El expresidente ecuatoriano Rafael Correa aseguró este miércoles a Efe que aspira a que se celebren elecciones anticipadas en su país y sopesa presentarse como candidato a vicepresidente de un líder consensuado, emulando así a su excolega argentina Cristina Fernández de Kirchner.
“Es una propuesta”, dijo el exmandatario, y agregó que dentro de su idea, para el cargo de presidente, “probablemente se busque a alguien que no sea tan cercano (al consejo) de la Revolución Ciudadana”, su movimiento.
“Lo importante es cumplir con el rol histórico de recuperar la Patria”, apuntó tras acusar de haberla “destruido” a su sucesor, Lenín Moreno, quien este jueves concluye su segundo año de Gobierno.
Residente en Bélgica desde que dejó el poder en 2017 y requerido por la justicia de su país por violación de medidas cautelares en un caso de secuestro que él considera parte de una “persecución política”, Correa exhorta en su lugar a investigar un presunto caso de corrupción que no duda en atribuir a su sucesor.
“Estamos hablando de un caso de corrupción gravísimo. Moreno debe irse a la cárcel. Y anticipar elecciones”, señaló sobre el llamado “caso INA Papers”, que contempla la posible adquisición de diferentes bienes a través de empresas “offshore” registradas a nombre de terceros.
En un análisis de la situación a dos años de haber dejado el cargo, y tras haber roto con quien fuera su vicepresidente y ahora máximo mandatario en Ecuador, Correa no ahorra en acusaciones sobre que Moreno “ha retrasado quince años” al país.
“Ha traicionado el mandato popular, son cosas que nos recuerdan muchísimo al pasado”, insistió quien, a su vez, es acusado por el actual presidente de una amplia corrupción durante sus años de gobierno entre 2007 y 2017.
En ese sentido, recuerda que Moreno fue su vicepresidente durante cinco años, y se pregunta con sorna: “¿Cómo puede acusar a un Gobierno de corrupción del que él mismo formaba parte? ¿No se dio cuenta que había corrupción generalizada? ¡Eso es porque es mentira!”.
Y dijo que la solución a los cambios que ha ejecutado Moreno -que incluyen el de limitar la elección indefinida por referendo, que le impide ser candidato a presidente- solo se pueden solucionar mediante una nueva “asamblea nacional constituyente”.
“Mi deseo fue retirarme de la política, pero si se anticipan elecciones, si tengo que regresar (..), yo podría ir de vicepresidente o a la Asamblea (Nacional), tratar de ganar esas elecciones y desde ahí organizar una asamblea constituyente para recuperar la patria”, explicó.
La última asamblea constituyente la convocó él mismo hace apenas diez años, pero defiende que es la única salida porque Moreno, a través de siete miembros del Consejo de Participación Ciudadana nombrados por él, alteró la composición de los principales órganos judiciales y de regulación.
De la idea de exmandataria argentina Cristina Fernández de ir de segunda de su anterior exjefe de gabinete, Alberto Fernández, dice que fue “inteligente”, porque “si Cristina iba a la cabeza, tiene una serie de opositores que tratarían de destruirla”.
“Ahora tenemos otra persona a la cabeza y va a reforzar. Yo creo que eso va a añadir bastantes votos y aumenta las probabilidades de victoria”, valoró.
Una táctica que él propone para su país, donde en principio las próximas presidenciales están previstas en 2021.
Preguntado sobre quién sería su número uno ideal para formar binomio, respondió que “hay muchos dirigentes a nivel nacional” porque su movimiento se preocupó “de preparar cuadros”, y apuntó a una persona “que no sea tan cercana a (el consejo de) la Revolución Ciudadana para sumar un poco más”.
Según la nueva ley ecuatoriana, Correa podría aspirar a cualquier candidatura que no sea la Presidencia, siempre y cuando no sea condenado en tribunales.
Su caso ante la justicia, relacionado con el secuestro del político opositor Fernando Balda en Colombia en 2012, está paralizado porque no puede ser juzgado en ausencia, aunque si llegara a Ecuador sería arrestado por violar la medida cautelar que le impuso una jueza de presentarse cada dos semanas ante una corte en Quito, cuando reside en Bruselas.
Correa apela al apoyo popular como contramedida a esas restricciones y, aunque reconoce que podría ir a la cárcel, cree que no se atreverían a hacer “las trampas que han hecho (..) siendo vicepresidente de la República”.