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Política cuñada

El martes cuando atravesaba la plaza de la catedral vi los preparativos para devolver a la patrona, la virgen de la Fuensanta, al santuario. Una tradición que se repite año tras año, como los atascos que tal subida produce en el tráfico de la ciudad. No es fiesta, aunque todos los políticos con trabajo recorran el camino para ver si tocan su trocito de foto con las andas de la patrona. Serán días de asuntos religiosos, digo, propios.

Lo curioso de esta situación que, por reiterada no es nueva, es el empleo que hicieron de ella ciertos personajes desinformados, aplaudir a la virgen bien, pero darle al proyecto de movilidad europeo del PSOE esta todavía mejor y más si se acercan elecciones y, así, hemos podido ver uno tras otros los cuñados que un día son muy de la Semana Santa y otros…Lo peor es que sin darse cuenta de que con estas campañas andan perdiendo votantes a puñados. Más de un votante de derechas de toda la vida anda pensando en votar al PSOE por ese mismo proyecto de movilidad contra el que el PP y Vox han hecho una cruzada.

Hay realidades contra las que resulta imposible luchar, los procesos de lluvias torrenciales y sequías parece que van a a ser más intensos por el cambio climático. La desalación es una necesidad ante dichos cambios y es hacia donde debe marchar un proyecto de futuro que tiene que articular la Región. El camino está tomado con la interconexión de las desaladoras, pero aquí algunos juegan a bajar el precio del agua haciendo política y pidiendo lo imposible. Verás cuando llegue Europa con los recortes.

Los intereses de unos pocos, como ha sucedido con el Mar Menor, acaban ahogando las necesidades de muchos: la pérdida de valor de las casas en los alrededores de la laguna es una realidad; la situación de los pescadores otra; el impacto sobre el turismo y los negocios asociados incapaces de asociarse para defender su futuro. La peor es que o aspiran a separarse de Europa o a que España pague, como en el caso de Doñana, las multas multimillonarias que habrán de llegar por sus políticas. En resumen, que el lobby agrario de Vox y el Gobierno regional han decidido esconder la cabeza durante las elecciones o cambiar de discurso esperanzado de que los tiempos líquidos en los que vivimos hagan olvidar lo que sostenían ayer. Veremos si los murcianos tienen memoria de pez dora y tragaderas de ballena.  

El caso más evidente el tema del AVE. Este ha dejado de ser una decisión consciente de Valcárcel, que ellos se empeñaban hacer traer en superficie partiendo la ciudad, a un problema del presidente del gobierno Pedro Sánchez que, para más inri, fue quien en último término decidió que lo trajeran soterrado y anda apostando por la conexión por Albacete. Todo ello por no hablar del aeropuerto, un fracaso anunciado, que pagamos todos sigue en el término municipal de Murcia o la famosa desaladora de Valcárcel.

Entre medias, todos dicen que sí al tranvía a costa del protocolo que han logrado firmado Serrano y Vélez, aunque la sinceridad del primero haya llevado a que hayamos pasado del éxito a discutir por dónde lo queremos y esto en algo que coincidimos casi todos, por nuestra puerta; aunque todos sepamos que eso es imposible. El caso es que con esta discusión, nadie señala al PP no por no haber querido el tranvía estos últimos años, que pretende llevar Vox en su programa – ahora lo queremos todos - , sino no haber abierto la boca sobre el tercio restante que ha de cubrir el Gobierno regional, que dejo de hablar de la Entidad de transporte metropolitano en cuanto empezaron a decirle paga.

Son las cosas de la vida o del querer, mientras Serrano parece que tiene una apuesta para la ciudad – lo del parque de Barriomar un puntazo - , otro día analizamos las virtudes del tranvía; Ballesta sigue sumido en su juego de mascaras y perros de presa; Gestoso no se le ve; Elvira no levanta cabeza desde aquella metedura de pata en la presentación de su campaña; Pedro García Rex lleva a gente maravillosa de tres; y Mario, un tío estupendo, intenta despegar. Y sí, hablo de personas, que esto es política municipal.

El martes cuando atravesaba la plaza de la catedral vi los preparativos para devolver a la patrona, la virgen de la Fuensanta, al santuario. Una tradición que se repite año tras año, como los atascos que tal subida produce en el tráfico de la ciudad. No es fiesta, aunque todos los políticos con trabajo recorran el camino para ver si tocan su trocito de foto con las andas de la patrona. Serán días de asuntos religiosos, digo, propios.

Lo curioso de esta situación que, por reiterada no es nueva, es el empleo que hicieron de ella ciertos personajes desinformados, aplaudir a la virgen bien, pero darle al proyecto de movilidad europeo del PSOE esta todavía mejor y más si se acercan elecciones y, así, hemos podido ver uno tras otros los cuñados que un día son muy de la Semana Santa y otros…Lo peor es que sin darse cuenta de que con estas campañas andan perdiendo votantes a puñados. Más de un votante de derechas de toda la vida anda pensando en votar al PSOE por ese mismo proyecto de movilidad contra el que el PP y Vox han hecho una cruzada.