'Sevilla, tierra con Memoria' es un espacio para difundir las actividades e iniciativas en materia de memoria histórica en la provincia de Sevilla. Y lo hace a través de la información generada en ese sentido por la Diputación de Sevilla.
La biblioteca de la Memoria de la Diputación de Sevilla: 20 ejemplos de una librería que busca ampliación
La biblioteca de la Memoria Histórica de la Diputación de Sevilla está ahí. A cuenta gotas, pero sin pausa, la estantería provincial ha ido sumando páginas que alumbran historias escondidas durante décadas: de los funcionarios represaliados por el franquismo a la masonería sevillana, la Falange, la guerra, la educación, las elecciones de 1931… Un archivo que quiere crecer con la tinta de las acciones memorialistas que rocían la provincia.
La librería también aporta un puñado de estudios locales, con monografías sobre El Madroño, Salteras, Montellano, Coria del Río y El Aljarafe. Y literatura, claro, con nombres propios como Luis Cernuda. O periodismo, con Chaves Nogales. Una búsqueda simple en el catálogo de publicaciones ofrece el rastro de 399 libros de temática diversa, colecciones y épocas varias… y una veintena de ejemplos de obras de contenido relativo a la Memoria Histórica. Muchos de estos libros están disponibles para comprar en papel y, todos, en descarga digital.
De la enseñanza a la represión
La última apuesta de la biblioteca de la Memoria es el libro Depuración y represión de los funcionarios y empleados de la Diputación de Sevilla entre 1936 y 1939, de Carmen Barriga. La obra desgrana el “proceso de limpieza ideológica” que tras el golpe militar “apartaba y privaba de su puesto de trabajo al personal que se consideraba contrario a los principios del nuevo estado que pretendía el llamado bando nacional”, con la base del Archivo de la administración provincial.
La orden del general Queipo de Llano fue el pistoletazo de salida para el castigo a los trabajadores. “Estamos ante un documento que habla de personas, de gente que fue represaliada desde un concepto tan despreciable como el de la depuración”, dijo en la presentación del estudio el presidente de la Diputación, Javier Fernández, que contó con la presencia del secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez.
El texto enlaza con De las urnas a la República. Las elecciones municipales de 1931 en Sevilla, de Julio Ponce, que reconstruye el resultado de las urnas en toda la provincia y retrata el “cambio político sorprendente” de unos comicios convertidos en “un verdadero plebiscito sobre la monarquía de Alfonso XIII” que derivó en “multitudinarias manifestaciones espontáneas y festivas”. El mismo autor aporta Andalucismo, República y Socialismo. Hermenegildo Casas Jiménez (1892-1967) sobre “quien proclamó el régimen republicano en Sevilla desde el balcón del Ayuntamiento” y fue alcalde de la ciudad y presidente de la Diputación, además de Política, Instituciones y Provincias sobre la Diputación de Sevilla durante la dictadura de Primo de Rivera y la II República (1923-1936).
El manual Andalucía y la Guerra Civil vino atado a dos efemérides: 75 años de la proclamación republicana y 70 del inicio de la guerra de España. Es un trabajo de autoría colectiva coordinado por el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, Leandro Álvarez Rey. En la rinconera histórica está también la pieza Documentos de la Falange en los Archivos Municipales de la provincia de Sevilla.
El tratado Enseñanza, ciencia e ideología en España (1890-1950) dibuja “los esfuerzos llevados a cabo en el ámbito de la investigación científica universitaria y los proyectos de reforma de la enseñanza desarrollados en nuestro país desde comienzos del siglo XX y, muy especialmente, durante los años de la Segunda República”. Y La masonería en Sevilla, un libro “excepcional y único” donde Eduardo Enríquez “recoge todas las logias existentes en los pueblos y el nombre de sus integrantes” de una “institución de carácter iniciático, filantrópico y filosófico, fundada en el sentimiento de fraternidad”.
Historias de los pueblos
De historias locales también están llenas las estanterías. Y la tierra. Hay páginas que sirven de soporte a la búsqueda de víctimas del franquismo. Caso de A morir toca... El Madroño en tiempos de infamia, una investigación de Juan José López que reconstruye el “largo periodo” de represión sufrido en ese pequeño pueblo que certificó la fosa común abierta. Como en Salteras 1936. Una historia silenciada, un libro de José María García Márquez que se adentra en la “dramática suerte de violencia política” vivida en el municipio del Aljarafe, como los asesinatos franquistas de Casa Buena.
Un municipio rescata pasajes del olvido por partida doble. Un pueblo de la República, Montellano 1931-1936 retrata la “auténtica ruptura con todo el pasado convulso español” con un punto de partida: “la idea de que la historia debe suponer un proceso continuo de interacción entre el historiador y los hechos”, según su autor, Francisco Javier Giráldez. En Ilusiones defraudadas. Montellano, 1932 Juan Antonio Moreno reconstruye “las luchas sindicales, el arraigo del movimiento anarquista y su incidencia de la legislación y reformas agrarias en los movimientos obreros y en el mundo rural sevillano”.
Otras monografías dan bocados más grandes al mapa. Un ejemplo, De la Monarquía a la Segunda República en el Campo de Tejada y Bajo Aljarafe sevillano (1930-1932), escrito por José Antonio Lora, repasa el papel de los antiguos caciques, de radicales y socialistas, de las elecciones del 31… O Los pueblos de colonización de la provincia de Sevilla, un compendio de Ricarda López y Rosa M. Toribio, centrado en ‘arquitectura y arte’, eso sí, sobre “la intervención urbanística más importante realizada en España en el medio rural”. La enseñanza en Coria del Río (Sevilla) hasta la Guerra Civil (1734-1936) aborda el pobre panorama educativo “que la Segunda República intentó mejorar sin conseguirlo”, dice su autor, Francisco Rojas.
Poesía, periodismo, teatro
Quién imagina un estante sin periódicos, literatura ni poemas… la biblioteca memorialista no iba a ser menos. Y aquí hay nombres propios. Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944), uno de los mejores periodistas y escritores españoles del siglo XX. Considerado paradigma del intelectual comprometido con su tiempo. Tras décadas en el olvido, sus textos quedan en su Obra completa y en su Obra periodística. Los Premios Internacionales de Periodismo Manuel Chaves Nogales, convocados por la Diputación de Sevilla y la Asociación de la Prensa de Sevilla, invocan el “periodismo honesto” y de “compromiso con la verdad”.
Luis Cernuda (Sevilla, 1902-Ciudad de México, 1963). La nueva edición de Ocnos, seguido de Variaciones sobre tema mexicano –dos colecciones de versos en prosa reunidas en un solo volumen– con motivo del 60 aniversario del fallecimiento del poeta estuvo precedida de una serie especial conmemorativa en “el 90 aniversario de la reunión de jóvenes poetas que tuvo lugar en el Ateneo de Sevilla con motivo del tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora y que, posteriormente, se llamaría Generación del 27”.
Con una bola extra, Con otro acento. Divagaciones sobre el Cernuda inglés, donde Antonio Rivero Taravillo acopia “un puñado de artículos y ensayos” sobre la relación del escritor sevillano con las letras inglesas “que tanto le aportaron a partir de su exilio”.
Del poeta Pedro Garfias Zurita (Salamanca, 1901-Monterrey, México, 1967) relucen tres volúmenes. Como Poesías de la guerra, en edición facsímil de una primera entrega de esa obra, descubierta para la ocasión, que data del 7 de febrero de 1937. Primavera en Eaton Hastings es un poemario “símbolo de la España rota y excluida” desde “el dolor del expatriado”. Y Epistolarios y otros textos completa las tiradas anteriores de su poesía y prosa ofreciendo una nueva faceta de dicho autor
Pablo Neruda también asoma de la librería, por su conexión con las 50.000 historias silenciadas del exilio republicano andaluz. La obra Neruda y los escritores de la Edad de Oro estudia de la estancia del artista en España desde 1934 hasta la guerra civil y las relaciones con Lorca, Alberti, Miguel Hernández… “Durante el resto de su vida evocó este período, que le hizo valorar el mejor legado: la lengua”, dice su autora, María Isabel López.
Y un último pase, que rompa cadenas y hasta la cuarta pared: Teatro de la libertad sofocado en el franquismo, un volumen en el que Julio Martínez Velasco desgarra las dificultades que los autores teatrales encontraron “por culpa de la censura implantada por la dictadura”. Una generación perdida, recuerda, “porque no se pudieron expresar en libertad”.