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La teoría de los fans que asegura que 'Jumanji' podría haberse resuelto en minutos y no en dos horas de película si se hubieran limitado a seguir estrictamente las reglas escritas

Un dado rodaba por el suelo de la casa y la ficha avanzaba una casilla más en el tablero. El juego seguía en marcha y los turnos se acumulaban sin que nadie pensara en la posibilidad de acelerarlo. Cada tirada parecía abrir un nuevo frente, con plagas de animales, trampas naturales y todo tipo de desastres cayendo sobre los jugadores. Así fue como la partida de Jumanji se alargaba demasiado y se transformó en una odisea que parecía no tener fin.

La cinta dirigida por Joe Johnston en 1995 mostró a Robin Williams convertido en Alan Parrish, un niño que quedaba atrapado dentro del tablero hasta alcanzar la edad adulta. Su historia arrancaba con una lectura literal de las reglas escritas en el centro del tablero, donde podía leerse que el primer jugador en alcanzar la meta era el ganador. En apariencia era un manual sencillo, pero las consecuencias de cada tirada alteraban por completo el ritmo de la partida.

La obra estaba inspirada en el libro infantil de Chris Van Allsburg publicado en 1981, que narraba cómo dos niños se encontraban el misterioso tablero y se enfrentaban a un sinfín de obstáculos hasta completar la partida. El relato original ya planteaba la idea de que avanzar hasta el final era la única condición para ganar, aunque en la versión cinematográfica ese objetivo quedaba diluido entre las amenazas que iban invadiendo la ciudad.

Los foros fantasearon con una partida resuelta en apenas unos minutos

La teoría que circula en foros de Internet sostiene que el juego podría haberse terminado en apenas unos minutos si los participantes hubieran lanzado los dados de manera continua, sin detenerse a reaccionar a cada suceso. En un hilo de la plataforma Reddit, algunos usuarios planteaban qué habría pasado si todos hubieran seguido jugando a máxima velocidad, dejando que las criaturas y desastres se acumularan alrededor.

La película, sin embargo, optó por centrarse en el efecto que cada tirada tenía sobre la vida de los protagonistas. Esa decisión narrativa permitía que los personajes tuvieran que afrontar desde estampidas de rinocerontes hasta ataques de monos descontrolados. La tensión se multiplicaba con cada aparición, alargando la partida y reforzando la idea de que los jugadores quedaban atrapados en una dinámica imposible de detener.

Esa construcción de escenas fue la que convirtió la cinta en un clásico de aventuras de los años 90. Su popularidad llevó a la creación de una serie de animación emitida entre 1996 y 1999, en la que se expandía el universo del tablero maldito. Posteriormente llegaron dos secuelas modernas que transformaban el juego de mesa en un videojuego y situaban a Dwayne Johnson, Jack Black, Kevin Hart y Karen Gillan como protagonistas.

En Jumanji: Bienvenidos a la jungla, el tablero se convertía en una consola que absorbía a los jugadores dentro de un entorno digital, donde cada personaje adquiría habilidades concretas y un número limitado de vidas. Ese cambio de formato mantenía la premisa de que el juego debía completarse, aunque trasladaba la acción a un lenguaje más cercano a las nuevas generaciones. La continuación, Jumanji: El siguiente nivel, repitió la fórmula con nuevos escenarios y retos.

Tres décadas después, los seguidores siguen buscando la forma más rápida de acabar el juego

Aun así, el magnetismo de la versión original siguió intacto. Parte de su fuerza residía en la tensión generada por la duración aparentemente interminable de la partida, que avanzaba con dificultad y parecía resistirse a llegar al final. Esa sensación de estancamiento, fruto de la acumulación de pruebas y obstáculos, es la que alimentó la idea de que todo habría sido muy distinto si los jugadores hubieran leído las normas con más atención.

El detalle de que la victoria dependía únicamente de alcanzar la casilla final estaba escrito en el propio tablero. Sin embargo, el guion se inclinó por estirar la acción hasta convertir cada tirada en un espectáculo. Y en ese exceso se construyó la paradoja que ha mantenido vivo el debate entre los seguidores de la saga, que han visto en la dilatación de la partida la oportunidad perfecta para imaginar cómo habría cambiado todo con una estrategia distinta.

Quizá por eso, tres décadas después de su estreno, sigue siendo tan fácil encontrar discusiones en foros y redes sociales sobre la manera más rápida de acabar la partida. La respuesta oficial ya la dio la película con su largo recorrido, pero las reglas escritas en el tablero continúan sirviendo como punto de partida para quienes prefieren pensar que el final podía haberse alcanzado en apenas unos minutos.