinero gastes en crear un juego, mayores riesgos puedes tomar, por lo que la clave como desarrollador independiente está en crear productos de bajo coste centrados en un pequeño público. Pero ojo, porque la calidad no tiene que está reñida con la inversión, y eso por ello que Lanning aboga por crear experiencias únicas, más perfiladas que las grandes producciones, para que sean capaces de rendir bien a nivel comercial entre un sector de público marcado.