Muñoz y un autogol del Alcorcón devuelven al Tenerife al tercer puesto

Los jugadores del Tenerife celebran con sus seguidores el segundo gol al Alcorcón

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El Tenerife sigue a lo suyo y hace virtud de la necesidad de puntuar de tres en tres. Este domingo se impuso en la casa del colista con un partido tan poco efectista como efectivo. Defendió mejor que atacó su rival, aprovechó el valor de las acciones imprevisibles para meter dos rejonazos definitivos y pudo reservar a Shashoua para ocasiones de mayor trascendencia, que las tendrá en el exigente final de Liga que le espera.

En otro tiempo y en otra situación clasificatoria, el Tenerife se habría ganado el calificativo de grisáceo. En este, otra última cita del Alcorcón y la enésima de los blanquiazules para no perder de vista una plaza por el ascenso directo, el grupo de Ramis fue eficaz. No tenía otra necesidad y no se metió en líos ajenos al guion. Y así todo: sin errores groseros, no tuvo que echar de menos a Gallego, abrigó al inglés diferente, acabó a cero por duodécima ocasión en el curso y ganó, que solo de eso se trataba.

El Tenerife ha elevado sus prestaciones como grupo que, con rivales de capa caída como el Alcorcón, puede sobrevivir a una primera parte salvo otra pegada que un tiro asesino sin mayor agobio. Le echó menos intensidad en las pugnas que los alfareros, perdió la referencia del medio juego –solo eficaces Aitor y Corredera en las coberturas– y malamente conectó con Mellot, para encontrar una asociación con Andrés que generara algo con sentido, con dos desplazamientos largos de José León. El central izquierdo maneja esa suerte como ninguno de los zagueros de Ramis y con detalles de calidad dio otro aire a un ataque que no encontraba encarado a Elady o espacios para caer por dentro con Mario. Torpe con la pelota al pie para guardarla, el nuevo delantero tampoco choca como Gallego y parece un futbolista de remates o contras, justo lo que menos generó hoy su equipo.

Incómodo con el Alcorcón encimándole en todas las salidas, el gol vendría del balón parado o de lo imprevisible. Para lo segundo tiene el Tenerife al doctor Muñoz, que cuando tiene distancia y tiempo te arma un tiro lejano con valor de tres puntos. Hoy sorprendió a Rivero –luego de otro pase con sentido de Andrés, cambiando de flanco el ataque tras robar Corredera con la presión alta– y se sacó un pinchazo desde treinta metros que cogió velocidad y altura para pegarse al palo corto del portero en lo que ponía una mano inútil.

El 0-1 llegó en el momento justo para acalambrar al Alcorcón y reactivar al Tenerife después de cuarenta minutos notable en las ayudas a los desdobles por los flancos del rival, sobresaliente en las anticipaciones de los centrales –ha alcanzado un punto inimaginable de solvencia con el dúo Sergio-Leon–, pero con más pérdidas de las deseables, concediendo un ataque extra tras otro al equipo de Fran Fernández.

La pausa activó del todo al Tenerife, más fogoso en la precisión y más vertical en las conducciones, más cerca, así, del área local. Avisó primero Bermejo con un tiro que encontró a un defensa en vez de puerta y avisó de nuevo Bermejo con la acción, al cabo, definitiva. Le hizo un caño sonrojante a Iván Calero, se fue desatado hacia el área y la pegó envenenada a boca de gol, comprometida lo justo para que David Fernández metiera el pie por el camino y el balón en su puerta.

Bermejo lo celebró con la grada blanquiazul como si fuera suyo, que casi, más porque firmó un partido generoso de esfuerzo e impagable en la vuelta atrás para tapar y tapar cuando amenazaba el Alcorcón la segunda línea. Como Álex Corredera, al que le luce la faena tanto si encara para imaginar el gol como si pelea cualquier balón tal que le fuera la vida. Los dos simbolizan un trabajo orquestal que no desafina en la partitura que mejor ataca el Tenerife: no encajar en lo que encuentra las vías hacia la meta rival.

Fernández hizo una última apuesta tras el 0-2 con Valencia e Israel. Ganó algo de efervescencia, atinó solo con dos tiros blandos para Soriano y se dedicó entre tanto a colgarla una y otra vez al área a la espera de un remate imposible ante la eficacia del Tenerife defendiendo su campo.

Ramis movió sus piezas a tiempo para impedir fuegos indeseados, en lo que el Alcorcón convenía en que no tenía para más. Pudieron descansar los fichajes de invierno, Mellot y Aitor Sanz, regresó Moore con un cuarto de hora, le faltó chispa a Michel para ser más resolutivo y reapareció Rubén Díez de su lesión, hasta acabar el Tenerife con un 5-4-1 y Sipcic incrustado como tercer central.

(0) AD ALCORCÓN: Cristian Rivero; Laure, Rivas, David Fernández, Iván Calero (Valencia, m.58); Álex Mula (Hugo Fraile, m.76), José Ángel (Víctor García, m.89), Olabe (Moyano, m.89), Óscar Arribas; Zarfino y Borja Valle (Israel, m.58).

(2) CD TENERIFE: Soriano; Mellot (Moore, m.76), Sergio, José León, Alex Muñoz; Andrés (Mollejo, m.63), Aitor Sanz (Michel, m.63), Corredera, Bermejo; Elady (Sipcic, m.88) y Mario (Rubén Díez, m.76).

GOLES: 0-1, Álex Muñoz (m.37). 0-2, David Fernández, en propia puerta (m.50).

ÁRBITRO: Saúl Ais Reig (Comité valenciano). Amonestó a José Ángel (m.40) y a los visitantes Aitor Sanz (m.48) y Bermejo (m.51).

INCIDENCIAS: Partido de la 27ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el estadio de Santo Domingo. 2.425 espectadores, de los que unos 350 eran seguidores del CD Tenerife.

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