La UD aprovecha un regalo y alimenta el sueño

Vital triunfo de Las Palmas ante un rival directo por la sexta plaza, con el que confirma su puesto de playoff. El fútbol brilló por su ausencia en El Toralín, donde los grancanarios nunca habían ganado, pero tuvieron el oficio suficiente para romper la balanza.

Los pupilos de Lobera se abonan al sufrimiento, ya que por tercera vez en lo que va de temporada consiguen sacar una victoria en los instantes finales, con la que corregir el varapalo sufrido ante el Guadalajara. Thievy se sacó una jugada de mago, que con la colaboración de Santamaría hizo volar los puntos hacia Gran Canaria.

Lejos de la parálisis de la semana anterior, la ambición afloraba en los amarillos, que pronto comenzaron a poner en aprietos a Santamaría. Claudio Barragán, conocedor de las fortalezas de la UD, echó la defensa muy atrás, negando la posibilidad de contragolpe, el arma estrella de los grancanarios.

Nauzet aparecía con mucha libertad por la derecha, fruto del trabajo de Hernán en la medular, que destruía todas las acometidas de la Ponferradina. El capitán encontraba con facilidad a los rematadores de la UD, que descubrieron un filón en las jugadas a balón parado.

Deivid avisó, antes de que Thievy hiciese volar a Santamaría, en la mejor oportunidad de los canarios. El examarillo salvó a los suyos, previo a la aparición de Mariano Barbosa. En los mejores minutos de la Ponferradina volvió a emerger la figura del meta argentino, aportando serenidad a la zaga con sus interminables paradas.

Con los porteros como protagonistas el partido se convirtió en un correcalles, con pérdidas continuas de las dos partes, demostrando el miedo de ambos equipos a perder. Lobera repitió en el descanso el mismo cambió que ante el Guadalajara, retirando a un casi inadvertido Momo y dando entrada a Chrisantus, pero sin modificar el dibujo, rodando a Tato a la banda.

Las Palmas metió una marcha más al partido, arriesgando para sacar los tres puntos. Por su parte, la Ponferradina sacó tajada de esta circunstancia, llegando en muchas ocasiones al contragolpe y rondando el peligro por la meta de Barbosa, merced a la revolucionaria entrada de Wellington Silva. Samuel, otro examarillo, estuvo a punto de cambiar el rumbo del choque, pero su cabezazo no encontró portería.

Los minutos jugaban en contra de los grancanarios, que cada vez encontraban más problemas para penetrar la maraña defensiva planteada por Barragán, borrando a Tato y Vitolo del partido. Lobera incluso dio la oportunidad a Pando, ante los problemas por crear una jugada, decidiéndose por los balones largos como opción más desesperada.

Sin tiempo para la reacción apareció la pareja más determinante de la UD. Chrisantus encontró a Thievy con un pase largo, que tras deshacerse por dos veces del mismo defensor, puso un balón blando que Santamaría se tragó para regalar el partido a los canarios. Una gran jugada del delantero galo, que contó con la inestimable colaboración del meta navarro, que pasó de héroe a villano en cuestión de minutos.

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