Citroën C3 Aircross vs. Opel Crossland X: las 7 diferencias de los SUV de Figueruelas

R. T.

En 2017 el fabricante PSA se convertía en el primer productor de automóviles en España tras la compra de Opel a General Motors, superando a Volkswagen, Renault y Ford. Con esta adquisición, a las dos plantas de Peugeot y Citroën en Vigo y Madrid, se unía la de Figueruelas (Zaragoza), concebida en los años 80 para el primer Opel Corsa. La fábrica aragonesa, además de garantizarse el futuro Corsa (2019), pasaba a producir el primer modelo compartido por dos de las marcas del consorcio naciente: el Citroën C3 Aircross y el Opel Crossland X.

PSA ha utilizado para ambos vehículos la misma plataforma, de la que derivan elementos estructurales y grupos motrices comunes. Sin embargo, la diferenciación entre uno y otro es más que patente en el resto de apartados. Diseño, equipamiento, habitabilidad o puesta a punto dinámica son algunas de las diferencias entre C3 Aircross y Crossland X que pasamos a analizar a continuación.

Carrocería

Encuadrados en el segmento SUV-B, dinamizado en los últimos meses por distintas marcas con modelos como Seat Arona, Hyundai Kona o Kia Stonic, los hermanos de Figueruelas han avanzado por distintos caminos en el diseño de sus carrocerías. Simplificando la ecuación, el Citroën apuesta por unas líneas más robustas tipo todocamino, mientras que las aristas del Opel son más redondeadas, manteniendo parte de la esencia de los pequeños monovolúmenes a los que sustituyen estos vehículos.

Además, el C3 Aircross es algo más compacto (4,15 metros de largo por los 4,21 de su rival) y ofrece hasta 85 posibilidades de personalización en el color de la carrocería, combinando varias tonalidades para distintas partes de la carrocería. En este apartado, el Crossland X se conforma con un techo en color diferenciado, ofreciendo ese efecto de techo flotante en combinación con un característico pilar trasero.

Interior

Citroën y Opel han dejado claras sus intenciones por fuera, y también por dentro. Sirvan como ejemplo las líneas del salpicadero, donde el modelo francés es más vistoso y cuenta con múltiples opciones de personalización, mientras que el alemán apuesta por un diseño más funcional y sobrio. En general, la sensación es que el Crossland X, aunque más conservador, aporta una mejor ergonomía al conductor, recordando a la del propio Opel Astra, incluidos plásticos blandos muy agradables al tacto en la zona superior del salpicadero.

Puesto de conducción

Ligando con el apartado anterior, el puesto de conducción para ambos es el típico de este segmento, esto es, alto y dominante de la carretera. Penaliza al C3 Aircross la pantalla de la consola central, que queda colocada en una posición más baja de lo deseable y es completamente digital (sin botones físicos que, por ejemplo, den acceso directo a la climatización), lo que complica ciertas operaciones.

Por su parte, los asientos delanteros del Citroën ofrecen un mullido muy blando, aunque con una sujeción lateral algo pobre. Frente a lo cual, Opel dispone de unas butacas más duras, que no incómodas, que agarran mejor y ofrecen una sensación general más gratificante.

Capacidad y habitabilidad

Citroën C3 Aircross y Opel Crossland X comparten capacidad de maletero, 410 litros. El primero tiene la boca completamente plana, ofreciendo bajo el suelo una rueda de repuesto. El segundo tiene que salvar un escalón y para enrasar los asientos traseros abatidos (hasta 1.255 litros) con el maletero hay que colocar el piso de éste en la altura superior de las dos que dispone.

La capacidad de carga del Citroën asciende hasta los 1.289 litros, disponiendo de la posibilidad de abatir el asiento del acompañante para incrementar la longitud de carga. El C3 Aircross dispone de la posibilidad de desplazar la fila trasera en 15 centímetros (de serie en toda la gama, menos en el acabado de acceso Live). Opel incorpora este equipamiento en su listado de opciones, dentro del Pack Versatilidad (por 350 euros).

Equipamiento

Y siguiendo en la línea de la dotación que pueden o no llevar uno y otro, quizás el elemento diferenciador sea el Control Grip del C3 Aircross que no puede llevar el modelo alemán. Se trata de un control de tracción avanzado que cuenta con cinco programas distintos, seleccionados por el conductor a través de un mando giratorio situado en la parte baja de la consola central. En cualquier caso, ninguno cuenta con versiones de tracción total.

Este posicionamiento campero del modelo francés se aprecia en una carrocería que puede montar unas barras en el techo. Por su parte, el Opel Crossland X cuenta con la posibilidad de equipar asientos delanteros y volante calefactable, dentro del Pack Invierno (por 390 euros). Ambos pueden incluir techo panorámico, pero solo en el Citroën es practicable (por 980 euros).

Dinámica

A grandes rasgos, Citroën ha apostado por una puesta a punto más confortable de su chasis. Las suspensiones son más blandas y transmiten menos seguridad al conductor en plena curva, al inclinar más la carrocería. La dirección está muy asistida, manejándose con poco esfuerzo al mismo tiempo que desconecta al conductor de lo que sucede bajo los neumáticos. Esto no significa que el Opel se convierta en un coche más ágil, pero sí algo más preciso gracias a una suspensión más dura.

En cualquier caso, ambos son coches válidos para ser utilizados en autovía y especialmente en ciudad. El aislamiento del habitáculo es bueno, que no excelente en ningún caso. Y los motores, diésel y gasolina, destacan por un correcto equilibrio entre prestaciones y consumos, ofreciendo una respuesta especialmente elástica y gratificante para el conductor el bloque de gasolina de 1.2 litros y 130 caballos de potencia.

Precio

El Citroën C3 Aircross tiene un precio de partida inferior al del Opel Crossland X, arrancando en los 14.000 euros por los 16.000 de su rival. Además de por el posicionamiento de ambas marcas, estas diferencias de precio se deben al equipamiento de serie de las versiones de acceso, que para el acabado Live del C3 Aircross suponen prescindir del aire acondicionado (Pack Antiniebla por 1.100 euros más), entre otros elementos.