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La carga eléctrica en farolas, una solución sencilla que 'viaja' de Reino Unido a Berlín

La recarga en farolas podría ser una solución idónea para España, donde un 64,9% de la población vive en pisos.

Víctor Celaya

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Junto con otras debilidades propias del coche eléctrico, como su alto precio actual y una autonomía que aún no satisface a todo el mundo, el principal freno a la movilidad eléctrica consiste hoy en la falta de una red de recarga suficiente. Una de las razones que explican el especial retraso de España en relación con otros países europeos es tan básica como el hecho de que la mayoría de la población de nuestro país reside en pisos y no tiene garaje, y de que resulta más cómodo y sencillo cargar un vehículo cuando se vive en una casa unifamiliar.

La posibilidad de aprovechar una infraestructura ya existente, como las farolas de la vía pública, para surtir de puntos de recarga a la población cuyos coches duermen en la calle es una idea que ya ha dado buenos resultados en Londres y otras ciudades de Reino Unido y que ahora va a implantarse en Berlín, la capital de Alemania. Ubitricity, un fabricante de soluciones de carga para vehículos eléctricos propiedad del Grupo Shell, ha obtenido una licitación pública de esa ciudad para instalar al menos 200 puntos de carga en farolas públicas. 

Los postes permitirán cargar sus automóviles convenientemente cerca de su hogar a los habitantes de Berlín sin un espacio de estacionamiento privado, que se calcula en alrededor del 60%. Los primeros cargadores de farolas se instalarán en los distritos de Steglitz-Zehlendorf y Marzahn-Hellersdorf, donde la ausencia de garajes es más acusada, y utilizarán el modelo Heinz, que ha sido desarrollado específicamente para el mercado alemán.

Los cargadores Heinz, que se pusieron a punto junto con ebee Smart Technologies en el campus EUREF de Berlín, se montarán en la columna de las farolas y, por lo tanto, mantendrán los caminos despejados. Con una capacidad de carga de 3,7 kW, ofrecen unas condiciones óptimas para la recarga urbana según los tiempos de estacionamiento habituales del residente.

Dicha potencia basta para que un coche que pase ocho horas estacionado recupere unos 24 kWh o, lo que es lo mismo, la energía necesaria para recorrer 160 kilómetros aproximadamente. Por supuesto, una instalación de estas características evita al usuario recurrir a la red de recarga rápida pública, con precios más elevados, y estar pendiente de retirar el vehículo cuando termina la operación.

La instalación de los primeros 200 puntos de carga se coordinará con el Departamento de Medio Ambiente, Movilidad Urbana, Protección del Consumidor y Acción Climática del Senado de Berlín, y se lleva a cabo en el marco de un proyecto de aire limpio financiado por el Gobierno federal. En caso de aprobarse la ampliación del proyecto ya solicitada, se podrían instalar hasta 800 puntos de recarga de postes de luz adicionales.

En los puntos de recarga de Ubitricity, los residentes tienen la opción de cargar con las tarifas habituales de su proveedor de energía o bien mediante el código QR que aparece en el poste, el cual funciona sin necesidad de registrarse. Para ambas variantes, solo se requiere un cable de carga estándar tipo 2.

El CEO de la firma, con sede precisamente en Berlín, ha subrayado que “el uso de la infraestructura existente para los puntos de carga públicos es una de las formas clave de hacer que los vehículos eléctricos sean posibles para todos los conductores”.

Por su parte, Fabian Ziegler, CEO de Shell en Alemania, vaticina que en el futuro solo uno de cada cinco procesos de carga tendrá lugar en estaciones de servicio. “En el verano de 2021 -recuerda-, el Gobierno alemán decidió luchar por la neutralidad climática con vistas a 2045. Este era un plan ambicioso, pero factible, siempre que todos los actores se unan. [Nosotros] queremos ser parte de la solución y ayudar a que la gente cambie a vehículos eléctricos ofreciendo opciones de carga para cada ocasión: en casa, en el trabajo, en la carretera y, ahora también, durante la noche en los postes de luz”.

Una buena opción para España

La recarga en farolas podría ser, sobre el papel, una solución idónea para un país como el nuestro, en el que un 64,9% de la población vive en pisos, según datos de 2018 de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat). De hecho, España es el segundo país de la UE donde un mayor porcentaje de sus habitantes reside en este tipo de edificaciones, superado solo por Letonia.

En Alemania esa cuota es del 56,3% y en Italia, del 52,6%. Las diferencias se aprecian con mayor claridad si miramos a nuestros vecinos del norte, donde se compran muchos más vehículos eléctricos y donde la proporción casa/piso viene a ser la opuesta a la española: en Francia, siete de cada 10 personas viven en una casa y solo tres en un bloque; en Bélgica solo un 22,4% reside en pisos, y en Irlanda, auténtico paraíso de las viviendas unifamiliares, casi el 92% vive en una residencia de este tipo.

Atendiendo a la media en los 27 países de la UE, menos de la mitad de sus habitantes (un 46%) vive en pisos, y en consecuencia más de la mitad lo hace en casas. Esta proporción es esencial para entender el problema, porque residir en una vivienda unifamiliar facilita normalmente la instalación de un punto de recarga doméstico.

A este panorama debemos sumar otra circunstancia particular de España, como es que aquí el porcentaje de coches que duerme en la calle ronda el 70%, lo que dificulta la recarga nocturna, que es no solo la más habitual sino también la más económica en términos generales. Los cargadores en farolas podrían paliar, desde luego, esta situación.

Por completar el cuadro, haremos por último una referencia a la instalación de un cargador en garajes comunitarios. Desde 2014 es obligatorio que todas las viviendas de nueva construcción tengan una preinstalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos, y la Ley de Propiedad Horizontal dicta que “la instalación de un punto de recarga de vehículos para uso privado en el aparcamiento del edificio, siempre que este se ubique en una plaza individual de garaje, solo requerirá la comunicación previa a la comunidad”. Hasta aquí todo correcto.

Ahora bien, los edificios antiguos pueden tener más dificultades para superar los estrictos requisitos técnicos que exige la aprobación de un proyecto de esta clase y obtener así el llamado Boletín. La instalación eléctrica de una construcción depende de la demanda de energía prevista, que en muchos garajes de antaño se limitaba a la requerida por la puerta de acceso, la iluminación y poco más, mientras que los cargadores multiplican esas necesidades de tal forma que se imponen costosas inversiones que muchos vecinos no están dispuestos a realizar.

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