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Citroën Oli: el reto de los 1.000 kilos de peso… y de los 25.000 euros de precio

Citroën Oli.

Pedro Urteaga

En unos casos de buen grado y en otros a regañadientes, todas las marcas sin excepción han tomado el camino de la electrificación en los últimos años. La francesa Citroën tiene en su más alto puesto directivo a un convencido de que el automóvil tiene que transformarse inexcusablemente de parte del problema a parte de la solución a los problemas ambientales del planeta.

Vincent Cobée, como se llama el director general de la firma del doble chevron, ha estado de visita en Madrid, primero para reunirse con representantes de los concesionarios de Citroën y luego para atender a la prensa especializada. Llevaba como curiosa pareja un vehículo que está dando mucho que hablar y traído expresamente desde París para la ocasión: el prototipo Oli, que nunca rodará como tal por las carreteras pero adelanta todo lo que la marca se propone producir en el futuro.

Más que su diseño sorprendente, que igualmente recalará de un modo u otro en los modelos venideros de Citroën, lo que quedará del Oli será sobre todo su propuesta de romper con la tendencia actual a construir vehículos cada vez más pesados, complejos y caros, por mucho que luzcan en el parabrisas distintivos cero emisiones.

Como ya te adelantamos en este artículo, este concept car responde a un triple reto técnico. Por un lado, debía pesar menos de 1.000 kilos, algo de una relevancia clave si se quiere ser mínimamente sostenible y si recordamos que un turismo del segmento C (compacto) pesa hoy 500 kilos más de media que en la década de 1970. Además, un coche ligero como el Oli tenía que consumir menos de 10 kW/100 km, lo que permitiría a su razonable batería de 40 kW recorrer alrededor de 400 kilómetros antes de la recarga.

Solo con mimbres semejantes podrían paliarse de alguna forma, según Cobée, hechos tan incómodos de reconocer de la movilidad actual como que nuestros coches pasan el 95% del tiempo estacionados y que, cuando se mueven, van ocupados por una sola persona en el 90% de los casos.

El siguiente desafío del Oli era de carácter económico, pues el correlato de vehículos crecientemente “pesados, complejos y caros” es, como resulta fácil de imaginar, un elevado coste que no hace sino entorpecer la democratización del coche eléctrico, imprescindible si pretendemos que se imponga realmente y no quede solo en un mantra vacío. Cobee se ha marcado el objetivo de poder ofrecer un modelo como este a un precio que se situaría entre 25.000 y 30.000 euros.

Soluciones para un futuro mejor

Partiendo de la experiencia del Ami y de hallazgos como los de otro concept, el C-Cactus de 2007, el Oli representa un laboratorio de pruebas en materia de tecnologías, arquitectura y materiales. En su diseño se han tenido en cuenta aspectos como el reciclaje, la personalización y la posibilidad de intercambiar componentes para lograr un aspecto único.

Así, las puertas delanteras, los paragolpes y las molduras de protección son idénticos y están realizados en materiales de peso reducido. Esta estrategia tiene el mejor ejemplo en los paneles planos, realizados en cartón de nido de abeja, ubicados en el capó del coche, el techo y la zona de carga y que son mucho más resistentes de lo que podría suponerse a priori.

Las llantas mezclan acero y aluminio y equipan neumáticos sostenibles e inteligentes Goodyear Eagle Go, capaces teóricamente de rodar durante 500.000 km. Su secreto reside en la reutilización de la carcasa sostenible y en una profundidad para la banda de rodadura de 11 mm que puede renovarse dos veces a lo largo de la vida útil de la cubierta.

En el interior se ha optado por la practicidad y el máximo aprovechamiento del espacio. Los asientos de malla imitan el diseño y la ergonomía de las sillas de oficina, mientras que el suelo es fácilmente lavable. Un travesaño simétrico asume las funciones de salpicadero: de él cuelgan la columna de dirección y el volante, y cuenta con un soporte para smartphones (así se evitan grandes y costosas pantallas), además de cinco interruptores para el sistema de aire acondicionado.

El travesaño incorpora además un riel electrificado en el que se pueden enchufar accesorios mediante tomas USB que se deslizan por él. Esto es ideal para alimentar a diferentes dispositivos o incluso para enchufar una cafetera.

“Con el Oli, Citroën vuelve a marcar el futuro del automóvil con un vehículo que, lejos de ser un simple ejercicio de estilo, abre la senda a innovaciones pensadas para solucionar los problemas del día a día”, ha declarado en Madrid Vincent Cobée. En su acreditada opinión, este prototipo explora campos tan diversos como los materiales, el confort, la reciclabilidad y la eficiencia de la movilidad eléctrica “aportando nuevas alternativas que podremos ver en próximos lanzamientos de la marca”.

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