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Arquitectura a ciegas

Buenas a todos, perdonad mi ausencia, pero ya estoy aquí de nuevo.

¿Qué pasaría si nos dijeran que un arquitecto es ciego? Quizás muchos se echarían las manos a la cabeza. Pero es una realidad que puede dar una nueva perspectiva al diseño de edificios y su accesibilidad.

La cuestión es que eso cambió la manera de enfocar su trabajo. Una vez perdió la visión, aparecieron otros sentidos y otros puntos de vista, por mucho que pueda parecer una contradicción.

El tacto para las personas con discapacidad visual es el sentido básico para relacionarse con el mundo, además de los otros, pero el tacto es fundamental. Y eso abre un campo de posibilidades. Las texturas y los materiales se abren paso y definen los espacios arquitectónicos.

Y no solo las texturas, sino también los sonidos y los olores aparecen en primer plano, así que ya no solo se convierten los espacios, sino el resto de sensaciones y eso lo hace un lugar mucho más completo.

Su modo de trabajar, obviamente, cambió hacia un modo parecido al braille. Convirtió los planos dibujados en grabados que pudiera ser capaz de leer con sus dedos y modificándolos, cuando fuera necesario. El modo de modificación de estos planos es a través de unas barritas de cera que ayudan a tener una visión más completa del proyecto.

Me resulta muy interesante el cambio de paradigma a la hora del diseño, puesto que estamos tan enfocados en lo visual que nos perdemos bastante de los otros sentidos. Así Chris Downey ha sido capaz de transformar una dificultad en una opción que en cualquier otra circunstancia apenas se hubiera tenido en cuenta.

Experimentar en carne propia las necesidades de otros es un ejercicio de empatía obligada pero hace que veamos las cosas de otro modo.

Este ejercicio promete ser una vuelta de tuerca al diseño accesible, porque siempre ha de tenerse en cuenta la opinión y el criterio de las personas con discapacidad para conseguir unos diseños completos.

Según Downey, el hecho de que la mayoría de las personas con discapacidad tengan una visión reducida implica que el diseño ha de ser integral, el color y el contraste pueden ser una ayuda fundamental para poder distinguir entre habitaciones y ayudar así a que sean más accesible. Además, el uso de texturas y colores contrastados ayuda a que se localicen las puertas por ejemplo.

Además, en el caso de la señalética también es necesario ubicarla sobre texturas y fondos contrastados, escaleras, bancos, cables, enchufes, para que cualquier persona pueda tenerlos accesible, sea cual sea su necesidad habitacional.

No solo hay que pensar, diseñar y habilitar las casas y edificios públicos en su interior, sino que es todo un compendio de cosas, incluidas las calles. Es ahí donde funciona el diseño arquitectónico, el uso de materiales distintos, con diferentes grados de rugosidad implican espacios diferentes y no solo ayuda a las personas con discapacidad visual, sino que además, puede crear efectos interesantes y novedosos.

Hemos de hablar también, además de las señales, los botones de los ascensores, barreras de las puertas. También avisos sonoros o letreros en Braille para facilitar el acceso al interior de las instalaciones.

Además de las texturas y colores, lo importante es una buena iluminación, que ayuda principalmente a demarcar los caminos dentro y fuera de los edificios. Una iluminación clara, sin tonos oscuros, evita que las personas con discapacidad tengan algún tipo de confusión visual.

Como colofón a sus declaraciones Downey explica que parte de su experiencia ha servido para comprender que hay que realizar un diseño accesible para todos, no sólo para las personas sin discapacidad, sino teniendo en cuenta la mayor cantidad de circunstancias posibles.

Buenas a todos, perdonad mi ausencia, pero ya estoy aquí de nuevo.

¿Qué pasaría si nos dijeran que un arquitecto es ciego? Quizás muchos se echarían las manos a la cabeza. Pero es una realidad que puede dar una nueva perspectiva al diseño de edificios y su accesibilidad.