Las autoridades de Tailandia ultiman los preparativos y refuerzan la seguridad para las elecciones generales del próximo domingo, mientras el movimiento antigubernamental alienta a sus seguidores a boicotear los comicios.
Unos 200.000 policías se desplegarán en todo el país para garantizar el desarrollo pacífico de la jornada electoral y de ellos unos 10.000 lo harán en Bangkok, apoyados por unos 7.000 soldados, dijo el responsable del dispositivo policial, Amnart Anatngam.
La mayoría de agentes se concentrarán alrededor de los 93.000 colegios de 375 distritos electorales donde están llamados a votar 48,7 millones de tailandeses.
El portavoz del Ejército, Wintai Suvaree, dijo que las Fuerzas Armadas estarán en estado de máxima alerta para evitar enfrentamientos entre partidarios y detractores del Gobierno, sobretodo en Bangkok, donde sigue vigente el estado de excepción.
La medida fue aprobada hace una semana para intentar contener la violencia en unas protestas antigubernamentales que desde de noviembre han causado 10 muertos y cerca de 600 heridos en varios disturbios, tiroteos y ataques con explosivos.
El equipo de Naciones Unidas en Tailandia mostró, en un comunicado, su preocupación por “el creciente número de incidentes” y llamó a todas las partes a evitar la violencia y a respetar tanto el derecho de manifestación como el de voto.
Mientras, la Comisión Electoral prosiguió sus trabajos de organización de los comicios pese a los intentos de grupos antigubernamentales para impedir la distribución de urnas y papeletas de voto en Bangkok y varias provincias del sur del país.
Un grupo de manifestantes encabezados por un monje activista cercaron un complejo de oficinas del Gobierno en el distrito de Laksi de la capital y exigieron el cese inmediato de la distribución de estos materiales.
El monje, Luang Phu Buddha Issara, calificó las papeletas de voto como “frutos venenosos de árboles venenosos” y alertó del riesgo de una escalada de la violencia y de que haya muertos en el caso de que se celebren las elecciones.
En otra zona de la ciudad, el líder de las protestas, Suthep Thaugsuban, encabezó una nueva marcha para pedir a la población que no vote y se una a la manifestación que ha convocado durante la jornada electoral en contra del Gobierno interino.
Suthep aseguró anoche que sus seguidores no impedirán el acceso a las urnas para evitar brotes de violencia, una semana después de que los manifestantes boicotearan la votación anticipada en Bangkok y en el sur del país.
Unas 440.000 personas, de los 2 millones que se había registrado, no pudieron votar en una jornada en la que varios electores fueron agredidos e intimidados al intentar acceder a los colegios mientras un manifestante murió tiroteado en una refriega.
La primera ministra interina, Yingluck Shinawatra, decidió esta semana mantener la convocatoria electoral al rechazar el aplazamiento que le pedía la Comisión Electoral ante el riesgo de una escalada de la violencia y pese a las escasas posibilidades de que la votación resuelva la crisis política.
El opositor Partido Demócrata no se presenta a estas elecciones en las que los manifestantes impidieron el registro de candidatos en 28 circunscripciones del sur del país.
Este boicot impedirá la elección del número suficiente de diputados para formar el nuevo Parlamento, lo que obligará a convocar nuevos comicios parciales en un proceso que la comisión electoral estima que podría alargarse entre tres y cuatro meses.
Los manifestantes exigen que antes de las elecciones se forme un consejo no electo que sustituya al Gobierno y aborde una reforma del sistema político que consideran corrupto y al servicio de los intereses del ex primer ministro, Thaksin Shinawatra, hermano de Yingluck.
Thaksin, depuesto en 2006 por un golpe militar, ha ganado directamente o a través de partidos afines todas las elecciones generales desde 2001 gracias al apoyo de la población rural del norte y noreste del país que se benefició de sus políticas sociales.