Enorme polvareda en Sevilla por la restauración de la Macarena: piden perdón y culpan a las nuevas pestañas

Antonio Morente

Sevilla —
21 de junio de 2025 18:58 h

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Hay quien, llevando la cuestión al extremo, ha comparado lo ocurrido con el Ecce Homo de Borja en 2012, pero sin llegar tan lejos lo cierto es que la restauración de la imagen de la Macarena ha levantado una inesperada polvareda en Sevilla. La talla ha estado cinco días retirada del culto para estos trabajos, y cuando este sábado se ha repuesto y se ha podido ver el resultado se ha generado una enorme polémica, con numerosas voces denunciando un cambio radical en la apariencia y su expresividad tradicionales que la hermandad achaca a unas pestañas nuevas. El reproche principal entre los críticos es que está irreconocible.

Ante la cascada de críticas, se procedió a un arreglo a primeras horas de la tarde del sábado, pero los resultados siguieron sin convencer una vez que la basílica de la Macarena reabrió a las 18 horas. Finamente, las aguas parecen haber vuelto a su cauce tras una segunda intervención exprés que ha tenido lugar en la noche del sábado al domingo, tras la cual se ha bajado la imagen de su camarín y se ha colocado frente al altar mayor del templo para que así los feligreses “contemplen en la cercanía” la talla.

La sorpresa ha sido aún mayor por inesperada, ya que la propia corporación no anunció una restauración en sí, sino “trabajos de mantenimiento y conservación” sobre la imagen de la dolorosa y también la del Señor de la Sentencia. El resultado en esta última imagen no ha generado revuelo alguno, pese a que los responsables de la tarea ha sido el mismo equipo de conservadores restauradores dirigidos por el catedrático emérito Francisco Arquillo Torres.

La indignación en redes sociales y entre hermanos que se acercaron el sábado a la basílica a pedir explicaciones provocó una reacción de la hermandad, que por la mañana cerró el templo antes de tiempo para avisar de nuevo a los restauradores. La reapertura de las puertas, ya por la tarde, se hizo coincidir con un comunicado en el que se apuntaba que se había procedido a corregir “un efecto indeseado provocado por las pestañas sustituidas durante la intervención”.

“La hermandad comprende, y comparte, las muestras de preocupación de hermanos y devotos, de ahí que haya actuado con la mayor diligencia posible, y guiada por criterios técnicos, para reparar esta alteración estética no buscada”, señalaba la nota hecha pública. La corporación, asimismo, pedía “disculpas a hermanos y devotos por este incidente”, aunque incidiendo en que su “afán” es siempre “preservar en las mejores condiciones posibles” la imagen.

Segunda intervención exprés

Pero las explicaciones ofrecidas por los responsables de la cofradía no fueron satisfactorias para muchas personas, lo que provocó hasta un llamamiento a una concentración de protesta en un momento especialmente delicado para la corporación, que está en un periodo preelectoral de cara a unos comicios en otoño a los que no se presentará el actual hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero, y a los que concurrirán miembros de su junta de gobierno. Las críticas, en general, insistían en que la imagen estaba irreconocible, que había perdido su expresividad y que tenía una apariencia más parecida a las muchas copias que hay de esta talla.

En vista de que no se acallaban las protestas, la hermandad decidió encargar una segunda restauración exprés, a la que se procedió ya en la madrugada del sábado al domingo. Al abrir el templo sus puertas, la talla estaba de manera extraordinaria fuera de su camarín ante el altar mayor para que pudiera ser observada de cerca.

“Ante las comprensibles muestras de preocupación, la hermandad desea que hermanos y devotos puedan ver a escasos metros el estado actual” de la talla “al natural”, reza el nuevo comunicado lanzado en la mañana del domingo. En la cuenta oficial de la corporación se publicaron tres mensajes con un total de 12 imágenes, para así dar fe de que la imagen había recuperado sus señas de identidad.

“Eliminación de la suciedad superficial”

Así se ha entendido de manera general, al menos según se desprende de los comentarios en redes sociales. Eso sí, no se ahorran críticas contra la junta de gobierno, se expresan dudas sobre si las imágenes publicadas reflejan el estado actual de la imagen y hay hasta quien apunta a que la del sábado era otra talla y no la original. Y también los hay que insisten en que se nota el cambio y que ha perdido con respecto a antes de la restauración.

Aunque la Macarena ha estado retirada cinco días del culto, los trabajos en sí de restauración se han prolongado durante tres semanas. La hermandad insiste que lo que se había hecho era una limpieza de las policromías, consistente en la “eliminación de la suciedad superficial derivada del uso cultual y devocional”.

Junto a ello, se había procedido a la “reintegración cromática de las lagunas de policromía existentes” motivadas por estos usos, unas tareas que se han cometido tras pruebas radiológicos y a través de TAC así como análisis de las policromías mediante técnicas no invasivas“. La corporación pregonó ”con enorme júbilo“ el regreso a la basílica de la talla (con un mensaje en X luego borrado), anunciando incluso que este lunes, 23 de junio, se celebrará una misa de acción de gracias por la restitución al culto de las imágenes.

No es la primera vez que la restauración de una imagen de especial devoción en Sevilla genera una fuerte polémica, ya que tras los trabajos se aprecian cambios sustanciales que no son del gusto de todos. Los expertos señalan en estos casos que, por muy cambiada que parezca la talla, siempre está más cerca de la que era su apariencia original. Cuestión distinta es el impacto que pueda provocar la alteración de un aspecto que se ha mantenido durante años, tal y como ha ocurrido en este caso.

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