“¿Cómo hace papá cuando marca?”
No lo había visto, pero sabía cómo había sido. Todo. El centro de Iker Alegre, la mala salida de Rafa Ponzo, el gol de Sergio Martínez y la celebración de su padre, o viceversa, el gol de su padre y la celebración de Sergio Martínez. Es la imaginación de un niño. Infinita, como su felicidad. El lateral catalán metió este domingo el segundo gol de su carrera y a su mujer y a su hija les pilló fuera de su asiento. El grito de la grada les alertó de que la UD Logroñés había marcado. Era tarde. Se lo habían perdido. “No me digas que ha sido el tres”, le dijo ella a un aficionado mientras salía al encuentro de los ojos del triunfador de la tarde. Su subconsciente sabía que había sido el tres. Finalmente sus miradas se cruzaron. El dedo del jugador blanquirrojo le señalaba directamente al pecho acompañado de una sonrisa. La sonrisa del gol. Para su hija y para su hermano también iba esa dedicatoria del minuto 45.
Lleva varios años siguiéndole por infinidad de campos de fútbol y cuando marca se lo pierde. Rabia asumible. Cruel casualidad. Creían que iba a ser su partido. Así se lo había hecho saber su hermano antes de empezar. “Hoy, vas a marcar”. Lo fue. Su gol significa una victoria y tres puntos que dejan a la UD Logroñés tercera en la clasificación. “Gracias a mi niña que me ha dado suerte para meter el golito”, escribía Sergio Martínez en Twitter al terminar el partido. Pese a no haber visto el tanto de su padre ni su carrera hacia la tribuna en su búsqueda, ella sabía perfectamente cómo lo había celebrado. “¿Cómo hace papá cuando marca?”. “¡Gooooool!”, grita en un bar corriendo con los brazos abiertos. Sólo le falta tirarse al suelo de rodillas al estilo Steven Gerrard. Lejos de los focos de las grandes ligas y las múltiples repeticiones en las televisiones, una niña emulaba en Logroño las sensaciones que su único ídolo futbolístico había tenido al superar a la defensa del Marino de Luanco con un toque sutil. Y no lo había visto. La magia de la inocencia. El poder de la imaginación.
Ajenos a lo que significaba ese rechace que su padre había rematado con la pierna derecha, la que menos acostumbra a utilizar, esos ojos sí vieron cómo Rafa Ponzo le paraba un penalty a Eduardo Ubis nada más comenzar el encuentro. El derribo a Julio Rico fue clarísimo y el colegiado no dudó. Tampoco el guardameta. Abajo a la derecha, la suya. Allí fue el balón enviado por el delantero riojano. El Marino llegó a Las Gaunas con ganas de sobrevivir a uno de los campos más complicados del grupo, pero con demasiadas urgencias por salir de la última posición de la tabla. Sin embargo, más nervios había en las cabezas de los blanquirrojos. La presión por ganar era, por primera vez en la temporada, latente. Incluso se escuchó algún pito y algún murmullo en el respetable durante el encuentro por las dudas en el juego. Se crean ocasiones, pero no se materializan en goles.
En el último partido del año en casa, los pupilos de Carlos Pouso consiguieron una victoria que les permite maquillar el bajón de rendimiento mostrado en el último mes y medio. Camochu, Joel Valencia, Titi y, sobre todo, Ubis no materializaron el peligro creado desde las bandas y las jugadas de estrategia. En los últimos minutos volvieron a sufrir y, por momentos, el conjunto asturiano encerró a los locales en su área, que no sabían si dar el siguiente paso hacia adelante o hacia atrás. Pese a eso, sólo tres puntos les separan del líder. El pitido final del árbitro les hizo respirar. Habían ganado. Era el momento para preguntar: ″¿Cómo hace papá cuando marca?″.
FICHA
UD Logroñés: Miguel; Gago (Zubiri, min. 53), Herreros, Julio Rico, Sergio Martínez; Titi (Menudo, min. 66), Jacobo Trigo, Abaroa, Iker Alegre; Ubis (Joel Valencia, min. 56), Camochu.
Marino de Luanco: Rafa Ponzo; Pablo Suárez, José Ángel, Pandiani, Guaya; Omar (Yeo, min. 82), Dudi, Merino, Tito (Alan Avila, min. 60); Imanol (Iván Prendes, min. 82), Fran Pastor.
Goles: 1-0, Sergio Martínez (min. 45)
Árbitro: Ávalos Martos (Comité catalán). Ha amonestado a Camochu, Sergio Martínez y al entrenador, Carlos Pouso, por parte de la UD Logroñés; y a Pablo Suárez, Merino y a Guaya, por parte del Marino de Luanco.
Incidencias: 1.763 espectadores en Las Gaunas. Partido correspondiente a la decimoséptima jornada de Liga del Grupo I de Segunda División B.
0