Pez, pan y vino para conjurar la lluvia

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La Cofradía del Pez encarna, como ninguna otra institución, el espíritu bernabeo. Sólo su configuración ya es todo un ejemplo de simbología y tradición, el fruto de un complejo cruce de guarismos que sirven para definir el máximo posible de cofrades de número que forman parte de ella.

La suma de la fecha de la festividad -11 de junio de 1521 (11 más 6 más 1 más 5 más 2 más 1)- da la cifra: 26. Uno de ellos es Jesús Perea. Activo miembro de la cofradía, Perea forma parte de la comisión que se encarga de la coordinación del reparto del 'Pez, Pan y Vino' en la mañana del 11 de junio, un homenaje festivo a aquellos logroñeses que en 1521 resistieron el asedio francés a base de estas viandas.

Este año el tiempo ha sido una de sus principales preocupaciones, a buen seguro. No en vano, ya en la tarde de ayer, martes, la lluvia caía fuertemente sobre Logroño. Hoy ha continuado y el tradicional acto del Once de Junio en las Murallas del Revellín se ha complicado un poco, aunque no tanto como podía esperarse. A pesar de los toldos ya preparados para la ocasión, Perea había advertido del “peligro” que entrañaría una tormenta durante el reparto. El aceite en el que se fríen los peces, a unos 180 grados de temperatura, podría complicar y mucho la labor de los cofrades y sus ayudantes.

Porque en el reparto del 'Pez, Pan y Vino' no sólo participan los miembros de la Cofradía, unos 36, sino también familiares y amigos de éstos. “Aproximadamente, unas 60 personas colaborarán en la distribución este año”, explica Perea. Juntas se encargarán de repartir las aproximadamente 22.000 raciones de alevín de trucha, otras tantas de pan y 1.000 litros de vino listos para esta edición. Ingentes cantidades a las que hay que añadir los 300 litros de aceite de Alfaro que la Cofradía utilizará para cocinar los peces y los 8.000 jarritos que, a un euro la pieza, podrá adquirir aquel que así lo desee.

La Cofradía del Pez cumple nuevamente así con una tradición con más de 70 años de historia. Una costumbre que comenzó en la calle Ruavieja para pasar después a una pequeña caseta que se instalaba en las Murallas del Revellín. Sus miembros lo hace posible cada 11 de junio.

¿Pero qué hay que hacer para ser cofrade? Ni clase, ni religión, ni ideología política cuentan. Tan sólo haber nacido en Logroño y mostrar un férreo compromiso con la ciudad es requisito 'sine qua non' para ser nombrado miembro. En el caso de los cofrades de número, los candidatos deben superar un sistema de votación que exige que resulte electo por las tres cuartas partes de los cofrades en primera ronda o por mayoría simple en la segunda.

Aunque por el momento no hay ninguna mujer entre los cofrades de número, Perea asegura que eso podría cambiar en un futuro muy próximo. “El pasado Día de la Vírgen de la Esperanza, fecha en la que se realizan las votaciones, se presentó una candidata y, aunque no resultó elegida, volverá a presentarse de nuevo”, afirma. Habrá que esperar, entonces, al próximo 18 de diciembre para saber si, por fin, la Cofradía del Pez adquiere también rostro de mujer.

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