Pocos escapan al embrujo de Halloween, que inunda todo de calabazas, esqueletos, vampiros, monstruos, brujas, gatos negros y cualquier otro símbolo que evoque a algo terrorífico. No es casualidad que sea así porque, durante la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, la barrera entre el mundo de los vivos y los muertos se desdibuja, al menos esa era la creencia con la que surgió esta festividad.
Sin embargo, algunos municipios se resisten a este fenómeno global y apuestan por cuidar las tradiciones locales. Ese es el caso de Radiquero, un pequeño pueblo de cien habitantes perteneciente al municipio oscense de Alquézar, conocido por sus exquisitos quesos y por la celebración de la Noche de las Ánimas, que este año tendrá lugar el sábado, 1 de noviembre, a partir de las 16 horas.
Alternativas a Halloween
La Asociación Cultural O Coronazo recuperó hace décadas la celebración de la Noche de las Ánimas, una popular tradición altoaragonesa vinculada con la noche de los difuntos y declarada recientemente como Fiesta de Interés Turístico Regional. Ahora, junto al consistorio desarrollan una serie de actividades que rememoran las viejas tradiciones, que nada tienen que ver con Halloween.
De hecho, desde la asociación recuerdan que hay una serie de requisitos que hay que cumplir para asistir a la Noche de las Ánimas y que chocan de lleno con lo que vemos por las calles de todo el país. “Gracias por no venir disfrazado”, señalan en el cartel que promociona la edición de 2025. Solo piden a los asistentes que traigan la calabaza, aunque tienen que tener presente que “esto no es Halloween”.
En la Noche de las Ánimas de Radiquero los vecinos esculpen las calabazas para iluminar el regreso de las almetas y totones al otro mundo. Pero, ¿quiénes son estos dos personajes que protagonizan esta curiosa tradición altoaragonesa?
En estas tierras existen dos tipos de almas: las almetas, que vigilan el cementerio y se pasean por él, vestidas de blanco y con dos cirios encendidos; los totones, que son los guardianes del cementerio, que llevan un cirio en la mano en lugar de dos. También están los enterradores.
Durante el 1 de noviembre, almetas y totones recorren las calles de la localidad, difuminándose la línea que separa el inframundo del mundo terrenal, habiendo un tránsito de estos seres de un lado al otro. Aquí es cuando entran en juego las calabazas talladas e iluminadas con una vela en su interior, que se colocan en las ventanas y puertas de las casas de Radiquero para que las ánimas no dominen. Al final, estas sirven de guía para que la Triste Comitiva vuelva a su morada natural: el cementerio.
Además de la Triste Comitiva, que saldrá a las 19:30 horas, habrá talleres de elaboración de calabazas, reparto de chocolate y torta, charlas para explicar las diferencias con Halloween y cuentacuentos en la iglesia de Radiquero, un pequeño pueblo que celebra con entusiasmo la Noche de las Ánimas.