Las mujeres hemos sido las más beneficiadas con la democracia. Es incuestionable que hemos ganado en derechos y libertades. La ley del divorcio, la igualdad salarial, el matrimonio entre personas del mismo sexo, el acceso en igualdad de condiciones a cualquier puesto de relevancia empresarial, económica, institucional, los permisos por maternidad, la libertad de circulación, de viajar a cualquier parte de España y del mundo con el único requisito de ser mayor de edad, la libertad de tener los hijos que queramos cuando queramos y acceder a una planificación sanitaria universal que nos proporcione métodos anticonceptivos sin tener que recurrir a ellos mediante engaños o adquiriéndolos en Francia. Son logros a los que no debemos renunciar y que hemos de tener en cuenta. Las mayores porque habrán vivido situaciones como las descritas, las jóvenes porque han de saber que eso ha ocurrido aquí hace no tantos años.
No ha llovido tanto desde que las abuelas y madres de las mujeres hoy mayores eran analfabetas porque no existía el derecho a una educación universal gratuita. En esa misma época las mujeres no podían sacar dinero del banco, ni viajar al extranjero, sin la autorización de sus maridos o padres. Las mujeres trabajaban, pero el salario era inferior al de los hombres, aunque las tareas fuesen las mismas.
Todo esto es tan cierto como que la desigualdad entre hombres y mujeres, a día de hoy, sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes. Los casos más flagrantes son la violencia machista que pese a las medidas para combatirlas como el sistema viogen, la asistencia médica, social y asistencial a las víctimas y a sus hijos, sigue arraigada en estos años veinte del siglo veintiuno, sin que nada, ni nadie consiga extirpar este terrorismo social y, lo que es más grave, sin que nada ni nadie ponga el foco en los asesinos. En imponerles las penas más duras, los juicios más rápidos, las sanciones más elevadas y las medidas reeducadoras más sólidas, aún a sabiendas de que su lugar de residencia es la cárcel porque está estadísticamente demostrado que aprovechan sus permisos penitenciarios para reincidir en sus delitos.
En estos momentos muchas mujeres estamos indignadas. Nos cuesta creer lo que está pasando tanto con la violencia machista, como en los casos de acoso sexual que están saliendo a la luz en los más altos cargos del PSOE: Ábalos, Salazar, Izquierdo, Tomé, han sido cargos muy relevantes en el Partido Socialista, el Gobierno de la nación y en la Diputación de Lugo y la alcaldía de Monforte. A estos nombres habrá que añadir otros más porque el goteo es diario. No me olvido de Cerdán, ni de Koldo, ni de Víctor de Aldama… pero sus presuntos delitos están relacionados con la corrupción, no con el acoso sexual.
Ante esta más que lamentable situación, las mujeres del PSOE debieran tomar las riendas. Están obligadas a presionar para que Pedro Sánchez salga de su escondite. De la cara. Anuncie que no se presentará a la reelección e inste, a través de los cauces internos reglamentarios para que en todas las agrupaciones socialistas se convoquen con carácter urgente unas primarias que permitan renovar las candidaturas de las elecciones que se aproximan: locales, autonómicas, regionales, insulares, nacionales.
Entiendo que es la única forma de detener la hemorragia, de frenar la sangría, de actuar con contundencia y de convencer a las mujeres de la sociedad en general que, sin ser militantes, votaron PSOE en los últimos comicios, que se va a realizar una limpieza en profundidad, una desinfección absoluta. Es, me parece, la única oportunidad de que un buen número de mujeres preparadas, formadas y luchadoras encabecen las listas electorales de cuantas elecciones han de llevarse a cabo en España desde ahora y hasta dentro de tan solo año y medio. La rapidez es necesaria porque la situación es muy grave.
Si esto ha de hacerse a nivel interno, de cara a la ciudadanía en general y a esa mayoría de mujeres que votaron PSOE en las últimas convocatorias electorales, ha de hacerse un trabajo ímprobo. La pedagogía de la que tanto se habla, consistiría en explicar en qué ha beneficiado la democracia a las mujeres, en recordar que predican los partidos de la derecha. (No es necesario ni mencionarlos, basta con recurrir a la historia). Dar clases de historia en todas las Casas del Pueblo, en todas las asociaciones ciudadanas, deportivas, culturales, de ocio, de lo más insólito que pueda existir y por su puesto en las “malditas redes sociales”.
Entiendo que la única solución es atacar. Explicar los logros alcanzados y no caer ni en la desesperación, ni en defender lo indefendible. Las mujeres que estando cerca de Pedro Sánchez han sido tan ciegas y sordas, como sus compañeros están obligadas a dar un paso atrás. Por ellas mismas, por el PSOE, por la sociedad en general y por los millones de mujeres que con su voto depositaron su confianza en este partido hasta hace bien poco tiempo y que se están viendo traicionadas con lo que está ocurriendo.
El 21 de diciembre de este mes habrá elecciones autonómicas en Extremadura. El PSOE va a sufrir una gran derrota. Es normal. El candidato no es el adecuado y no debiera estar aforado. Pilar Alegría no es la candidata adecuada para las elecciones aragonesas que tendrán lugar en febrero próximo. Alguien se lo tiene que decir a Pedro Sánchez, quien también está obligado a comprender que María Jesús Montero, va a perder muchos miles de votos en Andalucía cuando se convoquen los comicios correspondientes. No me olvido de Diana Morán, porque tampoco ella es una lideresa capaz de captar votos en la desafortunada Comunidad Valenciana. Ni lo es Pilar Bernabé que ganó puntos como delegada del gobierno en Valencia, con el desastre de la DANA y los ha perdido todos de golpe, como secretaria de igualdad del PSOE, con la gestión de los casos de abuso sexual.
Pedro Sánchez no estuvo acertado con el nombramiento de la actual secretaria de organización, una auténtica desconocida para la mayoría de los votantes porque ni se le ha visto, ni se la oído desde su acceso a este cargo. Ha tenido que producirse este escándalo sin precedentes para que haya dado la cara, sin convencer a nadie. Opino que no ha convencido porque ha ido a la defensiva, a defender lo indefendible que he dicho anteriormente.
Mejor hubiera sido que hubiera atacado con contundencia con el anuncio de medidas nuevas, diferentes, reales, que no sean las mismas de siempre, porque ya hemos visto que los protocolos existentes no se cumplen.
Supongo que los hombres militantes del PSOE que no comparten las conductas machistas y deplorables de Ábalos, Salazar, Izquierdo, Tomé, etc…algo tendrán que decir. Algo querrán decir. Les animo a que se expresen dentro y fuera del partido. Dentro, porque es su deber y fuera, porque tienen que explicar la lucha por los derechos de la mujer y por la conveniencia de no renunciar a ellos.
Termina 2025 de la peor manera posible para el Partido Socialista. De sus mujeres depende que 2026, sea el año de la gran remontada.