El Gobierno de Irlanda ha decretado este lunes la máxima alerta del plan contra la pandemia, que insta a la ciudadanía a quedarse en casa y cierra los bares, restaurantes y comercios no esenciales, aunque mantiene abiertas las escuelas y guarderías.
Con las nuevas restricciones, la hostelería solo ofrecerá servicios para llevar, se prohibirán todas las reuniones familiares y no se permitirán visitas a otros domicilios, mientras que los desplazamientos no esenciales, como paseos o salidas de ejercicio físico, se limitarán a un radio de cinco kilómetros. La ciudadanía solo podrá abandonar sus respectivos condados para trabajar, estudiar o por “otros propósitos esenciales”, si bien el Gobierno recomienda que se trabaje desde casa siempre que sea posible.
Este confinamiento, menos estricto que el impuesto durante la primera ola, entrará en vigor este jueves y durará seis semanas, con vistas a levantar progresivamente las restricciones hacia principios de diciembre para dar un respiro a la economía de cara a las Navidades.
Las últimas cifras oficiales publicadas este lunes indicaron que no se registraron nuevos fallecimientos en las 24 horas anteriores, lo que dejó el número de muertes en 1.852, al tiempo que se detectaron 1.031 nuevos contagios, hasta un total de 50.993.
Informa EFE.