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Educación online, la esperanza de los refugiados en el futuro

Amjad Shabat

franja de Gaza —

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Ritaj Matar tiene 10 años y como cualquier niña en otra parte del mundo afectada por el coronavirus, el repentino cambio de rutina que sufrió, confundió y preocupó a su familia, especialmente a su madre Khoulod. Ritaj estudia en la escuela de UNRWA en la ciudad de Beit Lahia, al norte de Gaza y ahora acumula los días de confinamiento en casa mientras las escuelas, las bibliotecas y zonas de estudio se mantienen cerradas en un intento de hacer frente al brote de coronavirus en el densamente poblado y bloqueado enclave costero.  

Ir al colegio en Gaza tiene otro significado completamente diferente al resto del mundo. Para los niños y niñas es un faro, una ventana abierta al mundo. Creen firmemente, que no fallar ni un solo día a la escuela y estudiar mucho los convertirá en grandes actores para mejorar la situación de su comunidad. Para Ritaj y para el millón de jóvenes en la franja de Gaza que viven ahora el bloqueo bajo el bloqueo, se ha implementado una nueva rutina educativa que sigue garantizando su derecho a la educación. 

En Gaza, hay que ingeniárselas para que la información y educación llegue a todos los rincones. Por un lado, los medios de comunicación generales han comenzado a emitir programas educativos y tender puentes de comunicación interactiva entre los maestros y padres de los alumnos. Por otro lado, se han creado grupos de Whatsapp para compartir contenido del canal educativo de UNRWA y gracias a esta plataforma de mensajería instantánea, los deberes vuelan de una punta a otra de la franja. Todo llega, pero de forma intermitente.  

Un reto: mantener la educación a distancia con 11 horas de luz 

Khoulod dice que la falta de medios en su casa le dificulta la experiencia del aprendizaje online. El continuo corte de energía, la debilidad de Internet y la falta de un número suficiente de dispositivos electrónicos portátiles son los principales problemas. Los cortes de electricidad siguen teniendo graves repercusiones en la disponibilidad de los servicios básicos en Gaza. La Franja sufre de una infraestructura débil para todos los sectores vitales, incluidas las telecomunicaciones. 

“Mis hijas se turnan para utilizar mis dispositivos móviles”, añadió, “pasamos mucho tiempo descargando el material necesario de Internet porque es muy débil”. Estos son los problemas más difíciles que reducen la eficacia del aprendizaje online después de que las autoridades locales cerraran las escuelas y aconsejaran a la gente que se quedara en casa. 

Dima, de 14 años, comparte con su hermana, Ritaj, el mismo móvil para continuar sus lecciones desde casa. No pueden tener más. La familia está formada por 7 miembros. El padre trabaja como empleado del gobierno y es el único sostén de la familia. 

Khouloud preside un consejo de padres de alumnos. El consejo está considerado como una amplia red social que conecta a los padres de los estudiantes. Este consejo desempeñó un papel fundamental proporcionando información a UNRWA para que pudiera mejorar la calidad del servicio educativo que presta la Agencia a los niños y niñas refugiadas. 

“Hay muchas familias vulnerables en Gaza que no pueden acceder a Internet, no tienen aparatos electrónicos y la electricidad no está disponible en sus hogares. Estamos tratando de llegar a estas familias a través de nuestro Consejo para proporcionar la ayuda necesaria”. Todos los refugiados y refugiadas de Palestina son conscientes de lo que supondría la propagación del virus en Gaza: una nueva catástrofe.  

“Hasta cierto punto estábamos preparados” 

No es la primera vez que Gaza recurre a la educación a distancia, ni que los niños y niñas ven como cancelan las clases en el colegio para garantizar su seguridad. Desde hace once años, ocurre cada poco, durante el invierno de 2008, el otoño de 2012 y el verano de 2014, en todas las ofensivas israelíes que asediaron la franja y que pusieron contra las cuerdas el derecho a la educación de miles de niños refugiados y refugiadas. “Hasta cierto punto estábamos preparados”, dice Suha Dawood, Jefa de la Unidad de Desarrollo Profesional y Planes de Estudio de UNRWA.  

“Nos basamos en nuestras experiencias anteriores durante los tiempos de crisis en los que la interrupción de las clases normales ocurría con frecuencia”. Ahora, en Gaza, el Programa de Educación de UNRWA está desarrollando un método de aprendizaje electrónico que incluye hojas de trabajo basadas en el plan de estudios. Éstas se cargarán y se añadirán a los recursos de aprendizaje electrónico que ya tiene la Agencia, como el programa de televisión y el programa de aprendizaje interactivo en línea. 

Hace diez años, durante la campaña ‘Un ordenador para cada niño’, UNRWA distribuyó 2.100 ordenadores portátiles a los estudiantes de la escuela primaria mixta de Rafah, en el sur de la franja de Gaza, para ampliar la educación más allá de los muros de la escuela.  

UNRWA tiene planes prometedores a este respecto, dice Suha. “En caso de que la epidemia siga propagándose, esperamos que no sea así - nosotros, respaldados por nuestro equipo de informáticos, vamos a seguir trabajando con lo que está disponible actualmente, pero tenemos que desarrollar nuestro sistema para incluir la interacción directa entre el estudiante y su profesor y entre los estudiantes y sus compañeros de clase”. Para garantizar la aplicación de las estrategias de aprendizaje electrónico es necesario asegurar la financiación de los donantes. 

Ritaj Matar tiene 10 años y como cualquier niña en otra parte del mundo afectada por el coronavirus, el repentino cambio de rutina que sufrió, confundió y preocupó a su familia, especialmente a su madre Khoulod. Ritaj estudia en la escuela de UNRWA en la ciudad de Beit Lahia, al norte de Gaza y ahora acumula los días de confinamiento en casa mientras las escuelas, las bibliotecas y zonas de estudio se mantienen cerradas en un intento de hacer frente al brote de coronavirus en el densamente poblado y bloqueado enclave costero.  

Ir al colegio en Gaza tiene otro significado completamente diferente al resto del mundo. Para los niños y niñas es un faro, una ventana abierta al mundo. Creen firmemente, que no fallar ni un solo día a la escuela y estudiar mucho los convertirá en grandes actores para mejorar la situación de su comunidad. Para Ritaj y para el millón de jóvenes en la franja de Gaza que viven ahora el bloqueo bajo el bloqueo, se ha implementado una nueva rutina educativa que sigue garantizando su derecho a la educación.