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Cuando los objetos son rebeldes

Bike Block, en la exposición londinense 'Disobedient Objects'

Lucía Lijtmaer

“Ojalá mi novio fuera tan sucio como vuestras leyes”, reza la pancarta. Puede que a muchos que hayan estado recientemente en alguna concentración contra los recortes les suene, ya que había muchos lemas parecidos a este. Si no, resultaría más difícil. Hasta ahora. Esta pancarta y muchas otras consignas han entrado en el Victoria & Albert Museum, en Londres, que en su nueva exposición Disobedient Objects comienza una nueva línea de pensamiento relacionada con los contextos políticos y sociales y cómo estos definen nuestras relaciones como ciudadanos.

Disobedient Objects cuenta la historia desde abajo, a través de los objetos producidos por agentes y movimientos sociales”, explica el director del museo, Martin Roth. “Muchas veces se trata de objetos simples, realizados con pocos medios, pero ricos en propósito e impacto. Son poderosos, provocativos o subversivamente humorísticos. Cambia nuestra manera de entender el diseño y cómo nos relacionamos”.

Los objetos han sido cedidos en su mayoría por grupos de activistas de diversos países. Algunos reflejan el trauma vivido por sus creadores, otros se muestran como inteligentes artefactos de aprendizaje. Y todos realizan preguntas difíciles sobre el mundo en el que vivimos, a partir de luchas recientes, en muchos casos aún en curso.

Destacamos aquí algunos objetos que se pueden encontrar en la exposición:

1. Bike Block.Bike Block. Las bicicletas para desguace convertidas en maquinaria para la resistencia creativa forman parte de las manifestaciones desde hace años. Los bike blocks ayudaron a romper el cordón de seguridad de la Conferencia contra el Cambio Climático de 2009 y así generar una asamblea popular a la que asistieron algunos representantes de la conferencia. Disobedient Objects cuenta con un bike block que es a su vez un sound system y una radio pirata, y cambia lo que emite acorde con la situación a su alrededor.

2. La banda sonora que acompaña al Bike Block tiene como objetivo insertarse en el espacio público, informar sobre lo que sucede y arengar a los manifestantes. El artista Grey Filastine ha realizado una recopilación de los sonidos y cantos de cada movimiento, teniendo en cuenta cómo interactúan y amplifican lo que ocurre alrededor. Porque cada lucha tiene su propia banda sonora, esta recopilación incluye una murga de las manifestaciones contra el corralito en Buenos Aires en 2001, los cantos callejeros de Occupy Wall Street de 2011, los cantos de una caravana zapatista en una manifestación en Mexico D.F., y un discurso del Pantera Negra Rap Brown, entre muchos otros.

3. El camión Tiki. Un vehículo de inspiración polinesia customizado por cinco artistas acabó siendo símbolo de protesta. Mientras Carrie Reichardt añadía el diseño al camión, se enteró de que su amigo Joe Ash Amador, que estaba en el corredor de la muerte, sería ejecutado de inmediato. Tras acudir a la ejecución, Carrie y Nick Reynolds realizaron una máscara funeraria del fallecido, que colocaron en la parte superior. Desde entonces, el camión ha recorrido diversas ciudades alrededor del mundo.

4. El adoquín hinchable. El uso de adoquines en protestas sociales es tan viejo como éstas. Los adoquines han sido usados para hacer barricadas y como método de defensa ante la represión, por una razón evidente: es lo que hay más a mano. El adoquín hinchable, realizado por Eclectic Electric Collective en colaboración con Enmedio, es un homenaje a un símbolo antiautoritario, y a su vez pretende aportar las llamadas “tácticas de frivolidad” a las manifestaciones. Pudo ser visto recientemente en la huelga general de Barcelona en 2012.

5. Los gorros naranjas de la revolución. Los miembros de Alternativa Naranja, el grupo creado en 1981 poco después del golpe militar en Polonia organizaba happenings, pintando imágenes de gnomos sobre los eslóganes a la resistencia contra el régimen militar. En la manifestación de 1988 contra el régimen comunista se pudieron ver 10.000 de estos gorros de felpa en lo que se denominó “La Revolución de los Gnomos”. Millares de manifestantes que los portaban fueron arrestados, en una imagen que rozaba la farsa. La ciudad de Wroclaw, dónde se originó el movimiento, erigió una estatua de un gnomo en memoria del grupo.

6. La taza sufragista. Parece una parodia del emblema de una conocida marca estadounidense de café lattes y frappucinos que usan productos poco recomendables de Monsanto y rechazan el comercio justo, pero no. En realidad se trata de el emblema del movimiento sufragista Women's Social and Political Union, y fue diseñado por Sylvia Pankhurst, una de sus fundadoras a principios de siglo XX. La domesticidad de los objetos buscaba atraer simpatizantes para la campaña partiendo, precisamente, de los espacios tradicionalmente asociados a las mujeres.

7. “Estamos vivos, parece”. Las pancartas tienen una gran importancia en la exposición. Este sencillo mensaje forma parte de las manifestaciones de Madrid durante el 15-M.

8. Los bordados que preguntan. “¿Dónde están nuestros hijos?” es la angustiada reivindicación de las madres de los desaparecidos durante la dictadura de Augusto Pinochet, en Chile. La sencillez de un objeto que entronca con el folklore y la artesanía popular contrastan con la demanda de justicia.

9. Muñecas zapatistas. La versión actualizada de las muñecas chamulitas, que hasta ese momento reflejaban la realidad de la comunidad, con sus ropas de colores, los rebaños de ovejas y burros, pasaron a mostrar el cambio con la insurrección zapatista. Las muñecas se cubrieron las caras con pasamontañas negros y cambiaron las bolsas de maíz por cinturones de balas y el fusil cruzado.

10. El grafiteador automático. ¿Tienes miedo de que te pillen grafiteando en mitad de una manifestación? Gracias a este robot programado, no tendrías por qué. Realizado por el Institute for Applied Autonomy en 1998, es capaz de realizar mensajes en el suelo a un ritmo de 15 kilómetros por hora. Fue pensado por sus autores como una reclamación del derecho a la libertad de expresión, limitada cada vez más por los equipos de vigilancia, la actividad policial y las restricciones legales.

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