Las élites de la antigua sociedad romana no solo disfrutaban de una situación privilegiada respecto a otros grupos de población, sino que le gustaba hacer alarde de ello de muchas maneras. Para muestra, las villas de las que eran propietarios o todos sus pertenencias: mosaicos, joyas donde no faltaban perlas, mármoles y metales preciosos, entre otros.
Esos símbolos de opulencia no solo se veían en el ámbito privado, sino que también se mostraba en la esfera pública, como un mensaje a navegantes para el resto de la sociedad. Los historiadores ponen el foco en dos elementos: los cinturones y los cascos, algunos incluso adornados con piedras. Todo un símbolo que venía a recordar dónde residía la autoridad.
Sin embargo, las élites de la antigua sociedad romana también echaron mano de animales exóticos para demostrar su estatus. En concreto, los antiguos oficiales habrían usado monos para resaltar posición, según los hallazgos de una investigación publicada en la revista Journal of Roman Archaeology.
Esos monos “que los romanos adinerados tenían como mascotas exóticas” provenían exclusivamente de especies africanas, específicamente macacos de Berbería, según los resultados del análisis de 35 entierros de monos en un antiguo cementerio de animales en Berenice, en la costa este de Egipto.
Ahí se han registrado centenares de enterramientos, entre otros los de estos macacos, cuyos restos datan entre los siglos I y II d. C., de acuerdo con sus resultados. La fecha coincide con la época en la que el personal militar romano residía en la zona, destacan los autores: “Sugiere una élite romana residente, posiblemente asociada con oficiales legionarios romanos destacados en el puerto”.
Un mono para alardear de estatus
Ser propietario de un mono estaba mucho mejor considerado que tener otros animales, como perros o gatos. A esa conclusión llegan los investigadores por los restos encontrados en los enterramientos de Berenice. En el caso de los macacos, se incluyeron “collares de sujeción, aparentes marcadores de estatus como conchas iridiscentes y exquisiteces, gatitos y un lechón como mascotas del mono”.
Los autores ponen en valor los resultados del estudio. “El material de Berenike es la fuente más completa hasta la fecha sobre el contexto sociocultural de la tenencia de mascotas exóticas”, escriben en su texto. Además, los enterramientos de monos de Berenike proporcionan la primera “evidencia zooarqueológica” del comercio de animales vivos de la India, concluyen.