Adiós a Onésimo Díaz, masajista del CD Tenerife
Nos ha dejado Onésimo Díaz, un gran profesional que trabajó 23 temporadas como masajista en el CD Tenerife. Se incorporó al representativo en el año 1969, cuando García Verdugo era el entrenador y el equipo militaba en Tercera.
Atrás quedan numerosos momentos gloriosos con la entidad isleña, donde vivió varios ascensos, de Tercera a Segunda, de Segunda B a Segunda y de Segunda a Primera. Vivió las épocas de los presidentes Pepe López, José González Carrillo y Javier Pérez, abandonando el club en 1992.
Finalizada su experiencia en la entidad blanquiazul, se incorpora al Atlético Arona, dirigido en aquel entonces por José Antonio Barrios. Además del club sureño, estuvo en el Puerto Cruz, Laguna, San Andrés, San Isidro, Esperanza y Atlético Tacoronte. Incluso al final de su carrera trabajó para equipos de base como Gladiolos, Yanira o César Casariego.
En el CD Tenerife coincidió con Jorge Solari, que le incluía en la “gran familia” que el técnico argentino quería que fuese la entidad que entonces peleaba por seguir viva en Primera: “plantel de jugadores, Figue [por Figueroa, el utillero], One [por Onésimo, el masajista], el cuerpo tééééécnico, la comisión directiiiiiva, el periodiiiiismo…”.
Nos ha dejado un hombre al que las docenas y docenas de jugadores que pasaron por sus manos recuerdan con cariño, conocido por ellos mismos como “el ciencia” por su sabiduría, consecuencia sin duda de sus años y años de dedicación en la recuperación de los futbolistas. Aunque el propio Onésimo aclaró que el apodo se lo puso el técnico José Ramón Fuertes.
Por sus manos pasaron jugadores de todas las épocas: Pepe del Castillo, Lemes, Molina, Pepito, Mauro, Cabrera, Manuel “el pulga”, Juanito “el vieja”, Morales, Fernando Redondo…
Aunque los orígenes de Onésimo como masajista no están en el fútbol, sino en el boxeo. El propio Díaz explicaba hace unos años en Diario de Avisos que “Rogelio Alberto fue mi mentor. Barrera Corpas, el boxeador, estaba con Rogelio, y cuando éste salía fuera de la Isla, yo me hacía cargo del púgil, para prepararlo y salir en algunos combates. Y con esa relación fui aprendiendo, adquiriendo conocimientos”.
0