Un mural del siglo XV recupera su esplendor y plantea si estamos ante los inicios de Fra Angelico

Héctor Farrés

27 de julio de 2025 14:00 h

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La pintura religiosa del primer Renacimiento italiano encontró en Fra Angelico a uno de sus principales impulsores. Su formación como fraile dominico influyó directamente en su producción artística, orientada casi en exclusiva a representar episodios bíblicos con una intensidad visual que rompía con las convenciones medievales. No utilizaba escenas rígidas ni símbolos planos, sino que llenaba los espacios de figuras humanas expresivas, colores delicadamente aplicados y una búsqueda de orden visual basada en el uso temprano de la perspectiva lineal.

Este equilibrio entre espiritualidad y experimentación formal lo convirtió en un referente entre los artistas de su época, no solo por la temática elegida, sino por la forma en que esta cobraba vida sobre los muros de conventos e iglesias. Uno de sus frescos menos conocidos, escondido tras capas de cal, ha sido restaurado recientemente en Fiesole.

Un fresco oculto podría cambiar la cronología de su obra temprana

La obra, ejecutada en torno a 1420, se encuentra en la sala capitular del convento de San Domenico, situado en una colina a las afueras de Florencia. Representa una Crucifixión sobre fondo azul oscuro y, según recoge Artnet en base a declaraciones de varios expertos, podría tratarse de la creación más antigua conservada del pintor.

Su hallazgo fue fortuito, aunque la primera intervención fue un error. En 1881, el prior del convento descubrió el fresco y, al intentar limpiarlo sin contar con preparación técnica, provocó daños en la pintura. Los intentos posteriores de restauración, especialmente los realizados en los años 50, se vieron afectados por la humedad, las filtraciones de agua y los materiales inadecuados utilizados entonces.

La restauración actual ha contado con la colaboración de Bottega Belacqua, un grupo compuesto por especialistas italianos y estadounidenses, y con el apoyo financiero de la fundación Friends of Florence, que se dedica a proteger el patrimonio artístico de la región.

El equipo de restauradores aplicó técnicas mínimamente invasivas, retiró las capas de cal, consolidó el yeso original y limpió cuidadosamente los pigmentos sin alterar su composición. Según explican en el New York Times, el proceso se basó en intervenciones ligeras que devolvieran coherencia visual a la pintura sin modificar el trazo original.

Su localización restringida dentro del convento contribuyó al olvido del fresco

Aunque historiadores del arte conocían su existencia, la obra permanecía oculta al público por su ubicación en un espacio monástico cerrado. La restauradora Cristiana Conti, en declaraciones recogidas por el National Catholic Register, señala que “está escondido dentro del convento, lo que lo hace relativamente desconocido para el público”. Esta localización limitada y su escasa difusión explican por qué ha sido ignorada durante tanto tiempo, a pesar de su posible relevancia como obra fundacional de Fra Angelico.

Su carrera antes de ingresar en el convento de San Marco de Florencia en 1436 sigue siendo menos documentada. Por eso, este fresco en Fiesole, realizado cuando aún era joven y acababa de entrar en la orden, tiene especial interés para los especialistas que intentan reconstruir sus primeros pasos como pintor. Según apunta el historiador Carl Strehlke en el New York Times, “aunque siempre supimos que estaba ahí, nadie lo había observado realmente”. Su análisis revela detalles estilísticos que encajan con las obras tempranas del artista, como el uso de perspectivas sencillas y la disposición frontal de las figuras.

El lenguaje pictórico que desarrolló se insinúa ya en esta Crucifixión temprana

Fra Angelico llevó a cabo un lenguaje visual que combinaba los trazos decorativos del gótico internacional con una representación más veraz del cuerpo humano. Sus figuras mostraban emociones, gestos suaves y un uso del color que intensificaba el contenido espiritual de las escenas. Fue pionero en introducir profundidad mediante recursos visuales como el escorzo y la arquitectura interna en sus composiciones.

El fresco de Fiesole anticipa muchos de estos elementos, aunque con una ejecución más sobria que en obras posteriores como La Anunciación o La Coronación de la Virgen, ambas realizadas una década más tarde.

La restauración de esta Crucifixión coincide con la organización de una gran exposición retrospectiva sobre Fra Angelico en el Palazzo Strozzi y el Museo de San Marco. La muestra abrirá el 26 de septiembre de 2025 y permanecerá hasta el 25 de enero de 2026, lo que supone la primera gran revisión de su obra en Florencia en más de 70 años.

En este contexto, el fresco redescubierto se suma al recorrido como posible punto de partida del estilo que después consolidaría al pintor como figura central del Renacimiento temprano. La oportunidad de contemplar esta obra, hasta ahora fuera del circuito habitual, ofrece una perspectiva inédita sobre el modo en que se fraguó uno de los lenguajes visuales más influyentes del arte sacro occidental.