Año nuevo, más de lo mismo
“Para Las Unión Deportiva no existe lo de año nuevo vida nueva”. De esta manera Juan Manuel Rodríguez volvía a echar la culpa de la derrota en el Rico Pérez a la actuación arbitral. Sacando la frase de contexto, no podría tener mayor razón el técnico de las Alcaravaneras.
Penaltis innecesarios, expulsiones absurdas, errores que cuestan partidos y culpas al colegiado, la UD mantiene la línea. A nadie se le escapa que, obviamente, en la jugada del penalti a Ruymán la mano es completamente inexistente, contradiciendo lo que reflejó en el acta Gil Manzano. Sin embargo, lo cierto es que el penalti existe. Ruymán salta con el codo extendido y golpea a Abel Aguilar, jugador que se disponía a rematar, en la cabeza, quedando este tendido en el suelo. Más que ahondar en si ese tipo de acciones suelen pitarse o si el colegiado vio una mano inexistente, habría que buscar la razón de por qué el de Arucas asume semejante riesgo dentro del área en el minuto 90.
Por otro lado está la expulsión de Sergio Suárez. Exageradamente rigurosa, de eso no hay duda, se equivoca Gil Manzano. Eso si, también habría que preguntarle a Sergio la razón de hacer esa entrada cuando todo estaba visto para sentencia, incrementando aún más la extensa lista de expulsiones amarillas de la temporada y, salvo justa actuación del Comité, perdiéndose el encuentro ante el Barça B por sanción.
Siguiendo la línea de los errores, esta vez pecó hasta el más correcto. Un disparo de falta que no le supondría problemas a ningún portero, acabó jugándosela al mejor portero de la categoría. Inexplicable, pero irreprochable. Nadie que sea consciente del la innumerable cantidad de veces que el argentino ha salvado milagrosamente a los suyos podría recriminarle nada.
El que si decidiría romper con la línea del final del 2011, propiciando una de las alegrías más esperadas en la hinchada amarilla, sería Vitolo. Volver a ver al canterano demostrando de lo que es capaz era solo cuaestión de tiempo y no se ha demorado. Tras varios encuentros a medio gas, volvería a encontrar su fútbol en el Rico Pérez, trayendo de cabeza al lateral izquierdo del conjunto alicantino. Fue el más incisivo y el que más peligro aportó en la creación ofensiva amarilla, recuperando un arma que se echaba en falta en exceso en las filas insulares. Sin embargo, no pudimos deleitarnos con la conexión que tanto dio que hablar al inicio de campaña. La doble V volvía a tener un abismo de distancia entre ambos, al situar a Jonathan Viera en la banda, lo que imposibilitó, al igual que en el último encuentro del 2011, que ambos jugadores se aliasen.
La Unión Deportiva mereció mucho más en el Rico Pérez. Exceptuando los primeros 20 minutos, rara vez le perdió la cara al partido. Hasta llegó a dominar el cuero en varios tramos y contó con varias ocasiones de gol, pero, parafraseando al entrenador amarillo, se les volvió a quedar “cara de tonto”.
Hay dos lecturas. La primera va por preguntar a la diosa fortuna y señalar al colegiado. La segunda por ahondar en los errores que llevaron a los amarillos a volver a dejar escapar una oportunidad de oro para sumar a domicilio. Que cada cual elija la suya.