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Feijóo desliga a la conselleira de Sanidade del 'enchufe' de su marido en un hospital

Feijóo y la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, en una imagen de archivo

David Lombao

Alfredo Suárez Canal, José Luis Méndez Romeu, María José Caride, Ánxela Bugallo, Pachi Vázquez, Anxo Quintana, Emilio Pérez Touriño... Entre 2005 y 2009 el PP exigió la dimisión de prácticamente todos los miembros del Gobierno gallego. Los incendios, errores en oposiciones, concesión de obras públicas, viajes, listas de espera, el paro... la lista de motivos que llevaban a la oposición dirigida por Alberto Núñez Feijóo a reclamar recambios era prácticamente inagotable. Como suele ocurrir, este criterio se restringió notablemente en el momento de llegar al poder y el propio Feijóo acaba de mostrarlo nuevamente a causa del ascenso fraudulento del marido de la conselleira de Sanidad en el Hospital Clínico de Santiago (CHUS) en la época en que la propia Rocío Mosquera ejercía como gerente del Servicio Gallego de Salud.

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia acaba de revocar el nombramiento del cónyuge de Mosquera, Manuel Bustamante, como jefe de servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del Clínico compostelano. Lo hace a instancias de otro de los doctores que optaban al puesto, Miguel Caínzos, y lo dictamina en una durísima sentencia en la que ve clara la existencia de “desvío de poder”. Para el TSXG existió una “falta de motivación clamorosa” en una de las fases del proceso de selección (la “valoración del proyecto técnico”), basada en un baremo “altamente cuestionable”, un “cheque en blanco” que dejó la puerta abierta “a la arbitrariedad” en el nombramiento final.

Según la sentencia, los miembros de la comisión evaluadora –nombrados por la gerente del hospital, designada a su vez por Mosquera– basaron su decisión en una “motivación vacía”, un “juego de adivinanzas” que sobrepuso a sus deberes de “igualdad, objetividad y motivación”. Así, por ejemplo, los magistrados detallan que “el proyeccto técnico del doctor Caínzos incluye bibliografía, comparación con hospitales y un amplio anexo de datos numéricos”, mientras que el aportado por el marido de la actual conselleira “carece de bibliografía” y de “comparación con hospitales”, además de contener un “exiguo anexo de datos” y “anotaciones a mano”. Se trataba, en todo caso, de documentos complejos que fueron valorados “en tan solo treinta minutos”, una celeridad que para el tribunal “resulta sorprendente” y refuerza la tesis de una “posible predeterminación del resultado”.

En síntesis, y aun “sin poder determinar” si “fue debido a iniciativa propia, por simpatía con los otros vocales, por sugerencia externa o de superiores u otra circunstancia”, el TSXG determina que debe repetirse la evaluación de dichos proyectos, labor que le corresponderá a un nuevo tribunal, ya que el actual tiene sobre sí la “censura de haber actuado con un designio malicioso preconcebido”, más aun toda vez que les dio a los candidatos un plazo de “tan solo quince días” para presentar un amplio volumen de documentación, “circunstancia” que también “apunta a una situación de celeridad que propicia improvisar la documentación”, en una situación “propia de que la suerte ya esté echada de antemano”.

Feijóo: “No hay privilegios de ningún tipo”

Donde la Justicia ve arbitrariedad y predeterminación del resultado, el presidente de la Xunta no ve “privilegios de ningún tipo” y por eso no valora la posibilidad de destituir a Rocío Mosquera de su cargo. Tras el Consello de la Xunta de esta semana, Feijóo evidenció que hace falta “cumplir” la sentencia, “suficientemente contundente”, pero desliga a su gabinete de ella. Según la versión presidencial, lo acaecido es “un proceso interno de un hospital” y “corresponde a ese hospital acatar esa sentencia, tomar nota de la misma, hacer una nueva evaluación y seguir trabajando con normalidad”. Sin consecuencia política alguna, toda vez que “quien se examinaba no era un miembro del Gobierno”.

Las reiteradas preguntas de la prensa, así como las voces que desde la oposición exigen responsabilidades políticas, no cambian un ápice el argumentario oficial. “No estamos hablando de un miembro del Gobierno”, sino “de un familiar de un miembro del Gobierno cuando este no era miembro del Gobierno”, afirma, aunque Mosquera ya desempeñaba entonces un alto cargo en la Xunta. Feijóo “no cree” que los integrantes del tribunal “actuaran al mandato de alguien”, porque eso sería “subestimar su capacidad y su independencia”. Simplemente, hay “una parte” de un proceso selectivo que “está mal, y hay que repetirlo”. “Lo demás –afirma– es la opinión política de cada uno, y cada uno libre de expresar la opinión que quiera”.

AlfredoSuárez Canal, José Luis Méndez Romeu, María José Caride, ÁnxelaBugallo, Pachi Vázquez, Anxo Quintana, Emilio Pérez Touriño...Entre 2005 y 2009 el PP exigió la dimisión de prácticamente todoslos miembros del Gobierno gallego. Los incendios, errores enoposiciones, concesión de obras públicas, viajes, listas de espera,el paro... la lista de motivos que llevaban a la oposición dirigidapor Alberto Núñez Feijóo a reclamar recambios era prácticamenteinagotable. Como suele ocurrir, este criterio se restringiónotablemente en el momento de llegar al poder y el propio Feijóoacaba de mostrarlo nuevamente a causa del ascenso fraudulento delmarido de la conselleira de Sanidad en el Hospital Clínico deSantiago (CHUS) en la época en que la propia Rocío Mosquera ejercíacomo gerente del Servicio Gallego de Salud.

ElTribunal Superior de Xustiza de Galicia acaba de revocar elnombramiento del cónyuge de Mosquera, Manuel Bustamante, como jefede servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del Clínicocompostelano. Lo hace a instancias de otro de los doctores queoptaban al puesto, Miguel Caínzos, y lo dictamina en una durísimasentencia en la que ve clara la existencia de “desvío depoder”. Para el TSXG existió una “falta de motivaciónclamorosa” en una de las fases del proceso de selección (la“valoración del proyecto técnico”), basada en un baremo“altamente cuestionable”, un “cheque en blanco”que dejó la puerta abierta “a la arbitrariedad” en elnombramiento final.

Segúnla sentencia, los miembros de la comisión evaluadora –nombradospor la gerente del hospital, designada a su vez por Mosquera–basaron su decisión en una “motivación vacía”, un “juegode adivinanzas” que sobrepuso a sus deberes de “igualdad,objetividad y motivación”. Así, por ejemplo, los magistradosdetallan que “el proyeccto técnico del doctor Caínzos incluyebibliografía, comparación con hospitales y un amplio anexo de datosnuméricos”, mientras que el aportado por el marido de la actualconselleira “carece de bibliografía” y de “comparacióncon hospitales”, además de contener un “exiguo anexo dedatos” y “anotaciones a mano”. Se trataba, en todocaso, de documentos complejos que fueron valorados “en tan solotreinta minutos”, una celeridad que para el tribunal “resultasorprendente” y refuerza la tesis de una “posiblepredeterminación del resultado”.

Ensíntesis, y aun “sin poder determinar” si “fue debidoa iniciativa propia, por simpatía con los otros vocales, porsugerencia externa o de superiores u otra circunstancia”, elTSXG determina que debe repetirse la evaluación de dichos proyectos,labor que le corresponderá a un nuevo tribunal, ya que el actualtiene sobre sí la “censura de haber actuado con un designiomalicioso preconcebido”, más aun toda vez que les dio a loscandidatos un plazo de “tan solo quince días” parapresentar un amplio volumen de documentación, “circunstancia”que también “apunta a una situación de celeridad que propiciaimprovisar la documentación”, en una situación “propia deque la suerte ya esté echada de antemano”.

Feijóo:“No hay privilegios de ningún tipo”

Dondela Justicia ve arbitrariedad y predeterminación del resultado, elpresidente de la Xunta no ve “privilegios de ningún tipo”y por eso no valora la posibilidad de destituir a Rocío Mosquera desu cargo. Tras el Consello de la Xunta de esta semana, Feijóoevidenció que hace falta “cumplir” la sentencia,“suficientemente contundente”, pero desliga a su gabinetede ella. Según la versión presidencial, lo acaecido es “unproceso interno de un hospital” y “corresponde a esehospital acatar esa sentencia, tomar nota de la misma, hacer unanueva evaluación y seguir trabajando con normalidad”. Sinconsecuencia política alguna, toda vez que “quien se examinabano era un miembro del Gobierno”.

Lasreiteradas preguntas de la prensa, así como las voces que desde laoposición exigen responsabilidades políticas, no cambian un ápiceel argumentario oficial. “No estamos hablando de un miembro delGobierno”, sino “de un familiar de un miembro del Gobiernocuando este no era miembro del Gobierno”, afirma, aunqueMosquera ya desempeñaba entonces un alto cargo en la Xunta. Feijóo“no cree” que los integrantes del tribunal “actuaranal mandato de alguien”, porque eso sería “subestimar sucapacidad y su independencia”. Simplemente, hay “una parte”de un proceso selectivo que “está mal, y hay que repetirlo”.“Lo demás –afirma– es la opinión política de cada uno, ycada uno libre de expresar la opinión que quiera”.

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