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Andalucía y el PP: a la guerra con el ejército de otro

Juan Manuel Moreno Bonilla, el líder del PP andaluz, lleva preparando la batalla electoral desde el arranque del año pasado. Dejó solucionados, en principio, los principales candidatos municipales para las elecciones del mismo signo, y ha engrasado la maquinaria para un hipotético adelanto electoral en Andalucía desde hace meses. No ha querido que Susana Díaz le pillara desprevenido, sin armadura y sin el ejército en formación. Y sin embargo, la moción de censura, la salida de Rajoy sin sucesor designado y las primarias a cara perro que se han vivido en el PP le han dejado, cuando menos, descolocado.

Porque le ha pillado en el bando perdedor de su partido, los sorayistas, siendo uno de los presidentes regionales que más claramente se han posicionado. Su entorno dice que no es grave y que es amigo personal de Pablo Casado. Relatan el discurso de la reconciliación que este mismo viernes ha rubricado Elías Bendodo, presidente de la diputación de Málaga y hombre de Moreno. Una reunificación que se escenificará en Córdoba este sábado al tiempo que se aplaude a los leales, los cordobeses, con el ex alcalde de la ciudad, José Antonio Nieto a la cabeza, alineado con Cospedal para más señas. ¿Reconciliación o rendición?

Desde luego Juan Manuel Moreno no está para pataletas pos primarias a las puertas de una cita con las urnas que las encuestas le pintan cuesta arriba. Ahora le queda comprar el discurso de “ahora somos todos uno”, y confiar en el efecto Casado (igual que otros se suben a la ola Pedro Sánchez), y esa recuperación de las “esencias del PP”, como dice Esperanza Oña, nueva defensora del militante, y casadista. Pero Pablo Casado ha colocado a alfiles de su cuerda (o de Cospedal) en puestos clave para conformar listas electorales. Zoido es de ahora en adelante el presidente del Comité Electoral del PP; y José Antonio Nieto, secretario de Electoral. Están fuera del núcleo duro del partido (con lo que eso significa de pérdida para Andalucía en el debate nacional) pero tienen con mando en plaza de cara a las elecciones; las primeras, las andaluzas.

Así, si la cosa va bien y las cifras le van bien al PP andaluz, allí estarán los de Casado para recordarle quién manda. Si la cosa sale mal y el batacazo es grande, esos mismos primeros espadas se encargarán de enseñarle la puerta. Y así, Moreno lleva todo el año preparándose para la batalla electoral pero lo que seguro que no se esperaba era ir a la guerra con el ejército de otro.

Juan Manuel Moreno Bonilla, el líder del PP andaluz, lleva preparando la batalla electoral desde el arranque del año pasado. Dejó solucionados, en principio, los principales candidatos municipales para las elecciones del mismo signo, y ha engrasado la maquinaria para un hipotético adelanto electoral en Andalucía desde hace meses. No ha querido que Susana Díaz le pillara desprevenido, sin armadura y sin el ejército en formación. Y sin embargo, la moción de censura, la salida de Rajoy sin sucesor designado y las primarias a cara perro que se han vivido en el PP le han dejado, cuando menos, descolocado.

Porque le ha pillado en el bando perdedor de su partido, los sorayistas, siendo uno de los presidentes regionales que más claramente se han posicionado. Su entorno dice que no es grave y que es amigo personal de Pablo Casado. Relatan el discurso de la reconciliación que este mismo viernes ha rubricado Elías Bendodo, presidente de la diputación de Málaga y hombre de Moreno. Una reunificación que se escenificará en Córdoba este sábado al tiempo que se aplaude a los leales, los cordobeses, con el ex alcalde de la ciudad, José Antonio Nieto a la cabeza, alineado con Cospedal para más señas. ¿Reconciliación o rendición?