Canarias demanda un incremento de su cuota de atún rojo a pesar de que no es capaz de pescar la que tiene asignada

Ejemplares de atún rojo en una imagen de archivo.

Iván Alejandro Hernández

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En las aguas de Canarias abunda el atún rojo, una especie muy valorada en mercados como Japón, pero los 249 pesqueros artesanales isleños no consiguen capturar toda la cuota que tiene asignada. Desde 2019, la campaña finaliza cada año desaprovechando toneladas de Thunnus thynnuss a pesar de ser crucial para el bolsillo de los pescadores del Archipiélago. Para 2023, el Gobierno de España aumenta en un 10% la cantidad de atún rojo que puede pescar en el Atlántico, el Estrecho y el Mediterráneo, hasta un total de 6.784 toneladas. Y el subsector en las islas ve con buenos ojos que las 691 toneladas extra que obtiene el Estado contribuyan a incrementar la cuota de Canarias, que se sitúa en 528.000 kilos, aunque estima que será muy complicado.

En su reunión anual, celebrada el pasado mes de noviembre, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) constató la recuperación del atún rojo. La Comisión nació en 1966 para evitar la sobrepesca de los túnidos en el siglo XX. En el caso del atún rojo, su carne es muy demandada en el mercado asiático para el sushi y el sashimi. En 1999, GreenPeace alertaba de que el número de esta especie había disminuido un 80% y, diez años después, tan solo quedaba un 15% de la población original. También tiene un alto valor ecológico, pues al estar en la cúspide de la pirámide trófica, contribuye al equilibrio en ecosistemas del Atlántico Norte, el Mediterráneo o el Golfo de México, pues el gigante marino (puede alcanzar los 3 metros de longitud y 600 kilos de peso) se alimenta de una gran variedad de peces y contribuye a mantener la cadena alimentaria. 

La ICCAT fija cada año las recomendaciones de capturas anuales de la especie que se deben aplicar en todo el planeta para realizar una pesca sostenible. En 2022, el Total de Capturas Admisibles (TAC), ascendía a 36.000 toneladas, que incrementó en la reunión celebrada este año en Vila do Lobo (Portugal) hasta las 40.570 toneladas para 2023, de las cuales, a la Unión Europea le corresponden 21.503 toneladas (el 31,5%, para España). Una vez establecida, el Gobierno central acuerda el reparto con las distintas flotas del Estado y se publica una resolución que da inicio a la campaña de pesca de atún rojo, intentando cada vez más adelantar el trámite para que pueda comenzar a principios de año.

El reparto está regulado a través del Real Decreto 46/2019 y se asigna por porcentajes fijos a un total de ocho flotas. A los barcos canarios le corresponde el 7,9% del total. Por ello, “es difícil” o directamente “imposible” que el 10% de más otorgado por la ICCAT a España vaya al Archipiélago, tal y como reconoce David Pavón, representante y portavoz de la Federación Regional de Pescadores de Canarias. Coalición Canaria ha demandado que el incremento se destine “íntegramente” a las flotas artesanales, principalmente la de las Islas, porque estima que sería la “salvación de un subsector castigado por el coronavirus y la inflación”.

Pavón respalda “a muerte” la petición del partido y considera que, si se lograra, “sería espectacular”, pero para ello habría que cambiar las bases y sin una justificación concreta, lo ve complicado. Entiende que todas las flotas españolas incluidas en el reparto querrán un aumento, pero considera que se debe priorizar a las partes menos favorecidas por anteriores acuerdos, incluyendo abrir la pesca accesoria para algún segmento de flota del norte de Estado que aún no la tiene. 

Que la cuota se destine íntegramente para Canarias será difícil, más aún porque la flota de las islas, desde 2019, solo ha sido capaz de consumir toda su cuota en 2021. En 2019, los pescadores isleños desaprovecharon 131 de las 438,5 toneladas que tenía asignadas; esto ocurrió, además, después de lograr un incremento de las posibilidades de capturas de 183 más respecto al año anterior. En 2020, se dejaron de capturar 90 de las 570 toneladas concedidas. En 2021, volvió a descender la cuota asignada a Canarias hasta las 518 toneladas y se agotaron. Para este año, Pavón recuerda que aún se puede pescar atún rojo, pero “lo más probable es que no se consuma del todo”.

“No ha sido por capacidad pesquera, sino porque la gestión de la pesquería no dio con la tecla para aprovecharla. Hay pescado, hay pescadores para cogerlo, pero hemos diseñado un plan de pesca mejorable y en los cuatro años anteriores solo se ha consumido la cantidad asignada a las islas un año”, lamenta Pavón. La razón de que el subsector pesquero canario no sea capaz de agotar toda su cuota hunde sus raíces en las negociaciones acordadas en 2019 entre el Gobierno de Canarias y la Federación Regional de Pescadores de Canarias, que entonces presidía Fernando Gutiérrez. 

En aquel entonces, la propuesta enviada a Madrid generó una brecha por primera vez entre atuneros cañeros y artesanales. No se fijó un trato diferenciado para los cañeros, dedicados exclusivamente a la captura de túnidos, y se establecieron unos límites de captura por embarcación en función de su tamaño, ya que anteriormente le tocaba lo mismo a un barco atunero de 7 metros que a uno de 32. El error fue no dejar espacio para la pesca olímpica, es decir, que todos los pesqueros pudiesen salir a faenar hasta alcanzar la cuota asignada a las Islas.

“Eso fue una propuesta que se hizo de Canarias a Madrid y Madrid aceptó, lo formalizó respetando punto por punto. ¿Qué ocurrió? Que a muchas de esas embarcaciones les tocó una cuota que ni siquiera pescó”, explica Pavón.

“De esos 249 barcos entre los que se repartió la cuota de Canarias, había algunos que estaban en garajes, que hacía cuatro años que no pescaban, que no pescan atún… gran parte de la cuota se perdió”, recuerda Pavón. En 2021 sí se consiguió cubrir el cupo asignado a las islas porque en abril se abrió para que todos los barcos pudieran pescar a la vez y en competencia, hasta alcanzar las 518 toneladas. “Y este año se hizo parecido: una parte con límite de capturas y después por cuota abierta, pero a partir del 20 de junio y en ese mes ya no hay tantos atunes rojos en las islas”, señala Pavón.

Carmelo Dorta, director general de Pesca del Gobierno de Canarias, considera que hay que repensar el modelo que tienen las Islas para capturar el atún rojo. “Si no se está gastando la cuota actualmente, igual es que al modelo de gestión habría que hacerle algunos añadidos o modificaciones para que esa cuota se agote de alguna manera”, subraya. Porque si no se gasta todo el cupo, “defender que nos den más cuota tiene su complejidad”, añade. Lo que a su juicio sí parece que está claro, es que el reparto de lo obtenido por España se destinará, en su mayoría, a las flotas artesanales, entre las que está Canarias, “pero también se encuentra la del Estrecho, que en este momento tiene una cuota muy estrecha, y parte del Mediterráneo, que también se vería beneficiada. Hay que pelearlo y ya se verá como”, indica.

El subsector pesquero está en su mayoría a favor de que haya un periodo en el que se capture el atún rojo con limitaciones para cada embarcación y que después sea olímpica, es decir, que los 249 pesqueros puedan realizar las capturas hasta agotar la cuota. “Así todos tienen opción, porque el atún rojo no entra por igual en todas las islas. Entonces, si se retrasa más la entrada por Fuerteventura, por ejemplo, que sus barcos tengan tiempo de capturarlo. Es bueno que haya un periodo al principio en el que cada uno tiene margen para coger cierta cantidad”, relata Pavón. 

El atún rojo es una especie migratoria que llega a recorrer distancias de 8.000 kilómetros en el Océano Atlántico, Mediterráneo y Mar Negro en rutas cíclicas: puede alcanzar hasta los 72 kilómetros por hora, sumergirse a a profundidades de 1.000 metros y tolerar cambios de temperatura desde los 27 a los ocho grados. El Thunnus thynnuss suele pasar por las aguas cercanas a Canarias entre marzo y principios de mayo, principalmente. El problema es que permitir la pesca olímpica en estas fechas, además de no dar tiempo a que cada uno capture su cuota con tranquilidad, tiene el añadido de hace que baje el precio de una especie que se puede vender entre los 7 y 10 euros cada kilo (las especies que se capturan en las islas rondan una media superior a los 250 kilos). “Coger mucha cuota en una semana, dos semanas o un mes es perjudicial para el pescador, porque saca menos euros a cada kilo, que además lo tiene limitado por una cuota”, explica Pavón.

Donde hay más discusión entre el subsector de las islas es en la fecha de apertura a la pesca olímpica o modalidades similares. En 2021, que se abriera en abril fue bien para la captura, pero que en 2022 haya sido a finales de junio, fue demasiado tarde, pues aunque sigue presente casi todo el año, el atún rojo cerca de las islas es mucho menor. “Este año proponíamos un periodo de parada para limpiar el mercado. Esperar para que el pescado esté a cero y después que se empiece a capturar con pesca olímpica u otro modelo distinto, como que cualquiera pueda recoger atún rojo pero con un tope por embarcación y día para que no se sature el mercado. Parece ser que lo ideal sería realizar la parada en alguna fecha pasado mediados de abril y, entre abril y mayo empezar la parte olímpica, aunque en el mar cada año es un mundo”, expone Pavón.

Sin embargo, el subsector y el Gobierno de Canarias no acaban de ponerse de acuerdo. “Tenemos una guerra todos los años contra el técnico (Víctor García, de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca) diseñador de la primera propuesta que se envió a Madrid. Y el año pasado también se empeñó en proponer junio para abrir la pesca olímpica. Nosotros queríamos otra fecha anterior. Pero al final, si el Gobierno de Canarias no nos hace caso y no hay un consenso, pues la Secretaría General de Pesca opta por la propuesta del Gobierno de Canarias”, lamenta Pavón.

En las Islas, los túnidos suponen la mayor parte de los ingresos de los pescadores, donde algunos incluso solo se dedican a estas especies. Dentro de las variedades, la más importante es la tuna (patudo en Península), cuya cuota asciende a alrededor de 2.500 de toneladas en Canarias, junto al atún listado. Pero “el atún rojo es cada vez más importante; de hecho empieza a ser crucial, más aún cuando tenemos un montón de problemas con la tuna o el atún listado o bonito, que cada vez pasa menos por las aguas canarias. Para muchas embarcaciones, el atún rojo es la base y dentro de la polivalencia que necesitan para subsistir, al no tener tuna ni bonito, el atún rojo es muy importante en el primer semestre del año”, remarca Pavón.

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