Con casi 3.000 metros de longitud, es el río subterráneo navegable más largo de Europa y está en esta provincia valenciana

Alberto Gómez

18 de junio de 2025 15:05 h

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Se llama Sant Josep, como las cuevas por las que transcurre. Y, además de ser muy conocido y admirado por la belleza de su trayecto, ostenta el “título” de ser considerado el río subterráneo navegable más largo de toda Europa. Y está en Castellón.

Este accidente hídrico tan original está situado, como decíamos, en el interior de las llamadas Coves de Sant Josep, en el municipio de la Vall d'Uixó, al sur de la provincia de Castellón, cuevas que son la puerta de la entrada del protegido Parque Natural de la Sierra de Espadán.

Las medidas del Sant Josep, joya natural única en nuestro continente, llegan a los 2.750 metros de longitud, de los cuales 800 corresponden al recorrido turístico que se puede realizar en barca o en kayak, toda una experiencia por la que optan muchos de los que visitan este curioso río.

Las Coves de Sant Josep constituyen un buen ejemplo de karst activo desarrollado en dolomías, margas y calizas dolomíticas del Triásico, es decir, en torno a una antigüedad de 230 millones de años. De hecho, la cavidad de las Coves de Sant Josep es conocida desde el Paleolítico Superior, o sea, en torno a unos 17.000 años, tal y como demuestran los yacimientos arqueológicos encontrados en la boca de acceso a las cavidades.

Barcas desde 1950

Antiguamente, esta zona presentaba un río de agua cristalina de abundante pesca y montañas cubiertas de pinos. Esta gruta, tal y como explican desde la Fundación Aquae, era un refugio perfecto durante el post paleolítico y se usaba como asentamiento.

Una de las características que más llama la atención hoy en día a los numerosos turistas que la visitan es la opción de recorrer la cueva en barca. En 1950 se construyó el sistema de barcas y de retención de agua para tener un nivel más estable en el río subterráneo, dando paso a las visitas al río.

La visita al Sant Josep incluye un tramo en barca de 800 metros y un recorrido a pie de 250 metros por una galería seca. La duración, unos 45 minutos con una temperatura constante de 20ºC a lo largo de todo el año, lo que hace de este enclave natural un agradable plan para cualquier época del año.

Pero sin duda uno de los mayores atractivos de la incursión subterránea es contemplar las formas caprichosas que la acción del agua ha ido realizando en la roca a lo largo de la historia, es decir, las estalactitas y estalagmitas nacidas en el interior de estas cuevas.