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Higgins, favorito a la reelección como presidente, a pesar del populismo

EFE

Dublín —

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La campaña de las elecciones a la presidencia de Irlanda, un puesto principalmente representativo, entra en la recta final sacudida por el populismo de uno de los candidatos, lo que no ha afectado a la popularidad del actual inquilino y máximo favorito, Michael D. Higgins.

El veterano político del Partido Laborista, de 77 años, goza de un enorme tirón, como demuestra la última encuesta divulgada este domingo, que le concede el 68 % de apoyo en las urnas, una situación sin precedentes en este tipo de comicios, en los que están llamados a votar este viernes poco más de tres millones de irlandeses.

Muy lejos se sitúan los otros cinco aspirantes, con el empresario Seán Gallagher encabezando el pelotón perseguidor a 56 puntos de distancia y a 59 la candidata del nacionalista Sinn Féin Liadh Ní Riada, el único gran partido político que ha desafiado a Higgins.

Les siguen la activista por los derechos de los desfavorecidos Joan Freeman, con el 6 % de apoyo; y los empresarios y multimillonarios Gavin Duffy y Peter Casey, con el 3 y 2 %, respectivamente.

Con esas cifras, que apenas han oscilado desde hace semanas, se preveía una campaña tranquila y, en cierta manera, gris, a pesar de que Casey, un emigrante retornado desde Estados Unidos de 61 años, se declaró “enemigo de la corrección política” y partidario de “hablar claro”, al más puro estilo Donald Trump.

Así lo hizo cuando la pasada semana criticó a los “nómadas irlandeses”, a los que el Gobierno de Dublín concedió en 2017 la condición de “grupo étnico minoritario”, pero que, según él, no son diferentes en términos raciales al resto de la ciudadanía nativa, al tiempo que su forma de vida itinerante consiste, dijo, en “acampar en las tierras de otros”.

Estas palabras generaron gran polémica y el resto de candidatos le han tachado de “intolerante” y “racista”, si bien sus maneras populistas no le han hecho ni avanzar ni perder terreno.

Casey también atacó el único flanco débil detectado en la gestión de Higgins durante los últimos siete años: una supuesta opacidad en las cuentas de la presidencia.

El jefe del Estado saliente ha reiterado que no hay irregularidades y se ha comprometido a publicar esos números después de las elecciones, lo cual demuestra la gran confianza que aparenta tener en él el electorado de este país.

Académico, poeta de notable talento y apasionado defensor de causas humanitarias, Higgins es también un político astuto y, para evitar desgaste, ha decidido participar en solo tres de los seis debates programados para la campaña, una decisión censurada por los otros candidatos.

Gallagher, de 56 años, confiaba en tomarse la revancha de los comicios de 2011, cuando acabó segundo con un respetable 35,5 % de votos, por el 56,8 % de Higgins y el 15 % del candidato del Sinn Féin, el histórico dirigente del IRA Martin McGuinness (1950-2017).

Entonces, este hombre de negocios, conocido además por su participación como experto en un programa de telerrealidad para emprendedores - en el que también han figurado Casey y Duffy -, consideró que sus opciones de victoria se vieron mermadas por unas informaciones de la cadena pública RTE.

Este medio dejó entrever que Gallagher había recibido donaciones del principal partido de la oposición, el centrista Fianna Fáil, que no presentó candidato oficial, lo cual resultó ser falso, según decidió este año un tribunal, que obligó al ente público a pagarle una compensación.

La otra alternativa creíble para Higgins era la del Sinn Féin, el antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), que con la eurodiputada Ní Riada, de 51 años, aspiraba a presentar a una candidata experimentada, buena oradora y feminista.

No obstante, la aspirante, como otros correligionarios, ha titubeado a la hora de condenar tajantemente la violencia del IRA durante el pasado conflicto en la isla de Irlanda, lo que suele pasar factura a sus políticos.

Por ello, Ní Riada no ha llegado siquiera al nivel de apoyo que tiene el Sinn Féin en la República de Irlanda, donde se sitúa en torno al 25 % y le afianza como tercera fuerza nacional.

Todo apunta a una espectacular victoria de Higgins, quien ha pedido al electorado que deposite su confianza en su “experiencia” para llevar al mundo “una voz de sabiduría y respeto”.

Además, dice estar a punto de convertirse en un octogenario en una gran forma física: “No bebo, no fumo y tengo un profesor de yoga”.