Pobre Madrid
El Real Madrid obtuvo un triunfo balsámico, aún en estado de 'shock' por su eliminación europea, ante un Espanyol mejor en su nivel futbolístico hasta que acabó cediendo ante el gol 200 de Raúl González en Liga.
Aún resonaban en el coliseo blanco ecos de decepción.
Unas horas después de fracasar en Europa, el Real Madrid regresaba al lugar del crimen. El proyecto diseñado para luchar por el trébol (Liga de Campeones, Liga y Copa del Rey), se queda con la competición doméstica como único punto de salvación de una temporada en la que el juego se ha ido apagando.
La afición del Bernabéu regresó para olvidar su visión de la realidad. El Roma, equipo sin más historia que cuartos de final de Liga de Campeones, demostró el pasado miércoles que el proyecto del Real Madrid no daba para más que sus precedentes. Por cuarto año consecutivo adiós a Europa por la puerta falsa de octavos.
Un equipo tocado anímicamente, triste y condicionado por las bajas, principalmente por la de dos de sus referentes, Sergio Ramos y Ruud Van Nistelrooy, saltó a medirse con un Espanyol descarado desde el inicio. Dominador. Los 'pericos' aprovecharon el estado de nerviosismo blanco para mandar e inquietar a Iker Casillas desde el pitido inicial.
Bernd Schuster había movido ficha en su equipo. Gago pagó los platos rotos y fue el perdedor de su disputa con Diarra. Ha quedado demostrado que los dos juntos no pueden jugar. Se estorban. Hay futbolistas que acrecientan su figura con un buen jugador cerca suyo. Gago y Diarra se hacen peores juntos. El mali venció y siguió cosechando la duda del público del Bernabéu. Los rumores del graderío llegan al campo cuando tiene que construir fútbol.
La primera acción del partido fue un aviso. El saque inicial lo lanzó fuera Baptista. La cabeza agachada de Guti cada vez que marraba un pase o se desquiciaba por la falta de movimiento, reflejaba el pulso blanco. Débil. Y eso que Marcelo dio por banda lo que faltó en Europa e Higuaín fue la novedad en ataque, el revulsivo.
Pero el Espanyol tenía su guión. Frenó a Robinho y Guti, los dos que inventan, para desplegar su juego siempre en campo de un Real Madrid aturdido. Valdo avisó con un cabezazo de lo que estaba por llegar y los blancos sólo llegaban en acciones a balón parado.
Pero es el Real Madrid el equipo que más tropieza con jugadas de estrategia. Todos los conjuntos que tienen algo ensayado lo ejecutan a la perfección ante una defensa pasiva a balón parado. A la media hora, un saque de esquina en corto a Luis García, lo mandó a la red Valdo, a placer, sólo en el segundo palo.
La tensión se respiraba. El transcurrir del partido deparaba la peor pesadilla blanca que por corazón adelantó líneas y comenzó a inquietar a Kameni. El meta se lució con un paradón a falta de Baptista a la escuadra, pero poco pudo hacer a tres minutos del descanso ante el disparo de Higuaín tras una bella acción por el costado izquierdo de Marcelo.
Robinho andaba desaparecido en el césped. Jugó andando, aún renqueante de su lesión abdominal como para aguantar dos encuentros en una semana. Schuster se percató y en el descanso le sustituyó por Drenthe. El Real Madrid quedaba al amparo de alguna genialidad. Por fútbol no iba a vencer el partido.
Como en el arranque, el Espanyol se apoderó del balón. Lola puso el criterio y las bandas con Riera y Valdo desequilibraron pero Pepe se erigió como salvador en el centro de la defensa.
Un disparo desde 35 metros de Lola, que rozó el larguero, y un error de Iker en un despeje que salvó Guti, acrecentó el enfado de la grada que la pagó con Baptista. Al jugador al que ovacionaron cuando luchaba por ganarse un puesto, han pasado a silbarle por su falta de acierto. En su lugar, Sneijder devolvió el esférico al Real Madrid y Guti, con disparo raso, y Heinze, de un testarazo rondaron la meta visitante.
El homenaje que le debía la afición madridista a Raúl Tamudo, por sus goles al Barcelona claves en el título blanco de la pasada campaña, llegó con cerrada ovación cuando saltó al terreno de juego, instantes antes de que Raúl decantase el enfrentamiento. Un buen desmarque dio paso a una acción de 'pillo' que acabó en penalti de Jarque. El capitán engañó a Kameni para anotar su gol 200 en Liga.
El tanto devolvió la calma al Real Madrid,
que acabó tocando y disparando a la portería rival todo lo que no había realizado con anterioridad. El triunfo más necesario de la temporada, mantiene al líder que, superada su depresión, debe reencontrarse con el buen fútbol.
Tamudo vio cómo el colegiado Muñiz Fernández le mostró la tarjeta amarilla en el minuto 92 por protestar y la segunda cuando ya había pitado el final del partido y el jugador españolista seguía quejándose por lo que no podrá jugar el próximo encuentro.
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