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Dación en pago tras acampar en huelga de hambre

Ricardo Barcia, acampado ante Ibercaja en Vigo

Miguel Pardo

Otro rostro de la desesperación y otra iniciativa desesperada. Ricardo Barcia inició este lunes una huelga de hambre y una acampada ante una sucursal de Ibercaja en Vigo para reclamar a la entidad que le concediese la dación en pago y saldar así la deuda contraída con el banco. El hombre, de 50 años y con problemas de salud, lleva en paro desde 2008 y actualmente no percibe ningún ingreso. Ya había pagado 40.000 euros de una hipoteca de 90.000 por una vivienda en Salceda de Caselas, tasada en 114.000 euros pero con una escritura realizada en 50.000.

Por una vez, hubo final feliz. A las 19.30 de la tarde, y después de diez horas de protesta, Ibercaja aceptó la dación en pago, por lo que se quedará con la casa y el afectado se librará de la deuda de 50.000 euros. La entidad le entregó un documento firmado por dos apoderados y le pidió un plazo de quince días para tramitar la documentación. Ricardo Barcia, una vez contrastado el texto ante notario y confirmada su validez, levantó la acampada y dio por finalizada la huelga de hambre. “Agradezco que hayan dado el paso”, aseguró. “Ojalá no tenga que volver a hacer esto”, insistió.

Ricardo Barcia cumplía los requisitos incluidos en el código de buenas prácticas firmado por los bancos para que le fuese aceptada la dación en pago, pero la entidad no se la concedía al ser una medida voluntaria. Emocionado durante las declaraciones que realizaba a los medios el lunes, el afectado cargó contra los bancos y aseguró que los ciudadanos “no son clientes” de ellos, sino “víctimas”.

“Es una desesperación, está dañándome la salud”, insistió el afectado, que reclamaba a Ibercaja que aceptase la dación en pago. Barcia se había reunido el lunes por la mañana con el director de la sucursal, que le prometió negociar con la sede central para buscarle una solución al problema, pero también le pidió tiempo. Mientras no hubiese una respuesta “muy clara”, el hombre seguiría adelante con su huelga de hambre y su acampada. “Hasta donde sea”, se reafirmaba.

“Ya me desahucié yo sólo”, insistía Barcia, que no podía vivir en su vivienda y que hizo un llamamiento para que “el pueblo abra los ojos porque este Gobierno no vale para nada”. Así, defendió la protesta ciudadana: “Que salgan a la calle porque esto está muy mal”, pidió.

La Plataforma de Afectados a las Hipotecas de Vigo-Tui-Baixo Miño, que ha apoyado el caso de Ricardo Barcia, ha entregado en los juzgados de Vigo un escrito para pedir la suspensión judicial de las ejecuciones hipotecarias, además de solicitar ayuda a abogados y psicólogos para atender los numerosos dramas que se le están presentando en los últimos meses.

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