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La oposición en bloque convierte el Presupuesto “histórico” de Moreno en una enmienda a toda su gestión sanitaria

Daniel Cela

Sevilla —
12 de noviembre de 2025 21:49 h

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La oposición en bloque al Gobierno de Juan Manuel Moreno -PSOE, Vox, Por Andalucía y Adelante Andalucía- ha dado un portazo a los Presupuestos Autonómicos para 2026, el último de la legislatura, tachándolo de “ficticio” y “electoralista”. La proximidad de las elecciones andaluzas, previstas para la próxima primavera, ha endurecido el discurso de todos los partidos, incluido Vox, que por primera vez en esta legislatura ha presentado una enmienda a la totalidad a las cuentas de Moreno.

El rechazo unánime de toda la oposición no ha evitado que el Parlamento tumbe las cuatro enmiendas y valide los grandes números del Presupuesto con el voto en solitario del PP, que cuenta con una holgada mayoría absoluta (58 diputados de 109).

Sus adversarios políticos sabían que la votación estaba perdida, de modo que han usado las más de seis horas de debate como caja de resonancia para hacer oír sus críticas furibundas contra la gestión de los servicios públicos de Moreno, el favorito en las encuestas para repetir como presidente de la Junta.

Para ello, las izquierdas y Vox se han servido del mismísimo Presupuesto andaluz -con sus grandes cifras “históricas” de gasto en hospitales, centros de salud y aumento “récord” de plantilla- para hacer una enmienda a la totalidad al “modelo” sanitario de Moreno, hoy duramente contestado en la calle, con miles de personas manifestándose en las ocho provincias andaluzas.

El debate de Presupuestos ha sido, sobre todo, un debate sobre la sanidad, el pilar del Estado de bienestar, la principal competencia de la Junta, la mayor partida de gasto público, y la más herida de todas, con daños estructurales reconocidos por el propio Ejecutivo autonómico. Desde la extrema derecha hasta la izquierda andalucista, todos han afeado al presidente que “con más dinero que nunca los servicios públicos estén peor que nunca”

“Mayoría de estabilidad”

Los Presupuestos han superado el debate de totalidad con propuesta de devolución al Gobierno y continúan su tramitación parlamentaria, sin baches en el camino, para su aprobación definitiva en diciembre. La portavoz y consejera de Hacienda, Carolina España, ha puesto mucho énfasis en defender este hecho en sí mismo, síntoma de la “estabilidad política de Andalucía”, que es una anomalía en el Congreso de los Diputados y en la mayoría de las comunidades.

Aquí, sin embargo, ha tropezado con un adversario inusual, que hoy defendía su primera enmienda a la totalidad en cuatro años: “¿A un andaluz que está en una lista de espera para un médico le preocupa la estabilidad del Gobierno de Moreno Bonilla?”, se ha preguntado el portavoz de Vox, Manuel Gavira, para, acto seguido, responderse: “No me venga con eso, no tome por ingenuos a los andaluces, no es creíble”.

Moreno ha tratado esta semana de hacer cómplice a los andaluces de esa comodidad parlamentaria de la que ha disfrutado el PP en estos cuatro años de legislatura, es decir, una mayoría absoluta que ha rebautizado como “mayoría de estabilidad”.

El pulso entre PP y Vox no ha aportado misterio a un debate que el Gobierno ya tenía ganado, pero sí cierto interés prospectivo: las encuestas auguran que la ultraderecha crecerá en intención de voto en detrimento de los populares, que podrían perder su mayoría absoluta y estar abocados a volver a pactar con Vox, como ya ocurrio en el primer mandato de Moreno. Incluso cogobernar con ellos, como han deslizado ya los de Santiago Abascal.

España se ha esforzado especialmente en rebatir los ataques de sus antiguos socios asimilándolos al PSOE. “No son lo mismo, pero buscan lo mismo: destruir el Gobierno de Moreno. Están con la izquierda, con sus compañeros de enmiendas. Y ahora, además, se han puesto detrás de la pancarta”, les ha afeado la consejera, por su apoyo a las manifestaciones sanitarias. “Les veo muy subiditos”, ha mascullado.

Gavira, que ha enfocado todo el debate como un preámbulo de campaña, ha augurado que “ni un voto de Vox se va al PP, porque aún saben por qué dejaron de votarles”. “Ustedes han defraudado: ni presupuestan ni ejecutan. Dentro de unos meses se van a llevar una sorpresa”, ha sentenciado.

El discurso del portavoz ultraderechista se ha centrado en comparar a los de Moreno con el PSOE, y le ha acusado de rehuir todas sus responsabilidades de gobierno, apelando siempre a lo que hicieron los socialistas “hace ya ocho años”. “Siempre se tienen que esconder detrás de ellos cuando hacen las cosas mal”, ha afirmado Gavira, para afearles que “llevan siete años gestionando y no se han fijado en los protocolos” de los cribados de cáncer de mama que ha provocado la mayor crisis de gobierno desde 2018, con la dimisión de la consejera de Salud y el cese de media docena de altos cargos en este departamento.

Montero, la protagonista ausente

La mayoría absoluta del PP en el Parlamento protege al Gobierno andaluz de las embestidas de la oposición: este jueves tumbará, por tercera vez, la solicitud registrada por las izquierdas para crear una comisión de investigación sobre sanidad, en este caso, sobre la crisis de los cribados de cáncer de mama.

La consejera de Hacienda ha defendido con cierta comodidad (y a ratos con parsimonia) sus números, dejando para los turnos de réplica las duras contraofensivas para atizar a sus adversarios, sobre todo al PSOE, con salpicaduras constantes a Pedro Sánchez. Este martes, desde la tribuna del Congreso, el presidente confrontó directamente con Moreno, recordando que desde 2018 su Gobierno ha transferido a Andalucía 53.800 millones de financiación extra, pero la Junta lo ha usado para rebajas fiscales y contratos con la sanidad privada, en vez de aumentar la plantilla de médicos.

Una vez más, la protagonista ausente de este debate ha sido la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, rival de Moreno en las andaluzas, a la que el PP imputa todos los males políticos y financieros de la comunidad. “La ministra más independentista”, ha bromeado España, tras afearle los “privilegios” que otorga a Catalunya en detrimento de Andalucía.

Esta vez Montero se ha hecho partícipe, desde la distancia, al convocar para el próximo lunes el Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde se sentará con sus homólogos en las comunidades para hablar de los próximos Presupuestos Generales, y de la reforma del sistema de financiación (una reclamación de todos los gobiernos autonómicos).

De entrada, la ministra les ofrecerá algo que ya vienen reclamando desde hace semanas, sobre todo en Andalucía, que cuenta con estabilidad para aprobar sus cuentas sin problema: se trata de la propuesta de reparto de déficit entre administraciones. Un dato necesario para aprobar el techo de gasto y la senda fiscal, los dos primeros escalones para diseñar los Presupuestos Generales del Estado de 2026.

La Junta ha diseñado sus números sin conocer estos grandes datos, planteando un “déficit cero”, con equilibrio financiero entre ingresos y gastos, como marca indeleble del liberalismo que apadrina el PP. España ha vuelto a cifrar en 1.528 millones el agujero en las cuentas andaluzas por la infrafinanciación del Estado.

La consejera portavoz no ha rehuído las críticas a la gestión sanitaria, que una y otra vez volvía a pasar por la tribuna como un boomerang. “Nos encontramos una sanidad destrozada hace siete años”, ha dicho, acusando a la oposición de “falsear datos”. Sobre la crisis de los cribados de cáncer, la consejera ha asegurado que está “en vías de solucionarse”, y ha matizado que antes se hacían 200.000 y ahora se hacen casi 500.000 al año.

“Por lo menos reconozcan eso”, ha dicho, para acusar al PSOE de “estar usando el dolor de las víctimas del cáncer”. La consejera ha citado a Amama, la asociación que destapó el escándalo de los cribados, afeándole que se haya posicionado “a gusto con María Jesús Montero y haya acusado al Gobierno andaluz de violencia institucional”. “¡Por favor!”, ha clamado.

Más de 51.000 millones de euros

Las macrocifras del Presupuesto andaluz que sirven de vehículo a las prioridades políticas de Moreno para 2026, año electoral, son contundentes: dopadas por fondos estatales provenientes del crecimiento económico del país (traducidos en más consumo y una mayor recaudación fiscal), las cuentas alcanzan una cifra récord de 51.597,9 millones de euros -más que el de una docena de países de la UE-, y casi un tercio va destinado a la sanidad: 16.275 millones. Dos de cada tres euros irán a políticas sociales (32.705,8 millones, el 63,4% del total).

Las cuentas prevén un crecimiento del PIB andaluz del 2,3% y una creación de 85.000 puestos de trabajo, rebajando la tasa de paro al 14%, la más baja en los siete años de gobiernos del PP.

Pero es la sanidad lo que ha centralizado el debate de totalidad, con la consejera de Hacienda ensalzando los grandes números de hospitales y profesionales, y toda la oposición contestándole que esas cifras son “irreales”, porque no se ejecutan del todo, y que además “camuflan” el dinero que la Junta destina a la sanidad privada.

No a través de los conciertos, que sí están desglosados en el Presupuesto, y que sirven a los de Moreno para negar las acusaciones de “privatización” que esgrime la izquierda. El porcentaje en conciertos sanitarios apenas supera el 3% del presupuesto de la Consejería de Salud, mientras que en épocas de gobiernos socialistas -hace casi ocho años de esto- alcanzaron el 5%.

Este porcentaje, sin embargo, no incluye el gasto que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) destina a las clínicas privadas a través de la contratación a dedo en todas sus variantes (contratos de urgencia, de emergencia, basados sin publicidad...). El cómputo total de gasto sanitario para empresas privadas (hospitales, farmacéuticas, aseguradoras, suministros...) asciende a 4.656 millones de euros, un 72% más que cuando llegó el PP al poder, según el PSOE.

Pero la oposición de izquierdas no ha puesto el acento de su intervención en los números fríos, sino en las emociones: ha hablado de la gente que hace cola para el médico, las esperas para operarse, los dos millones de andaluces que se han sacado un seguro privado, las enfermas de cáncer que recibieron tarde sus diagnósticos, la ansiedad del personal sanitario “agotado”, que “sale llorando de sus turnos”...

Para las izquierdas, el debate de totalidad del Presupuesto de 2026 ha sido una enmienda al discurso “grandilocuente” de Moreno sobre la sanidad. Ni siquiera han entrado a discutir los grandes números, al contrario, basándose en las mismas cifras récord que promociona el Gobierno andaluz, PSOE, Por Andalucía y Adelante han reprochado al PP su “incapacidad” para gestionar la sanidad, y de usar todos esos fondos para “abultar la cuenta de resultados de sus amigos en la sanidad privada”. La consejera no se ha cansado de repetir que es “absolutamente falsa la privatización”. “No dicen una verdad ni al médico”, ha sentenciado.

La portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, ha denunciado que el Presupuesto de 2026 es “idéntico” al de este ejercicio y, por tanto, “comete los mismos errores”. También ha insistido en que decir que existe un “récord histórico de privatizaciones no es un bulo”. Nieto ha cuantificado en mil millones de euros “el trasvase de dinero público a la educación concertada”, y más de un millón de andaluces los que han sido derivados a clínicas y hospitales privados para hacerse pruebs diagnósticas. “Nunca antes había pasado”, ha remachado.

Entre las izquierdas hay un punto de confluencia en el discurso contra Moreno: “Nunca tuvo tanto dinero la Junta y nunca Andalucía se ha sentido tan desprotegida. No es una cuestión de dinero, sino de modelo”, han repetido los tres portavoces de PSOE, Por Andalucía y Adelante. A la diputada de Adelante Andalucía, Begoña Iza, le ha tocado el último turno, pasadas las diez de la noche, para reiterar las mismas críticas que el resto de fuerzas. Iza ha reprochado a la consejera que en sus réplicas le hable del PSOE y del Gobierno de Sánchez. “Entiendo que esté usted ya cansada, pero nosotros no somos del PSOE”, ha advertido.

El viceconsejero de Sanidad

El reciente nombramiento del viceconsejero de Sanidad, que compaginaba su puesto como vicepresidente en la Diputación de Granada (PP), en la tenencia de alcalde de Motril, y en la dirección de un hospital privado ha sobrevolado todo el debate. “Puertas giratorias y trampolín entre despachos del SAS a la privada y vuelta”, han machacado los socialistas.

El Gobierno de Moreno ganó la votación -ganó todas las votaciones de este miércoles en el Parlamento, también el debate de totalidad de la Ley de Universidades y un decreto ley con ayudas a municipios afectados por la dana-, pero la oposición ganó los debates.

En todos ellos, ya se hablara de la plantilla docente y la financiación de las universidades o de subvenciones para ayuntamientos de pueblos afectados por la riada- se filtró una y otra vez el debate sanitario. Se habló de la crisis de los cribados, aprovechando que el consejero de Presidencia y responsable de las Emergencias en Andalucía, Antonio Sanz, es desde hace un mes responsable de Sanidad.

La presentación de los números ha sido respondida por los grupos de oposición, de mayor a menor. Desde la segunda frase de su discurso, la portavoz del PSOE en Hacienda, Alicia Murillo, ha apuntado a la crisis de los cribados, y señalado a Moreno como “la gran mentira”. “Ha prometido 1.200 sanitarios nuevos para paliar esta crisis, y en este Presupuesto faltan más de 900. Es un bulo. Su gestión es inútil, incapaz e insensible”, ha asegurado.

Los socialistas han irrumpido con un discurso durísimo, para contestar el alegato que el presidente andaluz hizo en el XVII Congreso del PP-A, el pasado fin de semana, cuando presentó a su partido como el gran valedor de los servicios públicos del Estado de bienestar, pidiendo a los suyos a que salieran a la calle, “sin complejos”, a defender su gestión. “Hay colas en la calle para conseguir citas del médico. Hay colas para todo”, ha reiterado Murillo, para concluir que “la crisis de los cribados es, después del Covid, la mayor crisis sanitaria que ha vivido esta tierra”.

El debate lo ha cerrado el PP, único partido que no ha presentado una enmienda a la totalidad, y que ha cargado duramente contra el resto de fuerzas por “crispar” el diálogo parlamentario. “Con esas actuaciones camorristas que exihen, sólo han venido a repetir esa matraca falsa de la privatización de la sanidad”, se ha lamentado el portavoz popular, Toni Martín.