¿Qué hacen casi 400 piezas de la cultura y el arte tradicional japonés expuestas en la Lonja de Zaragoza? No es habitual una exposición de este tipo en España. Quien la quiera ver enmarcada en este edificio civil de estilo renacentista aragonés situado en plena Plaza de Nuestra Señora del Pilar, tiene hasta el 13 de octubre. Los amantes de la cultura nipona no se la pueden perder.
Entrar es sumergirse en el arte de autoras japonesas como Katsushika Åi, Uemura ShÅen, Shima Seien o Iida Shiko. Hay estampas dedicadas a las artes escénicas niponas tradicionales, como los teatros kabuki y noh, firmadas estas últimas por Tsukioka KÅgyo. Los interesados también pueden caminar entre los retratos de actores kabuki de Katsukawa ShunshÅ e incluso fijarse en una imponente armadura samurái del siglo XVIII.
Destaca la pintura sobre diferentes formatos (rollos colgantes, biombos) y ejemplos de caligrafía, una de las artes más valoradas tradicionalmente por las culturas de Asia Oriental. Vale la pena ver los grabados xilográficos japoneses, con destacados ejemplos de libros ilustrados de los movimientos ukiyo-e, shin-hanga y sÅsaku-hanga, que hacían accesible el arte.
Tesoros. Colecciones de arte asiático del Museo de Zaragoza cuenta además con cerámicas y porcelanas para la ceremonia del té, bellísimas y versátiles, que reflejan el amor que Japón siente hacia la naturaleza.
La caligrafía shodÅ y pintura tradicional japonesa nihonga son el centro de diversas obras. Esculturas, pinturas, altares, relicarios, manuscritos y objetos de ritos de Tailandia, Birmania/Myanmar, GandhÄra (actual Pakistán, India y Afganistán), Región Autónoma del Tíbet, India, Japón y China inundan las paredes de la Lonja, que incluye, también, ejemplos representativos de otras religiones orientales como el hinduismo.
Al final de la exposición, el visitante podrá realizar su propia estampa con la técnica de la xilografía tradicional japonesa (mokuhanga) y no solo observar, sino también tocar piezas. Así, se incide en la idea de que el arte tradicional de culturas como la china o la japonesa no estaba concebido solo para el disfrute a través de la vista, como ocurre en el arte occidental, sino también para el disfrute con otros sentidos como el tacto y el oído.
Un historiador apasionado
Todo empezó en 2001, cuando el historiador Federico Torralba Soriano, natural de Zaragoza, firmó un pacto sucesorio por el que legaba su colección de arte asiático y su biblioteca especializada al Gobierno de Aragón. Este acto convirtió el Museo de Zaragoza en uno de los principales centros públicos con fondos de arte asiático.
La colección inicial ha aumentado con piezas de particulares amantes del arte japonés y artistas contemporáneos que hacen imprescindible una visita a Zaragoza antes del 13 de octubre.