Halloween: ¿Truco o trato?
La palabra Halloween proviene del inglés antiguo “All hallow´s eve”, y significa 'víspera de todos los santos'. La celebración de esta festividad comenzó con los celtas, antiguo pueblo de Gran Bretaña, ya que el año céltico terminaba en esta fecha, 31 de octubre, fecha que coincidía con el comienzo del otoño, cuya característica más representativa es la caída de las hojas, y que simboliza la muerte y el inicio de una nueva vida. Los celtas creían que este día era un intervalo entre el reino de los vivos y de los muertos, una noche en la que los muertos aprovechaban para deambular por el mundo de los vivos. Los colores típicos de esta festividad eran el naranja, que representa el otoño, y el negro, que representa la muerte. La noche del 31 de octubre era una noche de terror para el pueblo celta.
Los Druidas, sacerdotes satánicos del mundo celta, iban de casa en casa esta noche, pidiendo comidas y maldiciendo a todos aquellos que se negaban a dárselas. En estas salidas, los sacerdotes llevaban grandes nabos previamente vaciados y tallados con formas de caras, creyendo que cada nabo contenía el espíritu del demonio al que representaba. Además, estos Druidas iban disfrazados con ropas que ocultaban su identidad.
La tradición celta llegó a América del norte de mano de numerosos irlandeses que huyeron de su país natal. En América se añadió un elemento característico de la noche de Halloween como es la calabaza, la cual es vaciada y convertida en candil, con velas dentro. Además de esta tradición, desde hace muchos años se sigue costumbre de que los niños se vistan con diversos trajes de brujas, demonios o vampiros y vayan de casa en casa pidiendo el “trick or treat”, 'truco o trato', imitando de esta forma la costumbre de los Druidas pero cambiando la comida por golosinas y caramelos y amenazando con una travesura a todo aquel que se niegue a dársela.
Al parece en España cada vez se va haciendo más normal la celebración de esta “noche de brujas” de tradición tan antigua. Rioja2 ha querido conocer de cerca diferentes establecimientos logroñeses que se preparan más cada año para la celebración de este 31 de octubre, noche de Halloween.
Hablamos con Pepe, responsable de la tienda de disfraces logroñesa Carrusel, que amablemente atiende a Rioja2 en todas sus preguntas. La tienda de Carrusel lleva alrededor de 14 años abierta en la calle Pérez Galdós. De esos 14 años, tan sólo llevan unos 6 o 7 celebrando la fiesta de Halloween.
Tal y como nos comenta Pepe, esta celebración no está arraigada todavía en nuestro país, porque lo tampoco se puede hablar de un aumento o descenso de las ventas ya que el periodo que se lleva celebrando es relativamente corto como para comparar. Pepe nos comenta que se trata de una fiesta prácticamente nueva, sin embargo, desde hace unos 6 años, vienen preparando los escaparates con disfraces, caretas y elementos decorativos que hacen referencia al tema de Halloween. Se reserva un lugar en la tienda para todos estos productos que van desde completos disfraces hasta los más mínimos complementos como son unos dientes de Drácula.
Según el responsable de Carrusel, no se puede decir que sean más los niños o los adultos los que celebren esta fiesta. “Seguramente unos años venga gente nueva pero se pierden clientes de otros años que no vayan a celebrar la noche de brujas. Sí es cierto que cada año hay más colegios públicos que invitan a su alumnos a disfrazarse y a emular la tradición traída de América, como también hay bares y discotecas que celebran fiestas en esta noche. Estos últimos sí que compran más elementos decorativos para el local o disfraces para sus camareros”. En general, al ser un periodo de tiempo tan corto, porque tan sólo es una noche, o una tarde para los más pequeños, lo que se busca es sobre todo el complemento barato.
La mayor parte de los disfraces que se venden en esta época son de terror: demonios, vampiros, brujas, pero llama la atención, según Pepe, que este año también se está reclamando mucho disfraz de ángel, por eso de contraponer ángeles y demonios.
En general, lo que la gente busca en esta fiesta que es el disfraz sea barato y por eso se decantan más hacia cualquier tipo de complemento como una careta, látex para los maquillajes más complejos, pinturas, sangre artificial para los más pequeños, o dientes de Drácula que son muy baratos y que en un momento determinado no importa que hay que tirarlos tirarlos. “En cuanto al disfraz, a la gente le da más por improvisar, cualquier camisa vieja, sirve para romperla, rasgarla y se disfrazan de zombis, por ejemplo. Lo que se busca es que el disfraz resulte económico”.
Además de esta tienda de disfraces, en la que podemos encontrar desde un disfraz de Morticia hasta un esqueleto con aspecto tétrico y cabeza gigante, existen otros establecimientos en los que la tradición americana ha calado hondo. Por ejemplo, en la calle Murrieta, un local de autoservicio tiene todo su escaparate decorado con numerosas calabazas de todos los tamaños y colores, emulando a las que la tradición nos ha venido mostrando.
Sin embargo, los locales más dados a celebrar esta fiesta son los bares de copas o establecimientos hosteleros, que con cualquier excusa o festividad, ambientan su local y disfrazan a sus camareros. El bar Odeón, situado en la plaza del Parlamento, además de sumergir a sus clientes en un ambiente tétrico y oscuro, premiará con un chupito a todo aquel que acuda disfrazado con los típicos atuendos de Halloween.
El ya desparecido y mítico Splass decoraba cada año, llegadas estas fechas, su barra con un lúgubre cementerio, telarañas, fantasmas y calabazas, vistiendo a sus camareros con las mejores galas oscuras y desaliñadas que cualquier bruja o zombi puede lucir en su noche más especial.
Pero si lo que los logroñeses quieren es alejarse del mundanal ruido durante un fin de semana, uno de los parques temáticos más conocidos y populares de España, Port Aventura, dispone de numerosas ofertas para pasar entre sus instalaciones un fin de semana de pánico y terror en el que más de una pesadilla se hará realidad. El parque ofrece a sus visitantes unas noches de oscuridad y pavor. Las tiendas, los espectáculos, los personajes y los hoteles se visten de tinieblas para introducir a los visitantes en un auténtico mundo de brujas, fantasmas y cuantos personajes diabólicos podamos imaginar. También invita a los más curiosos a pasar una noche en uno de los hoteles más tenebrosos del parque, el Hotel Burn, en el que dormir en paz puede ser una misión más que peligrosa.
Lo que sí parece es que esta tradición, en sus orígenes pagana y con connotaciones satánicas, se ha ido convirtiendo cada día más, en una fiesta para los más pequeños de la casa y eso lo demuestran determinadas urbanizaciones y barrios, como Yagüe, en los que los vecinos se cargan con bolsas de caramelos y esperan ansiosos la llegada de los niños con su “truco o trato” tan peculiar.
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