SUCESOS

Marta del Castillo, 14 años sin una tumba a la que poder llevar flores

Antonio Morente

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“Hoy no es un día más en el calendario”. Las palabras las pronuncia un amigo con un pequeño megáfono, pero son de José Antonio Casanueva, abuelo de Marta del Castillo, presente este martes en el acto en Sevilla que ha recordado que se cumplen 14 años del asesinato de la joven sin que se haya conseguido encontrar su cuerpo. El suceso que cambió los protocolos policiales en las búsquedas de menores desaparecidos y precipitó mejoras técnicas y organizativas para afrontar estos casos está hoy formalmente cerrado, aunque mantiene una débil llama judicial a la espera de un peritaje sobre los datos del teléfono móvil de Marta y de Miguel Carcaño, que en 2011 fue condenado a 21 años de cárcel por matarla. “La Justicia ha fallado”, lamenta Casanueva, de 86 años, expresando así el sentir de una familia que en los últimos meses ha llevado dos veces el caso ante el Tribunal Constitucional.

“Hoy desgraciadamente se cumplen 14 años del asesinato de Marta del Castillo, nuestra niña”, continúa la carta de su abuelo. Varias decenas de personas le acompañan en una breve concentración en los Jardines de Murillo, presidida por una pancarta (Marta: España no te olvida, la Justicia sí, ¿por qué?) con dos imágenes de la joven, que tenía 17 años cuando le arrancaron la vida. El abuelo, que el pasado viernes cargó con dureza contra los jueces en otro acto público y denunció que “una mano negra” impide su total esclarecimiento, encabeza la marcha silenciosa del grupo, que recorre unos pocos metros para plantarse ante los vecinos juzgados del Prado de San Sebastián. Allí se dejan la pancarta y, en una palmera, una foto de Marta y un ramo de flores.

Dos mensajes acompañan la fotografía, recurrentes en estos años: Justicia para Marta y Repetición del juicio para la niña de Sevilla. En esa batalla judicial está ahora embarcada la familia, que denuncia fallos en la instrucción y la investigación de un caso que fue juzgado en 2011. Además de Carcaño, fue condenado su amigo Francisco Javier García, El Cuco, al que se le impusieron tres años de reclusión en un centro de menores por encubrir el asesinato. Los otros tres procesados fueron absueltos: el hermano de Carcaño, Francisco Javier Delgado; la novia de éste, María García Mendaro, y Samuel Benítez, otro amigo del principal condenado.

“Saben dónde está el cuerpo”

“Los cinco implicados saben dónde está el cuerpo”, repite José Antonio Casanueva ante unos juzgados que, insiste, no han hecho bien su trabajo porque los jueces “no han sabido sacarles” a los acusados dónde está. Y aunque “nunca” pierde la esperanza, la familia tiene en el punto de mira a la Justicia después de los recientes varapalos que ha recibido, al denegarle la repetición del juicio al hermano de Carcaño y no permitir acceder a los datos telefónicos crudos de los otros implicados en el caso. A ello se unió la conclusión de la instrucción y archivo de la pieza judicial separada que se abrió para intentar localizar el cadáver, aunque la Fiscalía se apresuró a asegurar que la búsqueda seguirá activa hasta que se tengan resultados.

La pequeña ceremonia ante el edificio judicial buscaba sobre todo “remover conciencias” para que los jueces “vean lo que pide el pueblo”. En su carta, Casanueva ha incidido en que la familia lleva “14 años sufriendo, 14 años de martirio” y padeciendo “noches y noches en vela”. Por ello, una vez más ha hecho un llamamiento público “a los asesinos” de su nieta para que “digan dónde está su cuerpo y poder cerrar este capítulo” que –ha lamentado– está “matando en vida a toda la familia”.

La desaparición de Marta del Castillo sacudió a Sevilla el 24 de enero de 2009, un caso que pronto adquirió relevancia nacional conforme se fueron desgranando las novedades, como la detención de Miguel Carcaño pocos días después, el 13 de febrero. Una vez que la investigación confirmó el asesinato de la joven, la gran incógnita que no se ha podido despejar ha sido dónde está su cuerpo. Pese a movilizarse enormes cantidades de efectivos policiales y recursos, todas las operaciones de búsqueda (en el Guadalquivir, en un vertedero, en una finca, en zanjas, todo ello en diferentes municipios) han terminado en fracaso.

Carcaño da siete versiones diferentes

Marta salió de su casa la tarde de aquel sábado 24 de enero para verse con Miguel Carcaño, con el que había estado saliendo y con el que quería aclarar ciertas cosas. Fueron a la casa de él, de donde ya no salió con vida. Durante estos años, Miguel Carcaño ha cambiado su versión hasta en siete ocasiones, un ida y vuelta en el que ha recuperado en más de una ocasión que la mató golpeándola con un cenicero y que no la violó. Tras asumir inicialmente los hechos en solitario, después declararía que la mató El Cuco, o que el por entonces menor y otro de sus amigos, Samuel Benítez, fueron los que se deshicieron del cuerpo.

En los últimos diez años se ha ratificado en la acusación contra su hermano, Javier Delgado, al que le atribuye que la habría matado con la culata de una pistola. Según esta última versión de Carcaño, todo ocurrió en una violenta discusión entre los dos hermanos en la que medió Marta. ¿El motivo de la pelea? Según una investigación de la familia de la joven en 2020, un presunto fraude con el que habrían obtenido una hipoteca, lo que llevó a nuevas pesquisas judiciales que finalmente también se archivaron. El juez, directamente, no cree a Carcaño tras cambiar tantas veces a la hora de contar qué fue lo que ocurrió.

Al Tribunal Constitucional

Pero la familia sí le da credibilidad a esta historia, y por eso el año pasado presentó un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional para que se reabriera la investigación contra Delgado. Meses después, acudió de nuevo al tribunal de garantías tras el cierre de la pieza separada para la búsqueda del cuerpo, con lo que de nuevo ha expresado su malestar por una actuación judicial que a día de hoy considera como el principal impedimento para que haya novedades en el caso.

Son los últimos pasos en esta mediática historia (ya ha tenido su versión en docuserie) de 14 años, un tiempo en el que Carcaño hasta se sometió a un test de la verdad y en el que El Cuco y su madre fueron condenados a dos años de prisión por mentir en el juicio, ya que el primero aseguró que nunca estuvo en el lugar de los hechos el día de la muerte la joven y la segunda lo encubrió. Ambos reconocieron los hechos contenidos en el escrito de acusación de la Fiscalía, lo que impidió la declaración de Carcaño como testigo, una de las últimas esperanzas que mantenían los padres de Marta para que se supiese la verdad de lo que ocurrió. “Llevamos años de humillaciones y mentiras”, lamentaron entonces, en mayo del año pasado. Han pasado 14 años desde aquel 24 de enero, y nadie se explica todavía cómo en un caso que se cierra con la confesión de un asesinato no es posible encontrar el cadáver; 14 años en los que, como repite José Antonio Casanueva, están “matando en vida a toda la familia”.

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