El pequeño núcleo de montaña de Taüll, situado en el Pirineo catalán, dentro del municipio de la Vall de Boí, conserva un conjunto histórico de casas de piedra y calles estrechas que proporcionan un marco único para dos construcciones históricas: las iglesias románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Se trata de las iglesias de Sant Climent y Santa María, dos templos del siglo XII que forman parte del conjunto reconocido por el organismo internacional. Estas construcciones reflejan el desarrollo arquitectónico y artístico de la región, tanto por su estructura basilical como por las pinturas murales que originalmente decoraban sus ábsides, muchas de las cuales se conservan en museos para garantizar su preservación.
El entorno natural completa la propuesta de Taüll, ya que parte del territorio se encuentra dentro del Parc Nacional d'Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, con rutas y senderos accesibles desde el pueblo. A mayor altitud se localiza la estación de esquí Boí Taüll Resort, que combina la práctica de deportes de invierno con la cercanía a un patrimonio histórico y cultural ampliamente documentado.
Iglesias que son Patrimonio de la Humanidad
El pequeño núcleo de Taüll cuenta con dos iglesias románicas que integran el conjunto del Valle de Boí declarado por la UNESCO en 2000. Ambas fueron consagradas en diciembre de 1123, con apenas un día de diferencia, lo que evidencia la importancia estratégica y religiosa del valle durante la Edad Media. La primera de ellas, Sant Climent, se levantó sobre un edificio anterior del siglo XI y se ubica en la zona baja del pueblo, siendo uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura románica de la región.
Sant Climent sigue la estructura típica de planta basilical, con tres naves divididas por columnas, cabecera con tres ábsides y cubierta de madera a dos aguas. Unido a la nave principal se encuentra un campanario de seis niveles que combina distintos tipos de ventanas, lo que lo convierte en un elemento distintivo dentro de la arquitectura de la Vall de Boí y de gran relevancia histórica y artística.
El interior de la iglesia destaca por sus pinturas murales, algunas trasladadas al Museo Nacional de Arte de Cataluña para garantizar su conservación. Entre ellas se encuentra el Pantocrátor del ábside central, con Cristo representado dentro de la mandorla acompañado de los símbolos de los evangelistas.
También se conservan la imagen de San Clemente en el ábside norte y escenas bíblicas que representan la muerte de Abel a manos de Caín, identificadas durante las restauraciones de 2001. La fase final de restauración, completada en 2013, incorporó mejoras museográficas y permitió documentar el proceso, facilitando el acceso a la iglesia de manera individual o combinada con otras construcciones del valle.
La segunda iglesia, Santa María, se ubica en la parte alta del pueblo y fue consagrada el 11 de diciembre de 1123, un día después de Sant Climent. Mantiene una planta basilical de tres naves con decoraciones lombardas en el ábside y conserva su campanario original, probablemente del siglo XI, que servía también como torre de vigilancia. A lo largo de los siglos sufrió reformas que modificaron la nave central, añadieron capillas laterales, un cimborio y la sacristía, recuperándose la estructura original durante la restauración de los años setenta.
Las pinturas del ábside central muestran a Jesús en el regazo de María rodeado de la Epifanía, los Reyes Magos, los apóstoles y escenas del infierno. Santa María es la única iglesia del valle abierta al culto de manera permanente, con visitas gestionadas por el Centro del Románico del Valle de Boí, garantizando un acceso completo a la arquitectura y a la decoración mural.