Todos los movimientos civiles que buscaron y consiguieron la mejora de la calidad de vida y, en último término, la emancipación de los colectivos sociales, contaron como aliado común a las mujeres, algo que se descubrió como inestimable.
Desde las minorías étnicas y culturales, pasando por las personas del colectivo LGTB o por las reivindicaciones laborales, siempre todas llegaron a buen puerto gracias a la labor encomiable de madres, hermanas y compañeras. Luego llegaron las propias reivindicaciones: el trabajo, el voto o el aborto, por citar sólo algunas. Por tanto, aunque sólo hubiera sido por justicia histórica, cabe ya en el siglo XXI un reconocimiento total y global al papel que las féminas han tenido en el desarrollo de nuestras sociedades.
Y estando en el siglo XXI, queda tanto por hacer, que si bien no podemos perder de vista ésta sociedad en la que vivimos, por supuesto, tampoco podemos hacerlo con las que nos resultan lejanas. Ponemos por ejemplo, ahora que está lamentablemente tan de actualidad, a las mujeres que se ven atrapadas en el conflicto sirio, que se han visto presas de la guerra, la esclavitud y el desplazamiento forzoso, todo al mismo tiempo.
No está todo hecho, y en algunos casos, como el de estas mujeres que viven en medio de conflictos bélicos (algunos olvidados), ni tan siquiera hemos empezado.
Quizá uno de los asuntos más destacables conseguidos es que estemos hablando de ello; que la situación de exilio, ocultación, e incluso vamos a llamarle 'negación de la existencia propia de la mujer' en esas sociedades lejanas a la nuestra, se conozca, pero sobre todo nos haga movernos del sillón y reaccionar.
Desde el compromiso firme de servicio público y ciudadanía activa, todas y todos, hemos de poner de nuestra parte para poner en marcha procesos de emancipación de todas estas mujeres, que no tienen ni el 1% de las posibilidades que tenemos en las sociedades occidentales, y mucho menos nada de lo ya conseguido tras muchos años de lucha por las mujeres. Hablamos de emancipación, pero quizás deberíamos hablar de algo tan básico como el propio reconocimiento de que existen.
Continuemos con el trabajo que nos equipare en todos los baremos, porque con ese trabajo, las mujeres de Europa se convierten en un espejo, en un faro de esperanza para aquellas que tienen un duro camino por recorrer. Es de justicia histórica, decíamos, el que las mujeres tomen mando en un mundo que, sinceramente, sin el feminismo y su lucha se hubiera ido al garete. En todos los rincones de este mundo que nos ha tocado vivir y en el que nos ha tocado luchar, seguro que encontraréis a valientes para esta batalla sin balas, como quienes firman.
La Sardina es colaboradora de eldiario.es Región de Murcia
Presen López es diputada regional del Partido Socialista en Murcia
Todos los movimientos civiles que buscaron y consiguieron la mejora de la calidad de vida y, en último término, la emancipación de los colectivos sociales, contaron como aliado común a las mujeres, algo que se descubrió como inestimable.
Desde las minorías étnicas y culturales, pasando por las personas del colectivo LGTB o por las reivindicaciones laborales, siempre todas llegaron a buen puerto gracias a la labor encomiable de madres, hermanas y compañeras. Luego llegaron las propias reivindicaciones: el trabajo, el voto o el aborto, por citar sólo algunas. Por tanto, aunque sólo hubiera sido por justicia histórica, cabe ya en el siglo XXI un reconocimiento total y global al papel que las féminas han tenido en el desarrollo de nuestras sociedades.