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Antonio López crre que el arte ha “tocado fondo” y ve en la ciencia la “gran esperanza”

EFE

Santander —

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El pintor Antonio López cree que el arte es como un termómetro o como los glóbulos blancos, que avisa de lo que está pasando y si el ser humano “va hacia la oscuridad”, dice, el arte le acompaña. En su opinión, ahora “ha tocado fondo, como la sociedad” y la ciencia “es la gran esperanza”.

Son algunas de las reflexiones que ha compartido con los alumnos del curso “Economía creativa y el valor de las ideas” de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en un mano a mano intelectual con el científico Francisco Ayala.

Un diálogo entre ciencia y arte, de más de dos horas y media, en el que López y Ayala, que comparten generación (ambos nacieron poco antes del comienzo de la Guerra Civil), han hablado de pintura y de la evolución humana, del trabajo del científico y del artista, de la crisis de valores de la sociedad actual y de lo necesario que es invertir en ciencia.

Antonio López ha empezado por confesar que le cansa oír a los artistas, y a veces hasta a sí mismo, porque dicen “cosas muy volátiles”. Si ha aceptado este mano a mano ha sido por “el cebo de la ciencia”, a su juicio “nuestra gran esperanza”.

“Los científicos ganan la partida, nunca el arte, que está en manos del dinero y tiene todos los fallos que tiene una sociedad prepotente, caprichosa y que ha perdido el norte”, ha sentenciado este artista, convencido de que los científicos “nos van a sacar del atolladero, nunca los políticos, nunca los banqueros”.

A los políticos los ve como “una desgracia”, algo que, en su opinión, tiene mucho que ver “con una economía resuelta y programada desde la más absoluta ignorancia”.

Para Antonio López, si arte y ciencia tienen algo en común es que detrás de ellos hay “hombres y mujeres deseando saber más, que sienten un impulso irresistible hacia el conocimiento”, en el arte desde lo irracional y lo emocional y en la ciencia “desde lo racional, lo tranquilizante”.

También ha defendido que la ciencia es mejorable pero el arte no: evoluciona pero no mejora como lo demuestran, a su modo de ver, las pinturas de Altamira.

“El hombre es la unión de las dos cosas: la capacidad para racionalizar las cosas y una especie de fulgor que le hace percibir el milagro de lo irracional y que tiene que ver con el amor, con los emociones básicas”, un “tránsito por el misterio” que llegó, según este pintor, “inmediatamente, en cuanto el hombre experimentó el amor, el odio, el temor, la fascinación por lo que le rodeaba”.

Si el tiempo de existencia de la especie humana se redujera a la escala de un año, el ser humano llevaría sobre la tierra quince minutos, según Francisco Ayala, quien ha señalado que es la única especie que tiene conciencia de que existe y, por tanto, también de la muerte, con todas las consecuencias que eso tiene.

En los años 80, hizo un estudio para el Gobierno español sobre la inversión en ciencia, con unos resultados “dramáticos”: el país le dedicaba el 0,4 por ciento del PIB, se llegó hasta el 1 y ahora está en el 0,9.

Ha explicado que en los años de crecimiento de la inversión, la ciencia española alcanzó “una dignidad mundial considerable” pero ahora no crea puestos para los científicos, una situación “dramática” que ha llevado “a una hemorragia de la ciencia en España”.

Si en el debate Antonio López ha confesado que le gusta ser pintor y además realista y que no se cambiaría por ningún otro artista, Ayala ha asegurado que a él le ocurre lo mismo y que, a sus 79 años, sigue en el laboratorio aunque le paguen igual que si estuviera jubilado. Algo que no podría hacer en España pero sí en Estados Unidos, donde la jubilación tiene que ver con la competencia, no con la edad, ha apostillado.