Federer sufre, pero gana
El actual número uno del mundo, Roger Federer, accedió a los octavos de final del Open de Australia, primer 'Grand Slam' de la temporada, después de deshacerse en un partido maratoniano de 4 horas y 27 minutos de duración del serbio Janko Tipsarevic, que vendió muy cara su derrota.
En una jornada marcada por los numerosos aplazamientos por la lluvia, que afectaron a los españoles Virginia Ruano, David Ferrer y Juan Carlos Ferrero, el tenista suizo se vio obligado a nadar contracorriente a las primeras de cambio, pues el primer parcial se decidió en favor de su rival en un disputado 'tie-break'. Así, Federer se tuvo que emplear al máximo para devolverle la moneda en la segunda manga con una nueva 'muerte súbita' para decidir el ganador.
Con el encuentro igualado, Tipsarevic volvió a poner en dificultades a Federer, que mostró sus primeros síntomas de flaqueza en la nueva superficie elegida por los organizadores del torneo. Así, el 7-5 para el balcánico obligaba a la épica a Federer, que se defendió con uñas y dientes, ante la atenta mirada de reojo de Rafa Nadal que, por momentos, veía más cerca el número uno del mundo. Sin embargo, Federer sacó la casta y resolvió con un exultante 6-1 la cuarta manga. Todo quedaba por decidir para un quinto set en el que los dos jugadores prefirieron mantenerse a la expectativa en los primeros juegos. Federer aguantó el tipo y mantuvo su saque pese a la presión deseperada de Tipsarevic, que vio al suizo de nuevo contra las cuerdas.
Ninguno de los dos tenistas logró arrebatarle el saque a su oponente cuando el reloj rebasaba ya las cuatro horas de partido. Así, los juegos fueron cayendo de uno y otro lado hasta que el helvético dispuso de un 15-40, que no desaprovechó para ponerse 9-8. Con su saque el suizo no marró la ocasión y cerró un partido agónico que, sin duda, le dará moral para el resto del cuadro. Por lo pronto, su triunfo de hoy ya sirve para obligar a Rafael Nadal a ganar el torneo, siempre y cuando Federer no rebase las semifinales, si quiere salir del Open de Australia como nuevo número uno del mundo.
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