Los mensajes entre Fernández Díaz y su número dos apuntan a la implicación del CNI en el espionaje a Bárcenas

Pedro Águeda

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Los mensajes entre el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz y su número dos, Francisco Martínez, aluden a la presunta implicación del Centro Nacional de Inteligencia en el espionaje a Luis Bárcenas. En uno de ellos, de julio de 2013, Martínez solicita al ministro el “contacto cecilio” y Fernández Díaz responde que se lo facilitará después. Se trata de uno de los cuatro mensajes que Martínez depositó ante notario en el verano de 2019 a raíz de que fuera señalado por el comisario Enrique García Castaño en su declaración ante el juez y de que Fernández Díaz afirmara públicamente que desconocía por completo el operativo policial sobre el entorno del extesorero del PP.

La posible implicación del servicio de Inteligencia en el espionaje a Bárcenas agravaría la responsabilidad del Gobierno de Mariano Rajoy en la operación. “Cecilio” es una de las denominaciones extendidas entre los policías nacionales para referirse a los miembros del CNI. El juez del caso Villarejo, Manuel García-Castellón, podría decidir este mismo lunes acerca de la imputación de Fernández Díaz; la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal; y el marido de esta, Ignacio López del Hierro, que le solicitó el viernes Anticorrupción, según desveló elDiario.es. Fernández Díaz y Martínez, que aguarda para declarar al levantamiento del secreto del sumario, también previsto para el lunes, deberán profundizar en el contenido del citado mensaje sobre el CNI y el resto de los incautados por la Policía en casa del exsecretario de Estado. Según las citadas fuentes, en el mensaje no hay una alusión directa a Bárcenas.

La Audiencia Nacional investiga en esta pieza del caso Villarejo un operativo extrajudicial montado para recuperar pruebas que comprometían a dirigentes del Partido Popular en la financiación irregular de la formación durante dos décadas. Se trató, según sospechan los investigadores, de la utilización de funcionarios y medios públicos, policías y gastos reservados, para proteger al partido en el Gobierno. Algunos de los implicados han defendido ante el juez que hubo varias operaciones simultáneas y que una de ellas consistía en localizar a los testaferros de Bárcenas y recuperar el dinero dentro de la legalidad. Sin embargo, ni el operativo ni sus supuestos resultados se produjeron en el marco de la investigación judicial de la caja B del PP, que instruía Pablo Ruz, ni participaron en ella los agentes de la UDEF a las órdenes directas del magistrado.

La sombra del CNI planea sobre el espionaje a Bárcenas desde que trascendiera hace cinco años un episodio de aquellos días del verano de 2013. Los agentes del Área Especial de Seguimiento (AES) vigilaban día y noche los movimientos de Rosalía Iglesias, esposa de Bárcenas, y del hijo de ambos, Guillermo. En uno de los desplazamientos de Iglesias, tanto el chófer infiltrado como los policías del AES detectaron unas motocicletas que seguían al vehículo y que no pertenecían a su operativo. Al comprobar posteriormente las matrículas, los policías constataron que eran falsas. El comisario García Castaño puso este suceso en conocimiento del magistrado instructor en una de sus declaraciones como investigado, según fuentes jurídicas.

elDiario.es ha preguntado a un portavoz oficial del CNI sobre el citado mensaje y este ha respondido que el Centro no tiene comentario alguno que hacer. De confirmarse la implicación del CNI en un espionaje a Bárcenas para proteger al partido en el Gobierno, el servicio de Inteligencia habría transgredido la ley que regula su funcionamiento, de 2002. El Centro Nacional de Inteligencia, dice su artículo primero, “es el organismo público responsable de facilitar al presidente del Gobierno y al Gobierno de la Nación las informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones”. Nada dice, por tanto, de proteger al partido en el Gobierno.

El CNI se ha desvinculado siempre de las actividades de la brigada política de la Policía durante la primera legislatura de Rajoy, ya fuera en sus maniobras contra el proceso soberanista catalán o para desprestigiar a Podemos. En el caso del informe sobre la supuesta financiación irregular del partido de Pablo Iglesias, el denominado informe PISA, un portavoz del CNI desmintió formalmente cualquier implicación del servicio de Inteligencia en su confección, un posicionamiento público poco frecuente.

En el momento del espionaje a Bárcenas, el CNI dependía de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien luego competiría por la presidencia del PP con Pablo Casado y María Dolores de Cospedal. Esta última quedó apartada tras la primera ronda de las primarias y apoyó a Casado frente a Sáenz de Santamaría en la votación de los compromisarios, lo que llevó a la victoria al actual líder de los conservadores. Dos meses después, Cospedal tuvo que abandonar la política por la grabación de una reunión con el comisario Villarejo en la sede central del partido para intentar sabotear el caso Gürtel. En esa reunión también participó el esposo de Cospedal.

La tesis de la desvinculación del CNI de las maniobras policiales contra la oposición se ha alimentado en parte del enfrentamiento entre Fernández Díaz y Sáenz de Santamaría. El primero pertenecía al conocido como G-5, un grupo de ministros amigos entre sí y de Mariano Rajoy que compartían su animadversión hacia la número dos del Ejecutivo. Sin embargo, la relación entre Sáenz de Santamaría y Fernández Díaz no fue siempre mala, más bien al contrario, y esa sintonía se prolongó durante la primera parte de la legislatura de 2012 a 2016. El director del CNI entonces era el general Félix Sanz Roldán, señalado en otra pieza del caso por haber intercedido ante Corinna Larsen por los intereses del rey emérito.

Los otros mensajes ante notario

En las previsibles citaciones de Fernández Díaz y Martínez, ambos tendrán que responder además a los otros mensajes despositados ante notario por el exsecretario de Estado y que Asuntos Internos se llevó de su casa el 14 de marzo pasado. Como adelantó elDiario.es, uno de ellos demostraría que fue Fernández Díaz quien puso en conocimiento de su secretario de Estado de Seguridad la existencia de un dispositivo policial que incluía la infiltración de un topo en el entorno de Bárcenas y que resultó ser el chófer de la familia, Sergio Ríos Esgueva, hoy policía nacional. En el mismo mensaje, el ministro del Interior habría pedido a Martínez que supervisara el operativo.

Otro de ellos es un mensaje que Fernández Díaz ha recibido y le reenvía al secretario de Estado de Seguridad. En el mismo se le informa de que una de las acciones se ha desarrollado “con éxito”. Igualmente no se menciona a Bárcenas o la Operación Kitchen y no consta a qué maniobra alude de las que se realizaron para obtener información en poder de la familia del tesorero.