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Sánchez y Rufián protagonizan el enfrentamiento más tenso por las muertes de Marruecos y la reforma laboral

Pasaban las 8 de la tarde cuando ha llegado uno de los momentos más tensos del debate del estado de la nación. Era el turno del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que ha cuestionado el viraje a la izquierda de Pedro Sánchez con sus nuevos anuncios y ha aprovechado el 'cara a cara' para exponer en la tribuna balas usadas por la gendarmería marroquí en la masacre de Melilla. El presidente desde su escaño ha mostrado indignación con el diputado republicano y se lo ha reprochado nada más comenzar la réplica. “Se ha equivocado gravemente. La mera exhibición de balas en este hemiciclo es un error imperdonable”, ha comenzado el socialista, que mientras Rufián le reprochaba lo ocurrido en la valla de Melilla mostrando los proyectiles le decía desde su escaño: “Yo no soy racista”.

“Hoy se ha levantado de izquierdas, enhorabuena”, le ha dicho Rufián nada más empezar su intervención en referencia a las medidas que ha anunciado esta mañana, como un impuesto a las energéticas y a los bancos. “Ha venido a darnos grandes titulares en pos de un futuro mejor. Yo vengo a darle datos de un presente que es mucho peor”, ha advertido antes de enumerar algunas cifras, como que la gente es “3.000 euros más pobre”; que el 30% de la población ya no compra ropa; que el 96% de las limpiadoras tiene ansiedad y el 40%, depresión; o que la brecha de género es ya del 36%; hay 11 suicidios al día hoy o que 23.000 grandes multinacionales pagan menos impuestos que los autónomos, entre otras. “Este es el estado de su nación”, le ha dicho Rufián a Sánchez. 

Críticas de Rufián a Yolanda Díaz

Sánchez le ha respondido que habría estado bien que se hubiera “levantado de izquierdas” el día que se votó la reforma laboral y le ha recordado que el 80% de los nuevos contratos son indefinidos gracias a un error de un diputado del PP que permitió la aprobación de la que es la medida estrella de la coalición. Rufián ha cuestionado la ambición de esa reforma que los republicanos no apoyaron por, entre otras cosas, no endurecer las indemnizaciones por despido. Así, se ha dirigido a Yolanda Díaz al pedirle el apoyo para una iniciativa que pretende ampliar su reforma laboral. El socialista también ha reprendido a Rufián por esa actitud. “¿Qué obsesión tiene usted con la vicepresidenta segunda?”, le ha preguntado antes de recordar que ella no puede intervenir en ese debate. “Qué obsesión porque se hizo con una foto con CEOE y no con ERC”, ha agregado el presidente, que ha recordado que en el acuerdo no solo estaba la patronal sino también los sindicatos UGT y CCOO.

No había sido la única crítica de Rufián a Díaz, con quien la relación se resintió mucho precisamente en la negociación de la reforma laboral. “Hace falta mucho más para frenar a Feijóo y Abascal que sonreír mucho, decir que todo va a ir bien y sobre todo intentar todo el rato hablar sin molestar a nadie”, ha asegurado el diputado republicano. “Hace falta mucho más”, ha añadido, “y ese algo más es militar en la utilidad”. “Las izquierdas necesitamos militar en la utilidad. y eso tiene un nombre: llenar neveras. Necesitamos llenar las neveras de la gente. Militar en lo más útil, en lo más compartido, y eso es escuela, trabajo y familia”. En definitiva, ha dicho Rufián, “aprender, trabajar y querer”. También le ha espetado a Díaz que “antes de sumar hay que escuchar” en alusión al nombre de su proyecto y de nuevo reprochando su actitud respecto a la reforma laboral. 

También ha lanzado un dardo a los partidos del Gobierno a propósito de los audios del comisario Villarejo al mostrar el “apoyo” a Unidas Podemos, pero advertir: “Ojalá ahora cada vez que digamos aquello de los siguientes son ustedes nos hagan caso”. Además, ha aprovechado para pedir a Sánchez que “legisle contra la contaminación mediática”. “Este también es el estado de su nación, porque su nación muchas veces más que una democracia ha sido una platocracia”, ha expresado: “Igual que se legisla contra la contaminación ambiental, porque no deja respirar de forma sana, igual que se legisla contra la contaminación acústica porque no deja dormir de forma sana, deberíamos legislar en contra de la contaminación mediática porque no nos deja pensar de forma sana”.

Sin duda el momento más tenso ha sido cuando Rufián ha echado en cara a Sánchez la masacre de Melilla. “¿Por qué matar a palos en la frontera sur es menos grave que matar a bombazos en Ucrania?”, se ha preguntado: “¿Cuál es la diferencia entre Putin masacrando a ucranianos y [el presidente de Turquía, Recep Tayyip] ErdoÄŸan masacrando a kurdos? Los primeros son rubios y con los ojos azules y los otro, no”. A partir de ahí, el republicano ha sacado unas balas rojas del bolsillo y las ha colocado en el atril explicando que se habían recogido en la valla de Melilla en la que se mató a 37 personas. Sánchez se ha mostrado muy enfadado. “Ustedes no, la gendarmería marroquí. Y usted dijo que no estaba tan mal”, ha dicho mientras el presidente le contestaba molesto desde su escaño dado que esas palabras las pronunció antes de ver las imágenes de lo ocurrido. No obstante, el presidente ha evitado cuestionar la actuación de Marruecos.

“¿Por qué el aumento del 2% en Defensa que les pide EEUU es tan importante? ¿Es para proteger a la gente o para contentar a la OTAN? Se lo digo yo: a cambio de todo ello, la OTAN considera a Ceuta y Melilla territorio de la OTAN y ante cualquier amenaza entrará la defensa de la OTAN y eso vale para un salto a la valla de Ceuta y Melilla”, ha agregado Rufián.

“Hoy se ha equivocado gravemente. La mera exhibición de balas en este hemiciclo es un error imperdonable”, le ha dicho visiblemente enojado el presidente al comenzar su réplica en la que ha dicho que no debería hacerlo “ni siquiera con fines probatorios” ni como método “efectista”, aunque ya se lo había recriminado la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. “El Congreso es el templo de la palabra. Aquí entraron balas y fueron traídos por golpistas. Se ha equivocado, señoría”, ha espetado Sánchez, que ha puesto en pie a la bancada socialista antes de reprocharle que le haya vuelto a repartir “el carné de izquierdas”.

El tono se ha suavizado en el segundo enfrentamiento, cuando Rufián ha bajado decibelios contra Sánchez y el resto del Gobierno. Aunque ha vuelto a mentar la reforma laboral, ha dicho que no lo ha hecho porque tuviera “manía a nadie”, en alusión a Yolanda Díaz, sino porque creía que debía haberse aprobado con toda la izquierda, pese a no tener el beneplácito de la patronal.  

Baja el tono para retomar el diálogo

La segunda intervención del portavoz de ERC ha estado centrada en la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat catalana. Rufián, que ha reivindicado la posición que está teniendo ERC pese al choque con Junts, ha reprochado a Sánchez que solo le haya “dedicado literalmente una frase al conflicto político que todavía vive el Estado español con Catalunya” durante el discurso de la mañana. Y le ha asegurado que ese enfrentamiento “o se dirime con jueces, policía y a palos, que no funciona, o la vía negociada, del diálogo”. “El fracaso de la vía de la negociación no es un fracaso del independentismo, sería un fracaso nuevamente de la izquierda española. No han aprendido nada de Zapatero”, les ha espetado a los socialistas. “Si ustedes no dan soluciones a la gente de Euskadi y Catalunya no solo en lo social, esta gente nos ganará izando banderas”, ha añadido, haciendo alusión a las bancadas de PP y Vox. 

En su respuesta, Sánchez le ha agradecido el cambio y le ha dicho que el Gobierno va a apostar “siempre por el diálogo”, aunque también le ha pedido a ERC y al resto de fuerzas independentistas que en Catalunya dialoguen con quienes no abogan por la independencia. “Espero que pronto podamos celebrar un acuerdo”, ha concluido, poniendo fin al Pleno de este martes, después de casi nueve horas. Sánchez llegaba al debate del estado de la nación precisamente tras descongelar las relaciones con la Generalitat, que se habían roto prácticamente con el escándalo del espionaje. Este viernes el presidente recibirá al jefe del Govern, Pere Aragonès, en Moncloa.