En la fila del mercado de Wonsan, una mujer sonríe con los labios cerrados mientras espera turno para comprar arroz. Lleva tres horas de pie, con un bebé a la espalda, pero no baja la mirada ni se queja. Un gesto malinterpretado puede salir caro en Corea del Norte, un país donde incluso el cansancio debe parecer felicidad.
Los niños juegan en calles que hace años no ven una reforma fingiendo que todo va bien mientras los adultos hacen ver que no pasa nada. En ese contexto, el régimen ha puesto en marcha un nuevo balneario con el que quiere convertir esa misma ciudad en escaparate turístico y meca de las vacaciones norcoreanas.
El complejo turístico de Wonsan-Kalma, promovido por Kim Jong-un, fue inaugurado oficialmente el 24 de junio, aunque la apertura al público se retrasó hasta el 1 de julio. La ceremonia contó con la presencia del líder norcoreano, acompañado por su esposa, Ri Sol-ju, y su hija, Kim Ju-ae, cuya imagen vuelve a ser difundida por los medios oficiales en plena campaña propagandística. En las fotos distribuidas por la agencia estatal KCNA, el dirigente aparece saludando a la multitud desde un palco, paseando por el recinto y posando con expresión relajada frente al mar.
El régimen convierte la ciudad de Wonsan en escaparate turístico para uso interno
Según los datos publicados por el medio oficialista, el balneario ocupa cuatro kilómetros de playa e incluye hoteles, centros comerciales, zonas de restauración y un parque acuático. La infraestructura, situada en la costa oriental del país, tiene capacidad para albergar a 20.000 visitantes. Aunque por ahora solo se permite el acceso a turistas nacionales, el Gobierno espera ampliar la afluencia en cuanto las condiciones lo permitan.
El proyecto se anunció en 2013, pero los trabajos no comenzaron hasta 2018. A los retrasos por dificultades técnicas se sumaron las restricciones impuestas por la pandemia. Pese a ello, el régimen ha insistido en mostrar el complejo como uno de sus grandes logros. KCNA lo describe como “una ciudad turística costera al estilo propio, sin igual en el mundo” y celebra que se hayan construido “centenares de edificaciones modernas en armonía con el paisaje”.
Las autoridades norcoreanas han invertido grandes recursos en el sector turístico, pese a las sanciones internacionales que limitan gravemente su economía. Buena parte del presupuesto nacional se destina a proyectos vinculados a la imagen del régimen, como monumentos, obras públicas o complejos de uso estratégico. En este caso, la ubicación no es casual: Wonsan fue durante años un destino habitual para la élite norcoreana y alberga villas privadas utilizadas por altos cargos del partido. Además, en la misma zona se encuentra el aeropuerto de Kalma, con doble uso civil y militar.
La presencia rusa en la inauguración evidencia la colaboración estratégica entre Pyongyang y Moscú
La inauguración también contó con la presencia del embajador ruso en Corea del Norte, Alexander Matsegora, y miembros de su delegación. La asistencia de la diplomacia rusa se enmarca en un contexto de colaboración cada vez más estrecha entre ambos países. En el último año, Moscú y Pyongyang han reforzado sus vínculos con acuerdos de defensa mutua, intercambio comercial y apoyo logístico. Corea del Norte ha enviado armamento y personal a Rusia, según medios surcoreanos citados por la agencia Yonhap.
Varios analistas señalan que esta cooperación ha podido incluir respaldo técnico o financiero para finalizar el resort. Entre ellos, Lee Sangkeun, experto del Instituto de Estrategia de Seguridad Nacional de Corea del Sur, explica que “parece que Corea del Norte pronto aceptará turistas rusos, dado que los funcionarios de la Embajada rusa asistieron a la ceremonia”.
El interés internacional por el balneario divide opiniones dentro del sector turístico
La posibilidad de abrir el complejo a otros países aún está en el aire. Aunque el cierre de fronteras se mantuvo desde 2020, a principios de 2023 se permitió la entrada a algunos grupos reducidos. Turistas de Reino Unido, Francia, Alemania y Australia cruzaron la frontera desde China en febrero, pero poco después se interrumpió de nuevo el acceso sin explicaciones. En abril, se autorizó la participación de corredores extranjeros en la maratón de Pyongyang, en un intento por reactivar progresivamente el sector.
En cuanto a la viabilidad del proyecto como destino internacional, las opiniones dentro del sector turístico están divididas. Rowan Beard, cofundador de Young Pioneer Tours, consultado por la BBC, señala que “es poco probable que sea un gran atractivo para la mayoría de los turistas occidentales”. En su opinión, el interés principal seguirá centrado en “sitios clave como Pyongyang, la Zona Desmilitarizada (DMZ) y otros lugares emblemáticos brutalistas o del comunismo”.
En cambio, otros operadores defienden que la rareza del destino puede resultar atractiva para un público muy específico. Elliott Davies, director de Uri Tours, apunta que “es fascinante experimentar algo tan familiar como un balneario que se ha moldeado en el contexto cultural único de Corea del Norte”.