Dacca, 24 nov (EFE).- Las autoridades de Bangladesh reanudaron este miércoles el traslado de rohinyás desde los masificados campamentos de refugiados en el sureste del país a una isla remota en la bahía de Bengala, desoyendo así las numerosas críticas que piden que se garantice la libertad de movimiento en la isla.
El nuevo grupo de refugiados que abandonaron hoy los campamentos en Cox's Bazar lo conforman unos 250 rohinyás, que salieron con destino a la localidad de Chittagong antes de su traslado en barco a la isla de Bhasan Char, afirmó a Efe el comisionado adjunto de Bangladesh para los refugiados, Mohammad Shamsuddoha.
“Aceptaron ir de manera voluntaria. El grupo hará noche en Chittagong y viajará a Bhasan Char por la mañana”, detalló. Estos rohinyás se unirán a los 20.000 miembros de esta perseguida minoría que se encuentra ya en la isla de unos 40 kilómetros cuadrados.
La salida del nuevo grupo se produjo un día después de que la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) instara a Bangladesh a detener los traslados a la isla hasta que se garantice la libertad de movimientos y otros derechos de los refugiados.
Las autoridades de Bangladesh firmaron el pasado 9 de octubre un acuerdo con organismos de las Naciones Unidas para brindar apoyo humanitario a los rohinyás en la isla, una labor que incluye la garantía de educación, formación profesional o acceso a la salud.
La ONU pretende que este acuerdo ayude a los refugiados que se beneficien de estos servicios a llevar una vida digna en el momento en que regresen a Birmania (Myanmar), de donde huyeron tras el inicio en 2017 de una campaña militar contra esta minoría.
HRW advirtió sin embargo a las autoridades bangladesíes que el acuerdo con la ONU no les da vía libre para reubicar a la fuerza en la isla, un proceso que comenzó el pasado diciembre y con el que esperan alcanzar en los próximos meses los 80.000 rohinyás del total de 100.000 refugiados planeados en un principio en Bhasan Char.
Unos 738.000 rohinyás llegaron a Bangladesh tras el estallido en agosto de 2017 de una campaña de persecución y violencia por parte del Ejército de la vecina Birmania, que la ONU calificó de ejemplo de limpieza étnica y un posible genocidio, crímenes de lesa humanidad que investigan los tribunales internacionales.