A tan solo 40 minutos en tren aproximadamente desde Berlín, Potsdam es una joya cultural que es una de las visitas más agradables para desconectar de la bulliciosa y energética capital alemana, con un patrimonio histórico de gran relevancia, así como un lugar tranquilo para degustar la gastronomía local y de un café entre bonita arquitectura.
La capital del estado de Brandeburgo tiene centro histórico vibrante, plagado de palacios, jardines y un pasado que la ha colocado por méritos propios en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, gracias en parte al que es su principal reclamo turístico.
El Palacio de Sanssouci: principal joya de Potsdam
Hablamos del Palacio de Sanssouci, una residencia de verano que se construyó por orden del rey de Prusia Federico II el Grande, que data del siglo XVIII, y que se ha etiquetado como el Versalles alemán por su extravagancia y su deslumbrante arquitectura rococó.
Pero el Palacio de Sanssouci, cuyo nombre hace referencia a “sin preocupaciones”, también maravilla gracias a sus jardines geométricos, terrazas de viñedos y una galería de arte que alberga en su interior obras de Rubens, Caravaggio o Van Dyck.
Las más de 300 hectáreas de esta residencia real albergan también el Palacio Nuevo (Neues Palais), la Casa China o la Orangerie, que ofrecen un paseo del gusto de la aristocracia europea entre los siglos XVIII y XIX y que es una de las visitas más agradables de una Potsdam que ofrece mucho más.
La Conferencia de Potsdam y qué más ver en la visita
De hecho, la ciudad también es reflejo de la historia de la corte prusiana, con un casco antiguo que se restauró de forma cuidada, con plazas y calles tranquilas, y donde destaca el Barrio Holandés, un conjunto de más de 130 casas de ladrillo rojo del siglo XVIII que fueron construidas por emigrantes neerlandeses.
Además de su legado histórico a nivel de edificios, este también se aprecia al haber sido la ciudad el lugar donde tuvo lugar uno de los eventos más relevantes del siglo XX, la Conferencia de Potsdam, tuvo lugar entre el 17 de julio y 2 de agosto de 1975 y en ella Truman, Stalin y Churchill se reunieron en el Palacio Cecilienhof para negociar el orden mundial tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial.
En esta Conferencia de Potsdam se discutieron algunas cuestiones como la desnazificación de Alemania, así como las reparaciones de la guerra o el futuro de Polonia, y se considera que tuvo un momento de inflexión en el comienzo de la Guerra Fría al ser cuando el presidente de USA, Truman, informó a Stalin, presidente de la URSS sobre la exitosa bomba atómica.
El Palacio Cecilienhof se puede visitar, incluidas las salas donde se reunieron, conservando muebles de la época en un edificio al estilo casa de campo inglesa, que añade paneles informativos que permiten hacer un recorrido sobre la conferencia en la que se vivió una importante tensión, al mismo tiempo que diplomacia y se debatieron elementos fundamentales de la política internacional de después de la Segunda Guerra Mundial.
En Potsdam se encuentra también el Babelsberg Film Studio, uno de los estudios de cine más antiguos del mundo que continúa aún en funcionamiento, que fue cuna del cine alemán desde la época del expresionismo y lugar de rodaje de superproducciones internacionales. Actualmente, este complejo se puede visitar parcialmente, y cuenta con un parque temático en su interior.