La Txantrea, el barrio de Pamplona construido por sus vecinos e inaugurado por Franco, cumple 75 años

El 4 de diciembre de 1952, el dictador Francisco Franco saludaba desde un balcón a los pamploneses que habían acudido a la inauguración del barrio de la Chantrea. Donde aquel día colgaban estandartes con el escudo franquista, ahora ondean una bandera palestina, una ikurriña y una bandera navarra sin corona, utilizada frecuentemente por la izquierda abertzale. En los 75 años desde que se puso la primera piedra, la Txantrea, ahora escrita con 'tx', se ha convertido en bastión de la izquierda en Pamplona caracterizado por su fuerte sentido de pertenencia y capacidad luchadora.

El Patronato Francisco Franco impulsó la creación del barrio a comienzos de la década de 1950 en unos terrenos que eran propiedad de los chantres de la catedral de Pamplona (los responsables del canto litúrgico), lo que dio origen al nombre de Chantrea. Una particularidad del origen de este barrio es que las viviendas fueron levantadas por los mismos vecinos que las habitan. Después de sus largas jornadas laborales, los vecinos trabajaban en la construcción de las casas, que luego fueron sorteadas entre ellos. Como compensación, se les descontaron 13.840 pesetas de las 47.840 en las que estaban valoradas. Serían unos 83 y 282 euros al cambio de 2002. “Ahí se explica el fuerte orgullo de pertenencia que hay en la Txantrea. Es normal que lo sientan más suyo cuando han construido sus propias casas”, afirma Juan Echenique, historiador y autor del libro ‘Secretos de Pamplona’.

Las viviendas, de dos plantas, tenían un espacio en la planta baja destinado a gallinero y un pequeño huerto para el autoconsumo. Echenique asegura que estas casas fueron pensadas para los obreros que habían migrado de otras partes de España en busca de trabajo: “Con esto tenías para sobrevivir; tenías resueltos los huevos, la fruta y algo de carne”.

Según Agustín, vecino de la Txantrea de 67 años, se les consideraba un barrio “de segunda”, eran ignorados por el Ayuntamiento y desmerecidos por los demás vecinos de la ciudad: “Antes las calles estaban sucias, no veías pasar al camión de la basura y las aceras estaban destrozadas”. Esa falta de atención también impulsó el fuerte sentimiento comunitario que tiene la “Txan”, como lo llaman cariñosamente sus habitantes.

A finales de la década de 1970, por iniciativa popular y sin permisos municipales nació el rastro de la Txantrea, la muestra por excelencia de ese sentimiento de pertenencia. El rastro rápidamente se convirtió en un espacio donde los vecinos acudían a comprar, vender y disfrutar de espectáculos. Entre sus momentos más memorables destaca el debut de la banda Barricada, que años después le dedicaría la canción 'Barrio conflictivo' a la Txantrea.

El Ayuntamiento de Pamplona intentó erradicar el rastro en repetidas ocasiones con multas, controles y cargas policiales. El barrio resistió durante 10 años hasta que en 1991, el alcalde de UPN Alfredo Jaime, ganó la batalla al barrio y movió el rastro a la otra punta de la ciudad. Koldo, vecino “de toda la vida” de 68 años, describe la Txantrea como un “barrio obrero y luchador”. A lo largo de los años, sus fiestas y eventos han sido también espacios de reivindicación política vinculados a la izquierda abertzale, lo que ha generado aún más enfrentamientos con distintos alcaldes.

Años después, en 2010, cuando la Txantrea se preparaba para celebrar sus fiestas populares, el Ayuntamiento encabezado por Yolanda Barcina inundó con 20.000 litros de agua la zona donde se suelen celebrar los eventos y desplegaron policías para impedir el acceso de los vecinos. Aun así, los txantreanos montaron sus mesas y carpas como todos los años, solo que esta vez instalaron una pancarta que leía “Gracias, Barcina, nos gusta tu piscina”. 

El pasado miércoles se cumplieron 75 años de la colocación de la primera piedra en el barrio. Entre otras celebraciones, los vecinos van a “reinaugurar el barrio” parodiando la visita del dictador a finales de mes. Mucho ha cambiado desde que Franco visitó la Txantrea, nuevos edificios más altos la rodean, su nombre se escribe con tx y, como afirma Koldo: “Han cambiado el nombre de todas las calles, porque eran todos franquistas”. Eso sí, lo que “sigue igual”, según vecinos como Mª Ángeles, es el espíritu del barrio.