De las huellas de dinosaurios al emprendimiento joven sin salir de la Vía Verde del Cidacos

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Una senda recorre la naturaleza del valle del Cidacos en La Rioja. Una ruta de unos 30 kilómetros que recoge el testigo del antiguo ferrocarril minero de vía estrecha por el que circulaban las vagonetas llenas de carbón. Ese tren, que dejó de funcionar en los años 60, es ahora una la Vía verde del Cidacos que, entre bosques de ribera y cortados rocosos, lleva de Calahorra a Arnedillo. Una senda que atraviesa las tierras que antes pisaron dinosaurios y ahora se llenan de futuro, juventud y emprendimiento.

Emprender desde el medio rural

Préjano es un ejemplo de futuro a pesar de sus poco más de 200 habitantes censados. “Es un pueblo bastante joven”, dice Nora García, que vive allí desde hace cinco años. “Muchos amigos de la cuadrilla se han quedado a vivir y otros vienen casi todos los findes de semana y siempre hay algo que hacer”. Ese clima familiar y cercano, unido a las posibilidades que le ofrecía su casa de Préjano y el ritmo de vida decidieron a esta joven no solo por establecerse allí sino por emprender desde allí con su marca de complementos, Meison.

Nora García se mudó de Logroño a Préjano por comodidad cuando empezó a estudiar Diseño de Calzado en Arnedo. Mientras, a la idea que siempre había tenido en mente de tener su propia marca se sumaron las posibilidades que le ofrecía su casa de montar un taller y una apuesta de vida: “Me facilitaba también la posibilidad de poder vivir donde yo realmente quería vivir, que era en Préjano”. Como allí, la mayoría de las posibilidades de trabajo pasan por desplazarse a Arnedo, se lanzó a emprender con Meison, su marca de productos artesanos, que elabora a mano desde su taller en casa, publicita en redes sociales y vende online.

Todo sin salir de su pequeño pueblo, fundamental para encontrar la inspiración ante su trabajo creativo. “Es un sitio donde yo siempre feliz y eso te ayuda a desarrollarte, aquí no hay la presión de la ciudad, abres la puerta y no oyes nada, no tienes coches, es un ritmo diferente”. Además, el hecho de que Meison se ubique en Préjano es fundamental para tejer redes de kilómetro 0 con la zona. “Yo podría comprar materiales por internet y me llegarían a la puerta de casa, pero prefiero ir a una mercería de Calahorra o Arnedo o comprar materias primas a distribuidores sobre todo de Arnedo”, explica satisfecha de la última colaboración que ha hecho de accesorios para calzado con Gaimo.

Las casas-cueva excavadas en Arnedo

Nora García ha convertido su sueño en su negocio y en su forma de vida, con la tranquilidad que ofrecen este pueblo del Alto Cidacos y rodeado de multitud de recursos patrimoniales. A escasos 15 kilómetros está Arnedo, donde se encuentra una reconocida industria zapatera que atrae a multitud de visitantes que encuentran con sorpresa un rico patrimonio artístico, que protagonizan las Cuevas de los Cien Pilares, el complejo más intrincado y asombroso de todo el valle.

Quien visita el Valle del Cidacos rápidamente puede descubrir el color rojizo que predomina es el paisaje debido a la arcilla y arenisca. Esos materiales, fáciles de excavar, han propiciado que a lo largo de la historia se hayan excavado cientos de cuevas como refugio, lugares de culto o incluso como forma de vida, configurando, en el caso de Arnedo, un espectacular paisaje del Cerro de San Miguel como un queso gruyere. El origen de las Cuevas de los Cien Pilares se remonta a la Edad Media, cuando la inseguridad en los valles obligó a sus habitantes a buscar refugio en lugares más seguros, en la montaña o literalmente “bajo ella”. En época altomedieval albergó muy probablemente en sus estancias el Monasterio de San Miguel.

La vida en estas cuevas se mantuvo hasta mediados del siglo XX, con alrededor de 200 casas-cuevas habitadas hasta entonces, incluso agrupadas en barrios. Con el desarrollo económico y social de la ciudad, las cuevas se fueron abandonando como hogar. Estas especiales viviendas mantenían la temperatura constante durante todo el año en torno a los 15 grados y tenían una estructura sencilla: un caso o pasillo que daba acceso a la cocina, siempre con ventilación natural, las alcobas y la cuadra. Cada año, sus habitantes tenían que repetir las tareas de encalado para asegurar limpieza, higiene, luminosidad y seguridad.

Desde hace unos años, las Cuevas de los Cien Pilares son visitables para el público, que puede recorrer algunas de ellas y descubrir en primera persona un lugar único que es símbolo de la identidad arnedana. Las visitas guiadas salen de la Oficina de Turismo (Paseo de la Constitución, 38), tienen una duración total de dos horas aproximadamente y se pueden reservar a través de internet o por teléfono.

El pueblo de los dinosaurios

Más antiguo todavía es el patrimonio paleontológico de la zona. El valle está lleno de huellas de los dinosaurios que lo habitaron, las llamadas icnitas, que han convertido a Enciso en el pueblo de los dinosaurios. No es para menos, ya que en el término municipal de este pueblo de menos de 200 habitantes, hay unas 1.400 huellas catalogadas en actualmente, correspondientes al Mesozoico o Era Secundaria, en el Cretácico Inferior, hace aproximadamente entre 130 y 110 millones de años. La zona era una laguna que se desecaba periódicamente, por lo que las huellas de los dinosaurios quedaron impresas en el barro hasta que con el tiempo se convirtieron en piedra y la erosión las dejó al descubierto.

Ahora, los huellas visibles en los yacimientos, las réplicas que se pueden encontrar a lo largo de la ruta, el Centro Paleontológico de Enciso y el parque de paleoaventura El Barranco Perdido hacen de este lugar un plan perfecto para disfrutar en familia. El Centro Paleontológico de Enciso es el punto clave para entender la riqueza de los yacimientos de icnitas y el lugar perfecto para iniciar la vista. Allí se pueden encontrar explicaciones sobre el paso de los dinosaurios por la zona y la formación de las icnitas, cuenta con maquetas y reproducciones de icnitas y desde allí salen las excursiones a los yacimientos. El de La Virgen del Campo, por ejemplo, es el más cercano y fácil de visitar, ya que se llega con apenas cinco minutos caminando desde la carretera. Además, es uno de los que cuenta con más vestigios, más de 500 huellas de dinosaurios carnívoros y herbívoro. El de Valdecedillo, a dos kilómetros de Enciso, es uno de los más didácticos, al contar con reproducciones a tamaño real de tres tipos de dinosaurios.

Y después de la visita, toca disfrutar de lo aprendido. El Barranco Perdido es la mezcla perfecta entre paleontología y diversión. A través de juegos, ginkanas o recorridos por el museo, podemos descubrir el pasado paleontológico de la zona, aprender a descubrir huellas fósiles de animales y vegetales y conocer cómo eran aquellos enormes animales que dejaron las huellas de sus pasos en Enciso. Mientras, también hay tiempo para disfrutar de un parque de multiaventura para todas las edades con puentes tibetanos y de equilibrio, pasarelas, redes, obstáculos de paso, además de una tirolina con la que sobrevolar la parte más elevada del parque. Finalmente, hay tiempo para elegir continuar con la aventura o descansar en la Playa Cretácica, una piscina con toboganes, cascadas y géiseres donde poder seguir encontrando pistas paleontológicas.

Y según termina la Vía Verde, también se puede conocer que todo el entorno recorrido forma parte de la Reserva de la Biosfera de los Valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama, declarada por la UNESCO desde 2003. Arnedillo es uno de los lugares más conocidos de la Reserva por la diversidad de recursos naturales y patrimoniales. Destaca especialmente la Senda del Agua Termal, un recorrido en el que el visitante descubre cómo el agua ha moldeado el paisaje y la vida del valle del Cidacos: desde los manantiales naturales y las pozas termales gratuitas junto al río, hasta el entorno de las Peñas de Arnedillo, hogar de buitres leonados y otras aves, con el Mirador del Buitre como parada obligatoria.

En Arnedillo se encuentra el Centro de Interpretación del Alto Valle del Cidacos, que permite conocer las riquezas de esta zona, que combina naturaleza, geología y termalismo. Y es que el Valle del Cidacos es el lugar en el que el patrimonio de los principales yacimientos de huellas de dinasaurios o las Cuevas de los Cien Pilares de Arnedo convive con la ilusión de nuevos proyectos que se inician en el valle, como la marca de complementos Meison de Préjano o el parque temático el Barraco Perdido.

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