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Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

“Demasiado mayores para todo esto”: Los ancianos de Gaza sufren el impacto de la implacable ofensiva

Maha Hussaini

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Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

En una pequeña y desgastada tienda improvisada en Deir el-Balah, Om Tamer al-Nimnim se sienta junto a sus tres hijas y tres nietos. Este frágil refugio ha sido su único hogar durante más de un año, desde que fueron desplazados forzosamente de su casa en Jabalia, en el norte de Gaza, en medio de intensos bombardeos israelíes. 

Tras 14 meses de ofensiva implacable y desplazamiento, Nimnim ha pasado de pesar 78 kilos a menos de 50. A sus 65 años lamenta haber sobrevivido a los ataques contra el norte de Gaza y seguir sufriendo las consecuencias de la violencia. “Cada mañana me despierto y digo: ‘Ojalá nos hubieran matado en el norte en lugar de pasar por lo que estamos viviendo ahora’. ¿Ves cómo estoy? No era así. Todos los que me ven ahora se sorprenden porque he cambiado mucho en los últimos meses”, explica Nimnim. 

“No es solo la falta de comida lo que causa esto. Además de la escasez de alimentos, está vivir en esta tienda, soportar el calor y el frío, la preocupación constante, la ansiedad y la falta de atención médica. Solía vivir en una casa de tres pisos. Hoy, vivo en este lugar que ni siquiera es apto para que vivan los perros”, lamenta la gazatí que describe la muerte lenta que supone vivir en Gaza más allá de las bombas.